martes, 10 de diciembre de 2013

Balón de oro para Cristiano, Messi o Ribéry


Si hablamos de un premio individual para un deporte colectivo, hablamos, para empezar, de un premio imperfecto. Ni Cristiano, ni Messi, ni Ribéry, proclamados por la FIFA como los finalistas del Balón de Oro, lo serían por sus actuaciones con Portugal, Argentina o Francia, respectivamente, dos de ellas llegadas al Mundial de Brasil con apuros.

Ni siquiera el hat trick de Cristiano en Suecia puede entenderse como la razón de peso de su candidatura, sino como la guinda de una colosal obra goleadora en el Madrid, ya 226 tantos en 217 partidos oficiales. De blanco, sin embargo, le faltan los títulos de calado, la Champions, a la que hoy regresa, en Copenhague, después de un descanso preventivo. 

Sólo cuando la conquistó, con el Manchester United, levantó el trofeo, en 2008, antes de dar paso al califato de Messi, futbolista que resolvía todas las imperfecciones: era el mejor en el mejor contexto y con los mejores títulos. A esa altura, cualquier descenso provoca el pánico, por lo que la cotización del argentino no sólo se resiente por su lesión, también por las sensaciones que emite el contexto. 

Es lo justo. Por esa razón Cristiano se pregunta si ha llegado el momento de volver a levantar un trofeo que desea tanto como los demás, pero sin poner puertas a su ego. Messi no es tan distinto, sólo que donde el argentino implosiona, Cristiano explota. 

El año en que ganó el madridista, Torres fue tercero. Desde entonces, siempre ha habido un español, Xavi o Iniesta, o ambos, hasta esta edición. Se incorpora en esta ocasión Cara Cortada Ribéry, futbolista que ejemplifica al gran Bayern Múnich, campeón de los tres títulos la temporada pasada. En lo individual, está por debajo del portugués o el argentino, capaces de jugar el partido de sus equipos y el suyo propio, y no tiene una relación tan clara con el elemento que más decanta el Balón de Oro: el gol. 

Si el premio ponderara los títulos, la candidatura de Ribéry sería clara, pero el voto obedece a criterios personales, sin condicionantes, en un jurado que fusiona seleccionadores, capitanes y periodistas, producto de la compra del premio a la revista France Football por parte de la FIFA, en 2010. La tendencia es que, cuanto más próximos son los votantes al fútbol europeo, más peso tienen las conquistas colectivas. 

Iniesta fue mejor jugador de la UEFA en 2010, el año del Mundial de España, pero perdió el Balón de Oro ante Messi. Cristiano, entonces entre los cinco nominados, se preguntaba al acabar la gala en Zúrich de qué servía ganar títulos. Quizás por esa razón se observa como menos favorito de lo que cree el entorno del Madrid y señalan las apuestas. Ayer, tras el anuncio, era el favorito para Betfair. 

Ribéry está en una situación similar a la de Iniesta, puesto que ha sido nombrado mejor jugador de Europa de la pasada temporada. Michel Platini, presidente de la UEFA, aspirante a la FIFA y compatriota del delantero, ha dicho que debería pesar que lo haya ganado todo, de la misma forma que ha lamentado que ningún español haya levantado el trofeo en el gran ciclo del Barça y la selección. Incluso Joseph Blatter lo ha hecho en la intimidad, una forma de admitir las imperfecciones del premio. 

A ellas ha contribuido, y de qué forma, al ampliar el plazo de votación, cuando ya estaba cerrada, para que alcanzara a la resolución de los partidos de repesca, con dos de los candidatos inmersos en el trance. Lo que algunos círculos interpretaron como una maniobra de apoyo a los intereses de Cristiano, pudo ser, en cambio, una forma de intentar reparar los efectos de su salida de tono, al imitar al portugués en una charla con universitarios. 
El jugador le respondió en el Bernabéu, tras un gol, al realizar el saludo militar, y es que Blatter lo había comparado con un comandante, siempre tenso. Cristiano no se ha pronunciado acerca de si acudirá o no a la gala, el 13 de enero en Zúrich, pero todo indica que lo hará si tiene la certeza de que es el ganador. 

Hoy no la tiene. En otras ocasiones, se quejó por no haber sentido el apoyo del Madrid como lo tenía Messi por parte del Barcelona. Esta vez es diferente. Renovado su contrato y aplaudido en el Bernabéu, el club se ha puesto manos a la obra en la propaganda. 

Es algo que han hecho todos los equipos y sus entornos, porque entienden que aumenta el ánimo de sus estrellas y también el valor de sus activos. Pep Guardiola, el entrenador que disfrutó del mejor Messi, ha dicho que los merecimientos señalan a Ribéry, y lo mismo ha hecho Carlo Ancelotti con su jugador. 

A Messi y Cristiano los ven en el mundo más personas, y votantes, que al francés, dada la menor penetración televisiva de la Bundesliga, hecho que supone un condicionante más para un premio impredecible, sobre todo, por imperfecto.

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