Jordi Alba ya es del Barcelona.
«Vuelvo a casa con mi familia, con mi gente». Ésa es la lectura que Jordi Alba hace de su fichaje por el FC Barcelona. De momento, nada más. Quizá sea porque no es lo más importante que le ha ocurrido en la última semana. Con lo que soñaba desde hace meses ha perdido algo de valor. A sus 23 años, cerró una brillante Eurocopa con un gol en la final ante Italia y, sin apenas descanso, se prepara para pelear el oro olímpico en Londres. Sólo hay algo que vence a eso: volver a Hospitalet como el hijo pródigo. El chico del extrarradio que emigró para crecer vuelve con un palmarés envidiable y todo el futuro por delante.
Mucho tendrá que agradecer su familia a la Virgen de la Cabeza, patrona de Andújar (Jaén), de cuya hermandad en la localidad catalana es cofrade toda la familia Alba: Miguel, María José y David. En su santuario luce una camiseta del Valencia con el dorsal del futbolista y una sentida dedicatoria. El presidente de la hermandad, desveló ayer que incluso se llevó una pequeña imagen de la Virgen a la concentración de la selección.
Si algo marca el carácter de Jordi Alba es que no se olvida de los suyos, ni de sus raíces cordobesas. Si bien nunca ha mostrado sus creencias en público, ha hecho gala de su devoción por las rumbas y por la voz quebrada del Selu, el alma de El Barrio. Supersticiones sí tiene y se vieron durante la Eurocopa: siempre da tres saltos antes de pisar por primera vez el terreno de juego y cuatro antes de volver en la segunda parte. Le templa los nervios.
No podrá evitar sentirlos el jueves, cuando se ponga por primera vez la camiseta del Barça. Sus colegas lo saben. «Le ha costado llegar hasta donde está, pero confía mucho en sí mismo y es constante», comenta Ángel Dealbert, uno de sus mejores amigos en el vestuario del Valencia.
Si hay otra cualidad en Jordi es que sabe ser agradecido. Ayer lo demostró despidiéndose del valencianismo. «Vine con 18 años y lo dejé todo, pero ha valido la pena. Estaré agradecido eternamente a este club que me ha permitido ser el jugador que soy», dijo ayer el lateral, que lo es por «culpa» de Unai Emery. «Lo ha sido todo. Cuando empecé de lateral le caían muchas críticas, pero el cambio de posición me ha llevado a la selección. Él ha sido clave, un entrenador trabajador que me ha marcado con su confianza», aseguró.
Si no es rencoroso con el Barça -«no me planteo si me echaron, sólo que vuelvo a casa», insistió-, tampoco lo es con Luis Milla, que el año pasado le dejó con la miel en los labios al no llevarle al Europeo Sub'21 y ahora le dará la titularidad en los Juegos de Londres. Ni se planteó decir no por cansancio. «Soy joven y me veo capacitado para aguantar», dijo. Chico tenaz.
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