viernes, 8 de marzo de 2013

Nuevos aires para el atletismo




Pese a lo que muchos puedan pensar, José María Odriozola no ha dirigido siempre la Real Federación Española de Atletismo. En los últimos 50 años, la presidieron Rafael Cavero Lataillade (1963-1975), un abogado donostiarra fallecido el martes en León a los 82 años de edad, y Juan Manuel de Hoz (1975-1988).

Eduardo Forcano se incrustó entre Cavero y De Hoz, pero no evita que el trío Cavero-De Hoz-Odriozola sea casi una dinastía. En sus diferencias de personalidad o ideología, a los tres les unían características comunes, resumidas en que fueron atletas ligados al Club Canguro, una sociedad vocacional, entrañable, inolvidable, con la que el atletismo tiene una deuda de gratitud. Cavero (especialista en 400 vallas) fundó el club en 1956. En su seno se amamantaron generaciones de atletas, entre ellos De Hoz, un velocista, y Odriozola, un mediofondista de quien el propio Cavero fue entrenador.

Cavero está asociado a aquellos tiempos de la politizada Delegación de Educación Física y Deportes, cuya rectoría llevaba aparejada la Presidencia del Comité Olímpico Español. Se le recuerda ligado a José Antonio Elola Olaso, Juan Antonio Samaranch y Juan Gich.

Sucedió al frente del atletismo al efímero Manuel Albizu (apenas año y medio de mandato). Y empezó con muy buen pie. Días después de su toma de posesión, Francisco Aritmendi ganaba el Cross de las Naciones, oficiosamente el Campeonato del Mundo de campo a través. Uno de esos hitos de nuestro deporte. Pero Cavero deseó que se le tragara la tierra cuando, recibido por Franco, Aritmendi, al que le habían prometido un piso por vencer, le espetó, impaciente, al jefe del Estado, tras las felicitaciones de éste: «Bueno, todo eso está muy bien. Pero ¿qué hay de mi piso?». No se le concedió jamás.

Cavero formó un equipo directivo algo bisoño pero entendido, que contribuyó al primer período de cierto esplendor de nuestro atletismo. Modernizó las estructuras federativas y se ganó un prestigio fuera de nuestras fronteras que lo llevó a entrar en el Consejo de la IAAF (Federación Internacional), con la consiguiente mejora de la influencia en los órganos de gestión del deporte rey.

Pese a su filiación conservadora, no dejó de ser un inconformista que, entre otros gestos impensables en la época, trasladó la sede de la federación a la calle Miguel Ángel para independizarla, al menos localmente, de la Delegación Nacional de Deportes. Era hombre de frases contundentes, como cuando, para denunciar la improvisación como uno de los defectos endémicos (también deportivos) del país, manifestó: «Los Juegos Olímpicos son un mal que ataca a España cada cuatro años».

Apeado de la Presidencia por las fricciones con las altas instancias, siguió ligado al atletismo como asesor de De Hoz y Odriozola. Y como mecenas de jóvenes atletas y organizaciones con pocos recursos. El atletismo fue uno de los amores de su vida. Y siempre le fue fiel.

Rafael Cavero, dirigente deportivo, nació en San Sebastián en 1931 y falleció en León el 25 de febrero de 2013.


Rafael Cavero, dirigente deportivo, nació en San Sebastián en 1931 y falleció en León el 25 de febrero de 2013.

Luchó por alejar la Federación de las instituciones del régimen de Franco

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