viernes, 10 de mayo de 2013

El Getafe consigue frenar a la Real



No hay rachas sin calidad, no las hay tampoco sin una pizca de suerte. La Real se vio desprovista ayer de esos dos atributos, vitales para convertir lo extraordinario –ganar cada domingo– en algo normal. No perdían los donostiarras desde su visita al Santiago Bernabéu, el día de Reyes. Exactamente cuatro meses después, el Getafe puso fin a esa racha estratosférica que devolverá a los donostiarras a Europa la próxima temporada. Luis García le dio una lección táctica a Montanier. La presión asfixiante que propuso el técnico azulón anuló los argumentos del cuarto clasificado de la Liga. Le obligó a precipitarse y a cometer errores, que son los pecados más graves que puede cometer un equipo de fútbol. 

Comenzó vigorosa la Real, con el mismo comportamiento que viene mostrando en jornadas pretéritas, nada penalizada por las bajas de su metrónomo, Illarramendi, y su cofre de sabiduría, Xabi Prieto. Con la fugacidad habitual, Carlos Vela adelantó enseguida al bloque donostiarra. Zurutuza, desde la banda izquierda, centró con el exterior de su pie derecho cuando la lógica dictaba un nuevo pase en corto. El mexicano, pillo y certero, se coló entre los zagueros para batir con un gran remate de cabeza cruzado a Moyá. 

La presión azulona moderada en los primeros minutos, se maximizó con el paso del tiempo, obligando a la Real a precipitarse en sus acciones ofensivas y generando nervios atrás. El ejemplo más palmario de esta dinámica fue la jugada que propició el empate de los madrileños. Markel, apretado por los delanteros rivales, puso un extraño pase atrás desde la banda al punto intermedio entre Mikel e Iñigo Martínez. Pedro León, atento y rápido, apareció por ese surco para fusilar a Bravo sin piedad. 

Le entraron las dudas a la Real, incapaz de desarrollar su propuesta con comodidad. Fueron minutos de fogueo, pues ni la Real materializaba sus jugadas, ni el Getafe tenía las cosas claras en ataque. De modo que el siguiente gol llegó como el anterior, con un error txuriurdin, de Bravo en este caso, que despejó al frente un chut de Lafita para que Barrada la batiera con facilidad. Mientras al Getafe le aguantó el físico, la Real fue incapaz de proponer un fútbol que le beneficiara. Conforme el esfuerzo fue dañando a los madrileños, el conjunto guipuzcoano fue ganando terreno y posesión, pero sin la claridad de ideas necesaria. Un buen centro del Chory al que no llegaron Vela y Agirretxe y una volea de Griezmann fueron las ocasiones más claras. El resto, fuegos de artificio. Algún día tenía que llegar. El encargado de frenar a los donostiarras fue un Getafe que nunca perdió la fe.

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