lunes, 6 de agosto de 2012

Hoy regresa Alberto Contador.



Su teléfonó móvil dispara mensajes de agradecimiento. Una breve respuesta a la multitud de apoyos recibidos durante la angosta travesía por un túnel que ahora finaliza. Alberto Contador renace después de seis meses de ostracismo. Hoy vuelve a la actividad profesional tras cumplir el surrealista laudo dictado por el Tribunal del Arbitraje (TAS) el pasado febrero, que le impuso un castigo de dos años sin estar convencido de lo que realmente provocó el positivo por clembuterol. 

Una pena con carácter retroactivo, por lo que sólo ha estado apartado de la competición durante medio año. Una sanción muy bien planificada. El madrileño retorna días después de la finalización de las pruebas de ciclismo en ruta de los Juegos Olímpicos de Londres y desprendido de los títulos cosechados a partir del maldito control antidopaje realizado en Pau, en la segunda jornada de descanso de Tour de Francia de 2010. El pinteño resucita en el Eneco Tour, prueba de tercer nivel que discurre por Holanda y Bélgica. Un test con doble valor: afinar su preparación para Vuelta a España (arranca en Pamplona el día 18) e inspeccionar parte del trazado del próximo Mundial, donde espera asistir, eso sí, con el permiso del seleccionador José Luis de Santos. Contador será una de las principales atracciones de la ronda que finaliza el domingo. 


Hoy se reencuentra con su hábitat natural. Atrás quedan las noches de insomnio, los impulsos por dejar el ciclismo, las presiones de la UCI y del AMA, el tormento de las vistas del TAS, presididas por Efraim Barak, jurista con caballerosos modales que firmó una sentencia plagada de lagunas e incertidumbres que hubiera sido recurrida en cualquier juicio extradeportivo. Cuestión de presunción de inocencia. 
«Ciertas cosas te quitan la ilusión que tenía hace ocho años. También te hace madurar y ver el ciclismo como una parte de mi vida, pero no como toda mi vida», reconoció ayer en rueda de prensa. «Han sido seis meses difíciles que recordaré siempre. No he querido estar parado, he cambiado de lugares de entrenamiento, ha habido días de tener más ganas y otros de menos, pero estoy igual de cansado que otros años por estas fechas porque he entrenado mucho para llegar bien aquí», explicó, para recordar también su disconformidad con el sistema impuesto en su deporte: «Creo en los controles. He pasado varios controles durante estos últimos meses, pero es cierto que también habría que cambiar ciertas cosas que son mejorables y para las que habría que buscar soluciones. Esta normativa está obsoleta y todos los responsables lo saben, pero no hacen nada por cambiarla». 


Contador ha estado excluido del escaparate competitivo, pero eso no significa que haya estado alejado de foco informativo. Al contario. Se ha convertido en el único corredor en activo que ha firmado contratos de patrocinio sin correr una prueba. Una marca de colchones le organizó en primavera un singular reto: completar en solitario la etapa Pau-Tourmalet (174 kilómetros), aquella que se disputó después del positivo por clembuterol. Renovó también contrato con Saxo Bank. Y, cómo no, se sometió a numerosos controles antidopaje, a principios de julio pasó dos en ocho horas, primero con la UCI y luego con el AMA. 
No ha descuidado su preparación. Diariamente se ha entrenado por el sur y la sierra de Madrid junto a su hermano Fran y su inseparable compañero Jesús Hernández. Se ha concentrado en Sierra Nevada y ha inspeccionado las principales etapas de la Vuelta a España. 


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