viernes, 2 de marzo de 2012

Ricky Rubio ``es mi culpa y no hay nada más que hablar´´


Cuando Sergio Rodríguez y Rudy Fernández formaban una entente dinámica en los Portland Trailblazers no eran motivo de tanta loa ni displicencia. Aquella primera vez, en un partido de pretemporada contra Los Angeles Clippers, se sentaron juntos y tranquilos en un rincón del vestuario visitante, sin asedio alguno. No fue el caso de Ricky Rubio a su paso por Los Ángeles, un fenómeno que ha irrumpido con fuerza en la esfera de la NBA desde sus primeros compases.

Sergio y Rudy

Con los pies enterrados en un cubo con hielos, se sacó de encima como pudo a los periodistas estadounidenses y alcanzó a responder preguntas en español antes de meterse a toda pastilla en la ducha para no perder el autobús. A sus 21 años y con sólo dos meses de competición en la NBA, ya es la referencia indiscutible de los Minnesota Timberwolves, un equipo joven con opciones de meter la cabeza en los playoffs. 

Pero queda mucho por hacer y lo sabe. Hubiera sido un sueño mostrar sus credenciales en su primera visita oficial a una cancha como la de los Lakers, demostrar que es una firme alternativa al estrellato de Pau Gasol en la mejor liga del mundo, pero se estrelló sin remedio contra el enmascarado Kobe -a causa del golpe que sufrió de Dwyane Wade en el All Star- y compañía en una de sus tardes más grises en EEUU. 



«Traté de controlar el partido pero no lo hice», admitió Rubio en un ejercicio de autocrítica severo. «Es mi culpa y no hay nada más que hablar», valorando la derrota (104-85) ante los ex campeones, en la que no participó el lesionado Kevin Love. «Los Lakers son duros y una de las mejores defensas. Espero tener oportunidades más adelante para mostrar lo que valgo en una cancha como ésta». 

En el otro vestuario, uno mucho más curtido que el de El Masnou, con dos anillos encima y unas cuantas batallas ganadas, le echó un capote al rookie pese a su mal partido con tres puntos y seis asistencias. «Es un jugador con mucho talento y mucho camino por delante», comentó Gasol. «Estoy muy contento por él por lo que está consiguiendo. Que siga así». Pero advierte que debe «seguir trabajando para mantener ese nivel de forma consistente». 

Eso en lo que a temas ajenos se refiere, antes de meterse con los propios, que son variados y espinosos. Con su futuro sin resolver y con la fecha del 15 de marzo en el horizonte como el límite para ser traspasado -o no- a otro equipo, el de Sant Boi de Llobregat dijo estar sereno y a la espera. «Ya estoy acostumbrado a todos los rumores y sólo espero. Si sucede algo sucederá y adelante con ello, y si no, aquí estaremos. No tengo ninguna sensación al respecto. Me limitaré a pasármelo lo mejor posible e intentar ayudar al equipo a ganar partidos, que es lo que mejor sé hacer». 

Ricky


Si se queda, aún cree que tienen posibilidades de dar guerra por el título, pese al escepticismo de muchos y de su marcha irregular este año, con 21 victorias y 14 derrotas (ahora mismo son cuartos en el Oeste). «Tenemos oportunidades», dijo el pívot catalán. «Se luchará al máximo y si llega un equipo que juega mejor, pues mala suerte. Pero hay gente de mucha experiencia y el bloque es parecido al que estaba cuando conseguimos los títulos. Hay que ir partido a partido y ver qué pasa».

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