Esta noche Barcelona-Chelsea.
El éxito en el fútbol es demasiado efímero como para seguir viviendo de éxitos para nada pretéritos. Poco importa que el Barcelona haya conseguido ya tres títulos esta temporada (Supercopa de Europa y de España, y Mundial de Clubes) o que vaya a jugar la final de la Copa del Rey contra el Athletic el mes que viene.
La valoración de su temporada, una vez dejado escapar el campeonato de Liga ante el Real Madrid, dependerá en buena medida de lo que ocurra esta noche en el Camp Nou frente al Chelsea, última frontera antes de la final de la Champions en Múnich. Choque que exige remontar un resultado tan peliagudo como el 1-0 de Stamford Bridge, y en el que el equipo azulgrana tendrá que corregir varios de los problemas que han convulsionado a la entidad en los últimos días.
Ya sea la enfermiza dependencia de un Messi que no entrenó el domingo por una «indisposición» de la que nadie informó, ya sea el desencuentro de Guardiola con Piqué, ya sean las disfunciones tácticas en el pasado clásico.
Las últimas suplencias de Geri, especialmente las dos últimas ante el Chelsea y el Real Madrid, han agitado al grupo en las últimas horas, consciente de que la situación compromete la estabilidad de la plantilla, tanto a nivel personal como deportivo.
En cualquier caso, y sobre todo después de la dolorosa derrota frente al equipo de Mourinho, todo apunta a que Guardiola buscará la redención, la suya y la de su equipo, retomando algunas de las señas de identidad que se han ido perdiendo. El primer paso sería recuperar piezas a priori imprescindibles (el propio Piqué, Cesc o Alexis opositan a volver al once), para acabar dejando las piruetas tácticas esta vez en barbecho. El propio Guardiola aportó ayer la clave: «Es la hora de los jugadores, señores».
Habrá que ver si Piqué forma parte de ese grupo. Ayer, tanto Guardiola como el central intentaron darse una tregua, al menos mediática, con declaraciones de amor por separado. Al técnico azulgrana se le entendió todo: «Gerard tiene una vida muy plena, con inquietudes que van más allá del fútbol. Hay jugadores que sólo tienen el fútbol en su cabeza, y éste no sería el caso. Pero yo no estoy aquí para decidir que [Piqué] haga esto o lo otro; o para decir si tiene que salir o no. Es un chico alegre y lo quiero así, como es, como ha sido siempre. Porque no ha cambiado desde que era un crío».
Tampoco echó leña al fuego Piqué. Al contrario. «Mi relación con Pep es muy buena. Hablamos mucho, más de lo que la gente piensa. Él, simplemente, toma decisiones deportivas. Al míster le pagan para que lo haga. Pero no creo que sea importante si juego frente al Chelsea o no. Soy del Barça desde que nací. ¡Mi abuelo me hizo socio! Lo importante es pasar a la final», dijo el defensa en un elaborado discurso repleto de sentimiento y zanjado a su manera: «Pep me da mucha caña. Pero me gusta».
La rueda de prensa de Guardiola poco tuvo que ver con las vistas en los últimos años. Al entrenador azulgrana no le importó dirigirse directamente a los periodistas para expresar su descontento por las críticas publicadas por su planteamiento en el clásico. Para ello, empleó un discurso crudo y guerrillero que remitió a tiempos pasados. «Yo no le debo nada a nadie. A mí me han colocado las juntas directivas, no ustedes [refiriéndose a los informadores presentes en la sala de prensa del Camp Nou]. Me han dado la libertad para que elija a los jugadores que deben jugar. Como Tello, por ejemplo. Si quieren atacar, que me ataquen a mí o a los veteranos, no a Cristian, que jugó que te cagas. O a Thiago, que estuvo enorme. No habéis sido buenos [dirigiéndose a la platea]».
No lo está pasando bien Guardiola con esta nueva situación que le está tocando vivir. Mientras volvía a cerrar con su clásico «hoy no toca» las preguntas acerca de una renovación que sigue maniatando a la entidad, enfocaba su mirada hacia una nebulosa indeterminada para insistir en su malestar. «Sé que hay un cierto deseo de que no pasemos», soltó el técnico, sin especificar exactamente a quién se refería.
Los partidos sin retorno invitan a climas cargados. Sobre todo cuando aguarda un Chelsea que amenaza con plantar a diez hombres frente a su área. La fe mueve montañas, dicen. Y Guardiola se aplica el cuento: «Déjenme pensar que pasaremos. Avalado por la fe indestructible en estos jugadores, no tengo dudas de que iremos a Múnich».
ALINEACIONES
Barcelona: Valdés; Dani Alves, Piqué, Mascherano, Puyol; S. Busquets, Xavi, Cesc; Alexis, Messi e Iniesta.
Chelsea: Cech; Ivanovic, Terry, Cahill, Cole; Obi Mikel, Lampard, Ramires, Meireles, Mata; Drogba o Torres.
Árbitro: Çuneyt Çakir (TUR).
Camp Nou: 20.45 h. TVE1.
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