Auri Bokesa clasificada para los Juegos Olímpicos de Londres.
A Aauri Bokesa el talento natural para los deportes, en plural, le brotó por sí solo. Hasta tal punto, que el primer día que probó, de pura casualidad, con el atletismo era tan buena que puso en duda su enorme proyección en el baloncesto. Entre canastas se formó hasta llegar a ser internacional con España en todas las categorías inferiores, pero en los Juegos de Londres vestirá la camiseta roja en los 400 metros lisos.
Aauri aún echa de menos a sus compañeras del Estudiantes, los vínculos que crea el espíritu colectivo del baloncesto, «mi deporte de siempre», según confiesa desde su residencia, la Blume de Madrid, todavía sin poder quitarse la sonrisa de su cara por la clasificación olímpica lograda el pasado sábado in extremis, en el Meeting de Madrid, con una marca de 52.23 segundos, su récord personal y la quinta mejor española de la historia. Hace dos años se decantó definitivamente por el tartán y ahora empieza a recoger los frutos.
Las razones van más allá de los gustos personales, porque con un balón botando -salió de la cantera del Fuenlabrada y jugó en la máxima categoría con el Estudiantes- emerge la diversión, mientras que el atletismo tiene más que ver con el sufrimiento, más en la vuelta a la pista, una de las especialidades más exigentes. Así lo explica ella: «El baloncesto no deja de ser un juego. Aunque se entrene más horas, es divertido. Corriendo se sufre. Por ejemplo, nunca había experimentado la sensación de ir láctica». Aunque, poco a poco, y con una buena dosis de humor, va encontrando alicientes. «En el fondo tiene algo que engancha. A veces, creo que me lo he pasado un poco bien», bromea. Eso sí, nada peor que los nervios previos a una carrera, al combate contra uno mismo, terra ignota para ella cuando jugaba de alero y siempre había varias compañeras con la que compartir las penas y alegrías de la batalla.
El caso es que lo de practicar los dos deportes a la vez -en invierno el basket, en verano el atletismo-, acabó por perjudicarle en ambos, pues el tiempo que le dedicaba a uno «se lo restaba al otro». Después de un fenomenal bautismo en 2009 ganando el campeonato de España absoluto, comenzó a estancarse. Y llegó la hora de decidir. «No fue sencillo», incluso en un principio no fue definitivo. Siempre soñó con volver, con imitar a Marion Jones, uno de sus referentes, camino similar: en sus inicios campeona universitaria de basket con North Carolina, luego polémica estrella del atletismo y, desde 2009, jugadora de la WNBA. O a Carlota Castrejana, parte de la selección femenina de baloncesto en Barcelona'92 y luego fue campeona de España y de Europa de triple salto.
«En baloncesto estaba complicado ser olímpica, porque no llegué a jugar en la selección absoluta. Todo deportista sueña con unos Juegos y el atletismo me da la oportunidad», confiesa la madrileña de padres africanos. Desde hace dos veranos centrada exclusivamente en el tartán, ahora en el club Valencia Terra i Mar, esta gacela de 183 centímetros y de sólo 23 años, alcanzó su primer gran sueño. Es consciente que a Londres -compite el día 3 de agosto- acudirá «a disfrutar y a aprender», que incluso sería casi un milagro superar la primera ronda, pero verse rodeada de los mejores deportistas del mundo, de sus ídolos -«Nadal, Kobe Bryant, Rudy Fernández...»-, compensa de sobra las horas empleadas en entrenamientos que apenas la dejan tiempo para su otra ocupación, la universitaria, pues estudia Trabajo Social.
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