Contador aguanta
Retorciéndose sobre paredes de cemento áspero. Sin perder la compostura por el envite desesperado de un rival admirable. Alberto Contador, con inteligencia, sin cebarse con el acoso de Purito Rodríguez, administra el esfuerzo para no agotar las energías, para no claudicar en las rampas de la Bola del Mundo, el último escalón antes del homenaje en Madrid. En los dos últimos kilómetros del monte coronado por dos antenas de televisión que parecen dos cohetes listos para despegar se rubrica otra intensa página de una Vuelta espléndida. Purito se agarra al hormigón y acelera a golpe de riñones para descolgar a Valverde. Balancea su bicicleta sin sentarse, sin mirar atrás. Contador aguanta, boquea y regula el ritmo en rampas del 20% de desnivel. No se obsesiona con el arreón del barcelonés y decide subir a ritmo. Ligero, sin chepazos.
Por detrás, Valverde pierde comba. La segunda plaza peligra. Emoción para una jornada que arrancó anodina, con una fuga de una veintena de corredores. Adiós a un ataque lejano para castigar a Contador. Purito asciende por un callejón estrecho, con pavimento descarnado y aficionados locos por empujarle, por tocarle. Trepa para distanciar al murciano, para inquietar al madrileño y, sobre todo, por orgullo. Maldito día de descanso en Comillas. Pelea por fe, para demostrar a todos que merece más que la tercera plaza del podio. Un ataque soberbio, pero también para la galería. Aprieta el manillar con rabia, con la impotencia de saber que no dispone del margen necesario para culminar su reto.
A lo lejos, con la distancia justa, le observan Contador y Valverde. Ambos tiran de calculadora y ninguno pierde los nervios ante la tortura padecida en unas rampas criminales. El líder, con un amplio colchón de segundos, administra la renta como un experimentado gestor. El baluarte del Movistar se exprime y supera al madrileño. Va de menos a más y al final, sólo cede 25 segundos. Contador pierde 44. Sin cambios en la general.
Purito llega a la cima muerto, con el resto, y en la misma línea de meta es recogido por los auxiliares del equipo. Fin del suplicio presenciado por miles de aficionados y cicloturistas que antes de la llegada de los protagonista soportaron una persistente lluvia, truenos y relámpagos.
Sol en Madrid y Segovia. Un espectáculo sin un metro libre en los arcenes de la carretera de Navacerrada. Aparcamientos colapsados, bocadillos y cervezas agotados en los bares y cafeterías. La Vuelta, adecuada réplica del Tour. Purito es el noveno de una jornada que careció de la épica de anteriores citas, pero grabada a fuego para Denis Menchov. El ruso, gregario del catalán, escondido durante toda la Vuelta, se impone en la emblemática cima después de aprovecharse de la fuga nacida poco después del banderazo de salida y de derrotar en el último suspiro a Richie Porte, su compañero de escalada en la Bola del Mundo.
En la escapada buena también hubo gente de primer nivel: Cobo, Bouet, Montaguti, Kessiakoff, Seeldraeyers, Lodewyck, De la Fuente, Duque, Sicard, Peterson, Ignatyev, Kostyuk, Capecchi, De Weert, Steegmans, Vlarke, Machado y Geschke.
Euskaltel, buscando el triunfo de Igor Antón, colaboró con Saxo Bank en una captura que nunca llegó. Como tampoco fructificó la última embestida de Purito. Hoy, fiesta en Madrid con el renacido Contador en la cúspide de un podio ganado en una edición hermosa de la Vuelta.
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