lunes, 16 de abril de 2012

Fernando Alonso ``no tenemos tracción ni velocidad punta´´.



La explosión de adrenalina y la paliza física de carreras tan estresantes como la de ayer, en Shanghai, deja a los pilotos desfondados. En Fernando Alonso se nota perfectamente cuando se sienta frente a los medios de comunicación en la rueda de prensa de los domingos. Le cambia hasta el tono de voz, más suave, menos guerrero. Ayer digería el noveno puesto con resignación, sin ganas de criticar la cuestionable estrategia de su equipo ni de tachar de agresivo al piloto Pastor Maldonado, con quien se jugó los cuartos en las últimas vueltas de la prueba. 

«No ha hecho nada raro. Hay pilotos y pilotos. Y sabes con quién te mides en cada batalla. Durante 10 vueltas intenté superarlo en la recta, pero ni siquiera estuve cerca de conseguirlo, porque incluso con cada vuelta iba perdiendo velocidad comparado con él, así que no fue posible», explicó. Precisamente en el Gran Premio de Australia, en la primera cita del Mundial, fue el venezolano el que acabó fuera de combate tras un lance parecido. 


El español recopiló datos con sus ingenieros ayer por la tarde y se marchó hacia el centro de Shanghai, a darse una ducha en su hotel. Le esperaba una cena desenfadada para planear los próximos días en la ciudad china, donde prolongará su estancia antes de viajar a Bahrein, el próximo miércoles. Pretende reducir así al máximo su presencia en el conflictivo emirato, como harán la mayoría de los pilotos a petición de sus respectivas escuderías. Éstas prefieren evitar riesgos y que sus estrellas estén más liberadas que en la isla árabe, donde les espera un férreo dispositivo de seguridad. 

Allí teme Alonso que las cosas, al menos en la pista, tampoco le vayan mucho mejor, a la espera de ver los síntomas de su coche bajo las extremas temperaturas del desierto. Este pasado fin de semana, las mínimas novedades que incorporaron a su monoplaza -algunas insignificantes a la vista- no aliviaron la salud del F2012. «No tenemos tracción ni velocidad punta. En la recta no he hecho ningún adelantamiento, sólo en puntos inusuales», relataba. 

Y con estas trazas, sin algo tan básico como la rapidez que se espera de un Ferrari, el piloto asturiano se vio forzado a estrujar una máquina todavía enclenque, a la que le faltaba el aire entre tanto rival. «Tengo el convencimiento de que en una carrera sin tráfico, o con algo de aire limpio por delante, el coche iría más rápido de lo que hemos visto hoy [por ayer], ya que no he podido dar tampoco ninguna vuelta libre, con seis o siete coches por delante y muy cerca unos de otros durante toda la carrera», comentaba, intentando rascar algo positivo a la peliaguda situación mecánica de la Scuderia. 

En la firma italiana se agarran a los buenos botines de puntos de las dos primeras carreras para respirar con cierto margen a estas alturas, a la espera de mejores tiempos, en teoría a partir de Montmeló, donde el piloto estima recuperar dos décimas con sus rivales. Ayer voló el circunstancial liderato del Mundial, pero siguen manteniendo la fe, sobre todo al ver también el campeonato tan abierto, con tres ganadores distintos en los tres primeros grandes premios. 

Teoría del vaso medio lleno que utilizó Alonso en Australia... O medio vacío, porque él mismo ha reconocido este fin de semana que si no cambian las cosas, en cada carrera irán perdiendo puntos de forma preocupante. 

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