miércoles, 5 de septiembre de 2012

Cristiano Ronaldo se aisla



En 2012, para un tipo solitario, aislado, el cauce natural de expresión son las redes sociales. Cumpliendo la lógica, ayer Cristiano Ronaldo, 48 horas después de soliviantar a todo el Real Madrid con su tristeza publicada, usó Twitter y Facebook para hablar. Poco antes de las 21.00 horas, el portugués emitió un comunicado donde, pese a que el origen real de sus palabras del domingo es un retraso en la renovación de su contrato, con el que pretende ganar más dinero, negaba que su estado de ánimo responda a una cuestión económica. Eso sí, no aportaba ningún motivo. El misterio sigue. «Me siento triste y, al expresarlo, se ha creado un gran revuelo. He sido acusado de querer más dinero, pero algún día se demostrará que no es así. Sólo quiero garantizar a los fans del Real Madrid que mi motivación, mi dedicación y mi deseo de ganar todas las competiciones no se verán afectados. Tengo demasiado respeto por mí y por el Real Madrid como para dar menos de lo que soy capaz. Abrazos to all madridistas». 

Unas palabras impresas, unas líneas y, de nuevo, el silencio del divo. Porque hay pocas dudas acerca de la asumida condición de divo del jugador portugués, de su necesidad constante de ser querido que no colman los aplausos, ni los goles, y de la falta de control sobre la repercusión de sus acciones. Con independencia de las peticiones económicas, legítimas, circunstanciales y que corresponden a una negociación entre empleado y club, es evidente que las repetidas actuaciones de Cristiano en busca de reconocimiento responden a variables de orden afectivo, en opinión de algunos psicólogos consultados por este periódico. 
En esa coyuntura, hasta una prórroga en el proceso de una renovación, algo perfectamente normal, puede ser interpretada por el afectado como una falta de consideración. Suele suceder en personajes que, a pesar de estar rodeados por centenares de personas, se encierran en sí mismos, se refugian en su solitud y pierden la perspectiva. 

Su casa en Madrid

Algunos detalles sobre la vida de Cristiano en Madrid, a los que ha tenido acceso este periódico, apuntan hacia esa soledad del divo. El jugador solía acudir a un restaurante vasco cerca de su residencia, en la urbanización de la Finca, a las afueras de la ciudad. Al poco tiempo, decidió solicitar al dueño que le llevara la comida a casa para evitar el asedio de los aficionados. En el cuadro técnico del Madrid llegaron a mostrar preocupación porque el futbolista se lesionara solo, dado que había instalado un gimnasio en su domicilio, en el que se pasaba las tardes enteras, entre pesas y sesiones de abdominales. 

Otro testigo sitúa a Cristiano en un acto del mundo de la moda al que acude para acompañar a su novia, Irina Shayk. Al descubrir que acapara toda la atención, el jugador habría pedido una sala para aislarse hasta la conclusión. Recientemente, decidió asistir junto a la modelo rusa a una representación del musical El Rey León, en el Teatro Lope de Vega, en la capital. Entró cuando la sala ya estaba a oscuras, con una gorra y la mirada baja, pero fue reconocido rápidamente. Tuvo que pedir repetidamente que no le hicieran fotos y, en el descanso, la pareja abandonó la platea a la carrera. En la segunda parte del musical, sus sillones estaban vacíos. Para los psicólogos, algunos de los patrones de conducta podrían ser coincidentes con los de un trastorno narcisista de la personalidad, que se caracteriza, fundamentalmente, por la exigencia de una admiración excesiva, expresada de forma soberbia y arrogante. 

Ronaldo e Irina

Nada de lo que pide es excesivo para la percepción de Cristiano, pero la distorsión mina profundamente el sentido de equipo. La consecuencia es que a su aislamiento exterior se añade el del vestuario. A los futbolistas españoles, además, no les gustó su actitud en las semifinales de la Eurocopa, frente a otros como Pepe que, concluido el partido, entró en el vestuario de España a felicitar a Del Bosque y sus internacionales. 

El Madrid ha asistido estupefacto al estallido de su estrella. A pesar de que crea que sus palabras se deben a un enfado por el retraso en una renovación, sea por la fórmula fiscal después de la Ley Beckham o porque el portugués tiene contrato hasta 2015, la preocupación por la hipersensibilidad de su jugador franquicia aumentó. 

Cristiano observa lo que de Leo Messi dicen todos sus compañeros y entrenadores, y ello le produce mayor contrariedad. Probablemente, la gestión de los apetitos de Messi, incluida la renovación de su acompañante Pinto, ha sido más eficaz que en el caso del portugués. Desde que Cristiano dejó Madeira para ir a la cantera del Sporting de Portugal, nada fue fácil. Para empezar, se mofaban de su acento. Posiblemente, ello alimentó su lucha contra todos, pero dejó sin resolver la que cualquiera libra consigo mismo.

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