Mou se va porque necesita irse a otro club
Bajo la espesa bruma del adiós de Mourinho palpitaban más historias ayer en la intensa tarde del Bernabéu. Rascando apenas salían emociones diferentes, tan sentidas también como las del portugués, limpias algunas, manchadas de rencor otras, muchas preñadas de nostalgia. Fin de ciclo para el entrenador y algunos jugadores, de mudanza ya. Gonzalo Higuaín puso verbo a su cantada salida del Real Madrid. Como Mourinho, el argentino se marcha cansado del club blanco. «Me voy del Real Madrid. Son siete años aquí y la decisión está tomada con tranquilidad, no es una calentura. No hay enfado, necesito irme a otro club y listo. Aquí nunca me regalaron nada, siempre he tenido que pelear a morir. Vine por 12 millones y me venderán por más», anunció.
El Pipa entró a trompicones en el invierno de 2006 de la mano de Fernando Gago, ambos jóvenes y con mucho que demostrar. El delantero tuvo que pelear con rabia para ganarse el pan cada año. A golpe de riñón fue acumulando goles (ayer hizo el 100 en la Liga) y etiquetas, algunas buenas y otras no tanto. Una de las positivas fue su perfil salvador, con goles milagrosos en remontadas alocadas, con el Madrid buscando títulos de Liga imposibles. Reventó Chamartín con un 4-3 extremo al Espanyol en el camino al título de 2006. Y también cantó el alirón de 2007 gracias a un zapatazo en El Sadar. Pero tras los arreones, siempre le acompañó la sombra del fallo, a pesar de los 121 tantos en siete años.
Ya el pasado verano estuvo a punto de abandonar el club, pero escuchó las peticiones de su entrenador y de los compañeros, fanáticos del ritmo que siempre puso en el vestuario, el más bromista. Mourinho le convenció para seguir en el particular duelo con Benzema. Sin embargo, este año Higuaín dijo basta. La noche contra el Borussia firmó su final en el Madrid. Una de sus ocasiones desperdiciadas en el inicio del encuentro quedó grabada en la memoria de la afición, que desde entonces le ha dedicado silbidos. Otro fallo ante Courtois en al prórroga de la final de Copa le sentenció definitivamente. Entendió que era el momento del cambio, con la Juventus esperando.
Ayer arrastró su pesadumbre sin disimulo y abandonó el césped en el último lugar, esperando una merecida ovación que el Bernabéu no recordó dedicarle. Tampoco hubo un gesto para Essien o Carvalho, también de despedida porque Mourinho acaparaba toda la atención. Uno de sus más fieles soldados, Álvaro Arbeloa, levantó la voz. En las redes sociales fue de los pocos de la plantilla –junto Callejón o la mujer de Diego López– en dejar un mensaje de agradecimiento al cuerpo técnico. Después fue crítico con su propio vestuario: «Muchos nos preocupábamos de que no nos pusieran mal en la prensa, de tener una buena imagen. Quizá a este vestuario le falte madurez en ciertos momentos»,
«Creo que Mourinho se ha partido la cara por este club y se la han partido también por este club. Ha sido un entrenador que ha pensado siempre antes en el Real Madrid que en él mismo. Muchas veces eso le ha perjudicado a su imagen y no sé si alguien en este club, incluidos jugadores, podemos decir lo mismo. Empezando por mí, miro primero por mí, quiero que me vayan bien las cosas a mí y luego al club. Como yo, igual mucha gente», reconoció. «Es una pena que no se puedan conseguir más títulos. Se hace raro que quizá con la mejor plantilla que ha tenido, haya sido el sitio donde menos cosas ha ganado», lamentó.
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