La crisis también está en el baloncesto



También al baloncesto le atiza la crisis, equipos que desaparecen, presupuestos que menguan, estrellas que emigran... En medio de las apreturas, la Liga Endesa intenta mantener e incluso incrementar su pujanza. Luce su patrocinador, que ayer albergó por todo lo alto la presentación de la temporada en su sede madrileña, con concurso de triples y mates incluido (los ganadores fueron Sergii Gladyr y James Gist, respectivamente). A los problemas estructurales -el nuevo contrato televisivo se quedó en apenas 2,5 millones de euros por temporada- se unen los deportivos, el cada vez más acentuado dominio del binomio. Barcelona-Madrid, rivales en las finales de las últimas Copa, Liga y Supercopa, con presupuestos superiores a 20 millones... ¿hay un abismo entre ellos y el resto? 

«Creo que estamos capacitados para competir con Madrid y Barça. Obviamente que ellos siempre van a ser los favoritos y van a estar un paso por delante de todos los demás», asegura Andrés Nocioni, el referente del Caja Laboral, al que la NBA expolió este verano a Teletovic y Prigioni, como también se fueron (y no sólo a EEUU), siete de los 10 mejores jugadores de la pasada campaña. 
A cambio llegaron otros, principalmente Rudy Fernández, que ayer atraía todos los focos junto con Navarro, las dos grandes estrellas. «No hay que obsesionarse con Barça-Madrid porque hay equipos que dan sorpresas», reflexionaba el balear. «Nosotros [Baskonia], Unicaja, Valencia somos los candidatos a seguir la estela. Es difícil, pero no imposible. Ya lo hemos derrotado anteriormente. Cuando yo estaba una Liga y una Copa», prosigue el Chapu. 

Precisamente el Unicaja fue uno de los que vio cómo su presupuesto disminuía, más de la mitad que el de hace dos años. Abren la competición el domingo (19.00 h., La 1) ante el Madrid. Fran Vázquez, que volvió a la entidad siete años después tras su paso por Girona y Barcelona, intenta ver el vaso medio lleno. «Cada uno tiene sus circunstancias y su economía. Creo que, a pesar de los problemas, hemos intentado hacer un gran equipo», comenta el pívot. 

A otros les fue peor. El Lucentum tuvo que vender su plaza después de disputar los playoffs, lo que aprovechó el Canarias para poder subir. También desapareció el Menorca, que no consolidó económicamente su ascenso deportivo. Al Valladolid se le otorgó una prórroga para que saldara sus deudas. Dentro de los problemas, algo de luz aporta el patrocinador, que lo será al menos hasta 2015 (cinco millones de euros por curso). «Este patrocinio lo pensamos mucho, teníamos unas expectativas que ampliamente las hemos superado. Endesa va a comprometerse más con el baloncesto», anunciaba ayer Borja Prado, su presidente.
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El futuro de Mireia Belmonte es una incógnita



El futuro de Mireia Belmonte se convierte en una incógnita, después de que se haya roto el vínculo entre la mejor nadadora española y el CN Sabadell, cuyo director técnico, el francés Frédéric Vergnoux, cambió su sistema de entrenamiento para convertirla en subcampeona olímpica de 200 mariposa y 800 libre, en los Juegos de Londres. La razón es el dinero, la búsqueda de una mejora de contrato que la entidad no ha podido afrontar y cuyas negociaciones Mireia dejó en manos de quien ha velado por sus intereses, en ocasiones con excesivo celo, desde que era una niña, su padre José. 

En España, es difícil encontrar un club de natación de mayor potencial, pero antes de la competición están los socios, como explicaba recientemente a este periódico su presidente, Miguel Torres. Por acuerdo de su asamblea, el Sabadell acordó destinar el 10% de su presupuesto al equipo de élite y, en el marco de un ambicioso programa, fichar a Vergnoux, técnico francés que había trabajado en Estados Unidos e Inglaterra, además de en su país. La progresión de sus nadadores ha sido evidente, porque además de Mireia, el club tuvo otros 15 olímpicos en Londres, más uno paralímpico. Entre ellos, la mayor parte de las jugadoras del equipo de waterpolo y un nadador de Túnez. 

Es posible que Mireia y su padre encuentren un club que pueda superar la ficha que ganaba en el Sabadell, unos 40.000 euros, pero no su infraestructura, clave en su progresión. Era la mejor pagada del equipo con mucha diferencia. El resto gana en torno a 15.000 euros. La subcampeona olímpica tiene contratos con patrocinadores como Nike y Braun, además de las becas ADO y federativas. En total, se estima que sus ingresos están en torno a los 300.000 euros. Ayer, concretamente, se encontraba en Frankfurt para tomar parte en un acto de la firma alemana. 

Vergnoux, por su parte, ha prorrogado su vinculación al club vallesano hasta 2016, el ciclo que concluye en los Juegos de Río de Janeiro. El francés fue reclamado, asimismo, para integrarse en el staff técnico de la Federación durante la cita de Londres. Bajo su mando, Mireia ha dado el gran salto en el plano competitivo, no sólo por la progresión en sus marcas, después de un trabajo integral con la nadadora, sino por su adaptación a la presión. En su opinión, a Mireia le faltaba la convicción de poder estar al nivel de las mejores del mundo. Después de ser última en su primera final olímpica, los 400 estilos, le dijo claramente que debía cambiar su dinámica, que era ahora o nunca. En los 200 mariposa, reventó. 
También Vergnoux está ausente, por unas conferencias fuera de España. Pierde a Mireia, pero se encuentra ilusionado porque dirigirá a Aschwin Wildeboer. 

Desde el regreso de Londres, las discrepancias por su continuidad se visualizaron en tensiones como la fuga de Mireia de una cena de homenaje a los olímpicos del Sabadell, con autoridades de la Generalitat. Incluso se entrenaba sola, en una piscina cercana a su casa. Ahora debe encontrar dónde, cuando resta menos de un año para el Mundial de Barcelona.
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David Millar habla



Sostiene el arrepentido David Millar que está convencido de que Miguel Indurain sólo ganó limpio un Tour de Francia, que los cuatros restantes los conquistó recurriendo a sustancias prohibidas, que el navarro fue una víctima de su época, esa en la que no se podía triunfar sin recurrir al dopaje, como hacía la mayoría de corredores de su generación. Más estiércol sobre el maltratado ciclismo. 

Acusaciones sin pruebas para aumentar la carga de sospechas sobre uno de los mejores corredores de todos los tiempos. Ataques respondidos con el menosprecio del silencio. Indurain no contesta las llamadas telefónicas realizadas por este periódico y el director Eusebio Unzúe prefiere no pronunciarse sobre la andanada lanzada en el programa Informe Robinson del martes por la noche. 

En el espacio de Canal +, el británico promocionó su libro Pedaleando en la oscuridad, donde describe su hundimiento como ciclista y ser humano tras descubrir la policía, en 2004, que consumía productos prohibidos, por lo que fue sancionado durante dos años. Desde entonces, está considerado como un modelo de corredor arrepentido que colabora con la Agencia Mundial Antidopaje. 
El rodador del equipo Garmin afirma que Miguel Indurain, un «señor», fue su ídolo, pero que se dejó atrapar por el sistema corrupto del ciclismo de los años 80 y 90. 


Millar, que ganó una etapa en la última edición de la ronda francesa, aprovecha el reportaje de Michael Robinson para promocionar su biografía, para escandalizar y presentarse como estandarte de ciclista que combate el dopaje. Aclara que en la actualidad sí se puede ganar corriendo limpio. 

En el programa ensucia la trayectoria de Indurain, pero también mancha la ya de por sí deteriorada imagen de Lance Armstrong, amenazado con perder sus siete Tour de Francia. Millar recalca que el hecho de doparse no garantiza que el deportista logre el éxito, porque para ello se precisa talento, sacrificio y entrenamiento duro, pero que sí proporciona una ayuda extra en el rendimiento extremo: «En lugar de terminar décimo, acabas primero». Esa es la diferencia.
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La cara del deporte que no conocemos



Si algún rasgo distingue a Anna Tarrés es la ambición, llevada al límite tanto en el aspecto técnico, la preparación de las nadadoras, como en el deseo de capitalizar la gestión de la sincronizada en todos los aspectos. En la piscina, le condujo a unos métodos muy severos. Con independencia de la condena que merecen ciertas expresiones, hay que huir de planteamientos ingenuos y explicar con claridad qué supone la preparación de élite, donde se vomita a menudo y donde únicamente si se soporta en los entrenamientos podra afrontarse en la competición. Es duro, muy duro, pero es la realidad.

 La actividad deportiva es terapéutica, pero el deporte de alto nivel, profesional, es traumático, en lo físico y en lo psicológico, por lo que es necesaria ayuda en todos los órdenes. Ello no justifica las supuestas palabras de la entrenadora a Ana Violán, de 14 años, pero hay que analizar el contexto en el que se produjeron. Era una menor, es cierto, como los pilotos de motociclismo que conducen a más de 200 kilómetros por hora en un circuito sin edad para tener el carnet. Corresponde a los padres, pues, un grado importante de responsabilidad, porque si autorizan a un hijo a entrar en un grupo de élite, será uno más, y vomitará. A los técnicos, por su parte, hay que exigirles que no vomiten ciertas cosas, especialmente si perciben dinero público, como Anna. A todos los demás, no construir una teoría con una sola expresión. Ya tuvimos bastante en este país con un «negro de mierda» y su eco. 

El desencadenante del caso Tarrés, sin embargo, puede estar más relacionado con la relación de la entrenadora con la Federación que con sus nadadoras. ¿Si actuó de esa forma siempre, por qué no la destituyeron antes? Paola Tirados, que formó parte del dúo junto a Gemma Mengual, ya realizó denuncias contra la seleccionadora, aunque sus quejas tenían más que ver inicialmente con cuestiones económicas, supuestas prebendas en el reparto del dinero. 

Tarrés no es una entrenadora fácil, en absoluto, y eso lo había podido comprobar Fernando Carpena desde su llegada a la Federación. Solicitaba constantemente más medios. Los exigía. Había llegado a utilizar como canalizador de sus demandas a Alejandro Blanco, pero el presidente del Comité Olímpico Español, que había ocupado el mismo puesto que Carpena, pero en el judo, era partidario de respetar la autonomía federativa. La seleccionadora se movió, buscó recursos por su cuenta, organizó una gala previa a los Juegos de Londres, en Barcelona, ajena a la Federación, y se puso en manos de un agente, que pretendía dar al equipo de sincrionizada una dimensión más profesional, con propuestas de galas en Emiratos Árabes. La sincro no sólo era su deporte y su equipo, era su empresa. 

Había sido advertida del riesgo, pero no creía que Carpena fuera capaz de no renovar su contrato tras el éxito de Londres y a un año del Mundial, en Barcelona. Casada con Santiago Siquier, miembro de CiU y con cargo en la secretaría de Deportes de la Generalitat, Tarrés encontró cobertura en los medios catalanes tras la decisión de un presidente madrileño, procedente del Canoe. La carta de las 15 nadadoras, algunas catalanas, da cobertura a Carpena y obliga a la entrenadora, asesorada por un abogado, a una réplica clara, sin colores y sin vómitos
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Ex trabajadores del conjunto rayista, principales sospechosos



Las investigaciones policiales por el sabotaje del pasado domingo por la noche en el estadio del Rayo se dirigen al propio entorno del equipo de fútbol de Vallecas. Los principales sospechosos son ex trabajadores del conjunto rayista que pudieron cometer la acción por una venganza laboral, según las mismas fuentes. Los agentes de la Brigada de Policía Judicial ya cuentan con una lista de ex trabajadores con los que el club habría tenido problemas. Con todo, no se descarta que también haya podido ser algún trabajador del club. 
Esta línea de investigación se basa en el hecho de que el autor del boicot sabía moverse por las instalaciones y conocía a la perfección el daño que causaba. 

El propio presidente del Rayo, Raúl Martín Presa, reconoció ayer que el autor de los hechos tuvo que ser un profesional de la electricidad. «No poco tiempo, pero para esto hace falta conocimientos eléctricos. Sería muy frívolo señalar a alguien. Estamos investigando; la persona que ha hecho esto lo ha hecho de forma premeditada, y lo habrán hecho con planos y con un plan conscientes del daño que iban a causar. Que haya alguien que pueda estar a favor de un atentado como el de ayer para mí no tienen ni calificativos», apuntó el dirigente. 

La inspección realizada ayer por los agentes de Policía Científica concluyó que al menos había 16 cortes en la instalación eléctrica y en el transformador.
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Sabotean el partido Rayo Vallecano - Real Madrid



El esperpento se consumó en Vallecas, donde mientras los jugadores más caros del mundo aguardaban bajo una lona, varios operarios, pitillo en ristre, cortaban como podían la cinta aislante para hacer empalmes en los cables de los focos, presuntamente cortados por unos saboteadores. Ésa la versión oficial del Rayo Vallecano para justificar la suspensión del encuentro ante el Madrid, aunque, acto seguido, habría que preguntar a los gestores del club por los mecanismos de seguridad del estadio. ¿Cómo es posible para personas ajenas a la instalación escalar hasta la cubierta? Un misterio que los responsables del Rayo y la policía deberán aclarar. 

La situación provocó, además, algún problema de orden público en las cercanías del estadio. La paciencia de los aficionados se agotó después de que no se les permitiera entrar en el recinto. Esperaron fuera, indignados, durante más de una hora. La normativa establece que no accedan a las gradas mientras no se garantice la celebración del encuentro. Al tormento de la espera se añadía el alto precio que habían tenido que pagar por las localidades, después de que la directiva de Martín Presa decretara Día del club. El propio presidente no quiso relacionar ese hecho con el presunto sabotaje, hipótesis que hay que manejar con cautela hasta que pueda demostrarse. El estadio de Vallecas tiene hasta cuatro antecedentes por apagones en los últimos 22 años, en algunos casos después de la lluvia, que hizo su aparición con fuerza en la capital durante la tarde. 


La suspensión generó un conflicto por la disparidad de criterios acerca de cuándo disputar el partido. El Madrid, dado que el Rayo no puede garantizar que la avería esté reparada, pidió jugar hoy a las 17.00 horas, a lo que los locales se negaron por la defensa del derecho de sus aficionados, muchos de los cuales no podrían acudir al encuentro por tratarse de un día laborable. La de Liga de Fútbol Profesional decidió fijar el encuentro hoy a las 19.45 horas, a pesar del riesgo que supone. El Rayo tiene horas para que la deplorable imagen de su club y de la Liga no tenga una segunda parte.


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Las victorias del Barcelona se han convertido en una rutina



Mirando a otro lado, aplaudiendo sin ganas, comprendiendo qué significa el término estoico. Así estuvo el Barcelona en el Santiago Bernabéu, tras ver ganar la Supercopa de España al Real Madrid. Ése fue el último partido que ha perdido el conjunto azulgrana hasta la fecha. Pese a que los problemas defensivos comenzaron a chispear entonces, con un fallo de Mascherano que propició el gol inicial de Higuaín, el equipo de Tito Vilanova totaliza por victorias cada uno de los siguientes partidos. 

En la Liga, ha doblegado al Valencia (1-0) y al Getafe (1-4), manteniendo de esa forma el liderato del campeonato, donde acumula cuatro victorias en cuatro jornadas. Además, su estreno en la Liga de Campeones fue notable, aunque con alguna que otra taquicardia. Vencer al Spartak de Moscú fue costoso, pero se logró sumar así la tercera remontada de la temporada tras las de la victoria en la Supercopa ante el Madrid en el Camp Nou y la liguera ante Osasuna. 

En total, tres victorias desde aquel fiasco. Las lesiones y los fallos de los defensas han sido constantes, pero quedan algunas buenas sensaciones, no todo va a ser negativo. Por ejemplo, Adriano ha anotado dos goles en lo que va de curso, y está plantando cara a un Jordi Alba que aún no ha podido mostrar su potencial. Por cierto, el lateral izquierdo, revelación de la Eurocopa, volvió ayer a los entrenamientos tras superar una amigdalitis. 

La idea es mantener esta rutina victoriosa en la Liga, en la que el Barça se enfrentará al Granada, al Sevilla y, antes del parón, al Madrid. Además, en la Liga de Campeones tendrá que visitar al Benfica en Lisboa. Todo con tal de seguir invicto.
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Casillas de quedó petrificado


El vídeo recorrió ayer todas las redes sociales provocando muchas reacciones, sobre todo de sorpresa. Son apenas ocho segundos. Es el gol del Cristiano, el 3-2 contra el City, y mientras en el estadio se desataba la locura, Casillas permanecía inmóvil, petrificado. A la conclusión del partido, sin embargo, el capitán se abrazó con sus compañeros -con Marcelo en la imagen de la derecha- celebrando el triunfo. Con poca efusividad y un gesto de alivio, acaso dándole vueltas todavía a los dos goles encajados. Lo cierto es que el portero pasó a toda velocidad por la zona mixta sin hacer declaraciones.



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El Kun acaba confesando



La agencia de representación que lleva a Sergio Agüero lo vigila con lupa. «Hemos decidido que no hable con medios españoles. En realidad, casi no hace ninguna entrevista, sólo alguna cosa que le pide el club y poco más», reconocía a este periódico un hombre muy cercano al Kun el pasado lunes. Y en el trasfondo de esa decisión están situaciones como la de ayer. Sólo en el Bernabéu, sin la ayuda de sus asesores, Agüero empezó desmintiendo unas supuestas declaraciones y terminó confesando algo que nunca reconoció. 

«Si al Madrid le hubiese interesado, habría jugado aquí», dijo como el que no quiere la cosa, sin darse cuenta, porque el Kun, un tipo divertido, dicharachero, con don de gentes, dice las cosas como las piensa siempre. En el Atlético quisieron en señarle a no hacerlo así delante de los micrófonos, y casi lo lograron, pero en días como el de ayer sale el verdadero Agüero. No se quedó ahí. «Cuando estaba en la Copa América el City fue el único que se interesó de verdad por mí, así que no me quedó otra que irme al City». Habrá que ver si esto le pasa factura en Manchester. 

En esos momentos Agüero no midió realmente lo que estaba diciendo, pero no deja de ser curioso que así, en una zona mixta de su primer regreso a España, reconociera en público que sí, que siempre quiso jugar en el Real Madrid, cuando le hubiese sido muy fácil pasar de largo delante de las cámaras porque no había jugado ni un minuto. «Tuvimos las lesiones de Nasri y Maicon, pero mi intención era jugar con Agüero los últimos 20 minutos», reconoció Mancini, aunque cuesta creerlo. Agüero, en realidad, quiso hablar para desmentir unas palabras suyas que publicó The Sun, en las que decía justamente lo contrario. «Fui muy feliz en el Atlético y no podía fichar por el Real Madrid», publicó el tabloide, y varios medios españoles rebotaron eso. Bueno, pues por querer dejar claro que él no había dicho eso, terminó confesando algo que todo el mundo sabía, pero no de su boca. 

El otro gran nombre del City, del pobre City visto ayer en el Bernabéu fue David Silva. Amargado desde el inicio, hasta se encaró con su entrenador en la primera parte, recriminándole el planteamiento y el hecho de no estar en contacto con la pelota. Pasó desapercibido, aunque se convirtió en protagonista al ser sustituido. La ovación del Bernabéu fue tremenda, cerrada. Alguien quiso ver en ella un mensaje para Mourinho.

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Ya hace diez años de la última Champions que ganó el Madrid



La Champions League toca a la ventana de este Real Madrid convulsa, zarandeado por sorpresa en la Liga, pero con un hormigueo especial cuando suena el himno de la máxima competición. Diez años después de ganar la novena Copa de Europa, el equipo blanco retoma el viaje que más gloria dio a su escudo y que más dolor también causó recientemente. Derrotado en semifinales en las dos últimas campañas, aquellos penaltis de mayo ante el Bayern de Múnich todavía escuecen en la institución. Era el momento para asaltar el trofeo más sexy de todos, y se escurrió entre los dedos. Así es el torneo de los campeones, traicionero. 

No entiende la Champions de jerarquías ni de ansiedades. De hecho, casi siempre los que con más ahinco la buscan suelen ahogarse en la orilla. Ningún club que acogía la final en su estadio se hizo con ella nunca ni tampoco la ganó nadie dos veces seguidas en los últimos 20 años. Los favoritos suelen terminar magullados, excepto casos puntuales. Cumplió con su papel el Barcelona recientemente, no sin llevarse alguna cornada de por medio (el Inter en 2010 y el Chelsea el pasado curso), y también el Madrid en su última conquista. En 2002, en el celebrado centenario del equipo blanco, la Champions se convirtió en cita capital y tuvo que rescatar del cielo un balón Zinedine Zidane para cuadrar la historia. 

Ahora, una década después, y tras haber cumplido en los últimos tiempos con las obligaciones domésticas (Copa en 2011 y Liga en 2012), el proyecto de José Mourinho se ve empujado a brillar finalmente en la travesía continental. El club, por prestigio, busca pisar la final del próximo 25 mayo en Wembley tras haber quedado a las puertas en sus dos últimas intentonas, ante el Barcelona y el Bayern. Desde el club se intenta suavizar esta bella obsesión, a pesar de que en todos los ámbitos, desde las oficinas al vestuario, se echa mucho de menos el abrazo a la gran ánfora plateada. El objetivo ya está marcado, a pesar de las dificultades del mismo, sujeto siempre a detalles (penaltis, tarjetas, lesiones...) sobre todo en los capitulos definitivos. Aunque para el Real Madrid esta vez, las aristas comienzan desde el principio. 

Los hombres de Mourinho llegan al difícil estreno de la Champions en mitad de una grave crisis de resultados, con una bajada alarmante de tensión y las dudas desatadas sobre una plantilla despistada. Así lo denunció el entrenador tras caer en Sevilla, una crítica (la de las «cabezas comprometidas») que ya antes del partido del Pizjuán había comunicado directamente a la cara de los jugadores. Eso sí, el portugués ayer matizó su discurso para colocarse él en el centro del debate. «Pienso que no han quedado dudas, considero que el culpable soy yo. En mis equipos cuando ganamos, ganamos todos, y cuando perdemos el primer responsable soy yo. Si existen dudas, que terminen ahora», reclamó, antes de afirmar que su relación con la plantilla «no puede ser mejor». 

Mourinho recordó a los suyos que ante sus ojos tiene la misma trascendencia un choque liguero como uno con mejor cartel como el de esta noche (20.45 h. TVE1), ante el City. Además pidió total atención a sus chicos porque en esta durísima liguilla previa los tropezones pueden ser fatales: «Todos tienen que priorizar sus cosas, y colocarlas en su lugar oportuno, tanto en la vida privada como en lo profesional».

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El Madrid tiene ampollas



José Mourinho volvió a mirar directamente a los ojos de sus jugadores ayer por la tarde, en el calor de Valdebebas. El ruido de la derrota el sábado noche en Sevilla atravesó todos los estamentos del club, desde la presidencia hasta el vestuario, en un domingo incómodo. De repente, el equipo de los récords, el último campeón de Liga y campeón de la Supercopa se ve enfangado en una racha de resultados ligueros alarmante, con un nivel de juego bajísimo y unas ampollas preocupantes dentro del grupo. Si la tristeza universal de Cristiano Ronaldo demostró que en ese vestuario, como en la mayoría de elite, hay equilibrios personales difíciles de gestionar, las palabras del entrenador portugués tras perder en el Pizjuán reflejaron su profundo malestar con la plantilla. Siente que le están fallando y así lo saben en el club, donde ayer se cruzaban mensajes de calma y unidad con el manager general. 

El dibujo quedaría con el escudo y el entrenador a un lado y enfrente el bloque de futbolistas, señalados por Mourinho como principales culpables de la crisis, aunque en la coletilla de la acusación él también se incluya siempre. Obviamente, las frases del luso en la sala de prensa del Pizjuán escocieron a los jugadores, a pesar de ser la tercera vez en el último mes que duda en público de su implicación. «No tengo equipo, hay pocas cabezas comprometidas. Son pocas las comprometidas y concentradas en que el fútbol es lo prioritario», lanzó a las cámaras, en la mayor carga de profundidad que un entrenador madridista ha vertido contra sus propios jugadores en muchos años. No le gusta en absoluto el tono con el que han irrumpido en el campeonato doméstico, perezosos y sin tensión, sin darse cuenta de que el viaje ya ha comenzado y que de nada sirve el confeti de la campaña anterior, coronada en algunos casos con el éxito en la Eurocopa. 

Al Madrid ahora le falta ritmo y precisión. Las estadísticas señalan que en el césped la media de remates esta temporada es algo más elevada que el pasado curso (19,75 por partido contra los 18,55 de la 2011/12), pero la efectividad ha bajado (3,18 disparos frente a los 1,25 de la actual). Ha detectado Mourinho peligrosos síntomas de acomodamiento en la Liga, en contraposición al buen papel ante el Barcelona en la Supercopa. Y esta dualidad le molesta, porque él exige regularidad, no sólo brillo en las citas con carmín. Además, en su ataque del sábado deslizó que algunos futbolistas estarían más preocupados por otros asuntos que por el balón. Junto a la depresión de figuras como Cristiano Ronaldo o la situación de Kakà -clavado al plantel con alfileres-, el discurso de Mourinho invita a pensar en actitudes poco profesionales de algunos de sus chicos, un feo material que ayer desde el Santiago Bernabéu no se aclaraba. Al contrario, rebajaban grados al tema y salvaban piezas importantes del naufragio. 

Ya en privado, en la madrugada regresando a Madrid y durante la jornada de ayer, Mourinho rescató a tan sólo un nombre, al que colocó como ejemplo ante sus colaboradores e incluso el presidente. «El compromiso y la aplicación de Pepe es la línea a seguir por el resto», explicaban ayer a este periódico fuentes del club, repitiendo los argumentos del entrenador. No dijo directamente a la cara de sus jugadores que tenían que imitar el central, pero en la manera de ensalzarle se encuentran los defectos que achaca al resto. Mourinho valora el papel del defensa y su profesionalidad, a pesar de haber vivido dos experiencias muy intensas recientemente. Ni su paternidad ni el peligroso golpe que sufrió en la cabeza ante el Valencia cree que le han quitado ni un ápice de atención a su labor. Además también le agrada ve r su nuevo temple en el césped, asistiendo y animando en Sevilla a otros compañeros más alicaídos como Higuaín o Di María. 

Precisamente, fue Pepe quien se alineó sin fisuras con su técnico en el análisis del partido. Asumió que la culpa era de la plantilla y defendió la labor de Mourinho en la preparación del equipo, en concreto, en las jugadas a balón parado, una vía de agua abierta en el sistema blanco. Contra el Valencia, el Getafe y el pasado sábado, Iker Casillas recibió goles en balones colgados al área, en actuaciones incomprensibles para un bloque de este nivel, demasiado infantiles, muy sencillas para el rival. Mientras otros equipos se protegen en estas acciones defendiendo en zona, el Madrid en ocasiones lo hace con marcajes individuales. Por ejemplo, Di María en el remate de Trochowski en el punto de penalti. El argentino, despistado, se olvida de su hombre y sólo puede ver en primer plano el disparo a bocajarro a la red. Mourinho insiste estos días, en público y en privado, en la falta de sesiones de entrenamiento que ha podido realizar con todo el grupo desde que aterrizaron de la gira norteamericana. Pero esa merma, la de las ausencias por los compromisos con la selecciones, la sufren todos los grandes clubes. 

El calendario no da tregua a este Madrid en problemas, porque asoma ya mañana en el Santiago Bernabéu la apetecible Champions League, con el Manchester City como primer rival de la durísima primera fase que tienen por delante los blancos. Ayer, antes del entrenamiento, Mou barruntaba darle un buen meneo al equipo ante los ingleses. Por ahí se intuyen nombres como los de Essien, Modric o Fabio Coentrao. ¿El riesgo? Que los que salgan del dibujo titular queden señalados, algo que no gusta demasiado a una especie tan extraña como es un futbolista. 

Una maniobra, mover el once, cuya validez será testada en un partido, el que da inicio a la travesía europea, mudado ahora en choque crucial por un arranque inesperado y pésimo en la Liga, con dos derrotas, un empate, sólo una victoria en cuatro partidos y el Barcelona fugado ya a ocho peligrosos puntos.
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Mourinho ``En estos momentos no tengo equipo´´



Esto es fácil. El año pasado, el Madrid tardó 15 partidos en dejarse ocho puntos por el camino. Este curso, ha tardado cuatro. Claro, eso a Mourinho no se le ha escapado. Y como resulta que, cuando al Madrid le sucede algo como lo de ayer, la rueda de prensa del técnico es tanto o más importante que el partido, había curiosidad por ver el camino que elegía el portugués. Llegó sonriente a la sala de prensa, y sin cólera en el tono, despachó el mayor ataque contra sus futbolistas que se le recuerda en sus dos años y un poquito en el Bernabéu. «En estos momentos no tengo equipo», fue la frase de cierre para 10 minutos de lindezas, todas ellas dedicadas a los muchachos que se duchaban casi pared con pared. 

«Hay cabezas que no están comprometidas con el fútbol. Sólo hay dos o tres cabezas para las que el fútbol es prioritario ahora. Pero eso es mi responsabilidad, porque el entrenador soy yo», afirmó un técnico que siempre hizo de su complicidad con los vestuarios una seña de identidad. Por ahí se podría interpretar que, con este ataque, pretendía una reacción similar a la que buscan los padres con los niños pequeños cuando les castigan. Ocurre que, dependiendo del niño, eso no siempre sale bien, y los futbolistas no suelen recibir esos recados de ese modo. Antes al contrario, los jugadores -los del Madrid y los del resto de los equipos- tienden a molestarse, y mucho, cuando pasa esto. 

Pero se ve que a Mourinho esta opción le viene a dar igual, porque insistió. «En el descanso he hecho dos cambios, pero habría hecho siete si hubiera podido. Debimos hacer más cambios. Y con eso no digo que Di María u Özil, que se han ido en el descanso, hayan estado peor que otros que han jugado los 90 minutos». Mou, un tipo con una rapidez mental extraordinaria, fue hilando un discurso hiriente para sus jugadores, probablemente acorde con el sentimiento de la afición en un día como hoy, siempre difícil tras lo visto sobre el campo. Más: «El problema es la actitud. La diferencia entre el Sevilla y nosotros está en el minuto uno. No se puede trabajar más las jugadas a balón parado. Todos conocen cuál es su oponente, su función, la zona que tiene que cubrir, tenemos gráficos... y llega un córner en el minuto uno y gol. Ésa es la imagen de un equipo sin concentración», apostillando, claro, que la victoria del Sevilla era «merecidísima», aunque menos que la derrota de los suyos. Por cierto, ¿influyó en lo ocurrido lo de Cristiano? «Pienso que no. El partido de hoy [por ayer] no ha sido diferente al del Getafe, o el del Granada... No le veo relación con el rumor de prensa rosa del que habéis querido hablar esta semana». 

Ningún jugador se atrevió a llevarle la contraria a su entrenador. «Tiene razón», convino Pepe. Si acaso, Sergio Ramos: «No es el momento de hacer declaraciones». Demasiado tarde. Salió el Madrid del Pizjuán hacia el aeropuerto rodeado de silencio, con ese ambiente tenso que se corta en noches como la de ayer, que pudo haber sido peor si el árbitro hubiese considerado roja -no era difícil- las acciones de Higuaín y Di María. Lo mejor, o quizá lo peor, para el Madrid, es que el martes empieza la Champions. Y sólo es el Manchester City.
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Recortes también para el deporte



Hace apenas un lustro, el deporte en España crecía. Las federaciones no paraban de ensancharse ansiando, todas, el profesionalismo. Nacían campeonatos amateur y de base; se construían o se potenciaban centros de alto rendimiento; los deportistas de todas las edades viajaban en busca de éxitos y se optaba a organizar europeos y mundiales. Se acabó. 
El presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Miguel Cardenal, se reunió ayer con 66 presidentes y representantes deportivos para confirmarles que aquello es pasado. En 2009, el Consejo recibía una aportación del Estado de 193,3 millones de euros, 169,7 en 2011, este año, 124,4. En 2013, se baraja que el Gobierno podría dedicar directamente unos 60 millones al deporte. Un tercio que hace cuatro años, una rebaja con consecuencias palpables. 

Las federaciones recibirán el año próximo, de media, una subvención un 40% menor a la de este año. En algunos casos, la rebaja será del 25%, en otros del 60%, una variación que dependerá, según Cardenal, de los potenciales resultados de cada deporte y de si son olímpicos o no. 
El presidente del CSD invitó a las federaciones a presentar antes del 31 de octubre, tres documentos: un plan de reestructuración de cada organismo, uno de recorte de gastos y otro para lograr financiación externa, es decir, patrocinadores. Y llegaron algunas reacciones airadas.

El presidente de la Federación de Natación, Fernando Carpena planteó que el sector del deporte debería hacer «una sentada» ante la decisión del Gobierno. El dirigente, explicó que en su ente, como en muchos otros, la subvención representa entre el 65% y el 70% del presupuesto, y añadió que «ya hay federaciones autonómicas que han bajado la persiana». Juan Carlos Castaño, presidente de la Federación de Ciclismo, resumía: «Tendremos que aligerar la estructura administrativa y técnica, no viajaremos con todos los ciclistas a todos los campeonatos, sólo se irá a los que haya posibilidad de éxito, y habrá que reducir la aportación a las territoriales». El mandatario, que no descartaba un posible cierre del Centro de Alto Rendimiento de Palma de Mallorca, recordaba que «algunas comunidades como Murcia o Castilla-La Mancha ya no aportan ni un sólo euro» y añadía: «Será una larga travesía por el desierto. Difícil pedir resultados». 

Su voz dejaba aún una incertidumbre más cercana, a corto plazo. Miguel Cardenal afirmaba, tras la reunión, que no descarta replantearse la celebración de eventos deportivos ya otorgados a España. El Mundial de ciclismo debía celebrarse en Ponferrada entre el 15 y el 23 de septiembre de 2014. Según el Castaño, que finalmente tenga lugar en España es «muy complicado, casi imposible». «La Unión Ciclista Internacional (UCI) reclama un canon de cerca de cinco millones de euros por el evento, a lo que hay que sumar la propia organización. Esa cifra debía pagarse entre el Ayuntamiento de Ponferrada, el Gobierno de Castilla y León y el CSD y, ahora mismo, es poco asumible para las tres partes», comenta el máximo dirigente del ciclismo que anota que el organismo mundial del deporte se reunirá el próximo viernes, verá la disposición económica de la sede y tomará una decisión. «Se podría renunciar durante estos días», finaliza el dirigente mientras fuentes de la organización confirman que hay una serie de dificultades aunque confían en poder llevar a cabo el evento en la ciudad de El Bierzo. 

Al contrario, Juan de Dios Román, presidente de la Federación de Balonmano, afirma que su Mundial, el próximo enero, está «absolutamente garantizado», misma respuesta que dan desde la Federación de Natación (Mundial 2013) y la Baloncesto (Mundial 2014). En Vela no se muestran tan convencidos. Gerardo Pombo, presidente de la Federación dice que el Mundial de Santander 2014 «se hará» aunque recalca que «de forma muy austera». «No habrá apenas obra pública, se harán menos actos y menos promoción», afirmó ayer.
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Iniesta vuelve lesionado



Tito Vilanova debió torcer el gesto cuando, en la tarde de ayer, los médicos del Barcelona le comunicaron que Andrés Iniesta tendrá que estar de baja entre 10 y 15 días por culpa de una elongación en el abductor de la pierna derecha, lesión sufrida en su último compromiso internacional. El centrocampista manchego, que jugó los 90 minutos en la victoria de España frente a Georgia en Tiflis el pasado miércoles, se perderá los dos próximos partidos de Liga (Getafe y Málaga) y el estreno el próximo 19 de noviembre en la Champions contra el Spartak de Moscú de Unai Emery en el Camp Nou. La ausencia de Iniesta obligará a Vilanova, de cara al partido del sábado en el Coliseum Alfonso Pérez, a insistir en el discutido Cesc Fàbregas como compañero de Xavi Hernández en uno de los interiores. Aunque Thiago Alcántara, otro de los que opositará este curso a una de las posiciones del centro del campo, ya tiene el alta médica y apura su puesta a punto tras tres meses de inactividad por culpa de una lesión en la tibia. 

Jordi Alba, que también jugó el partido completo ante los georgianos con España, tampoco pudo ayer participar en el entrenamiento en la Ciutat Esportiva Joan Gamper. El lateral zurdo volvió a Barcelona con gripe y los médicos no valorarán hasta el entrenamiento de mañana si está en condiciones para jugar contra el Getafe. 

Hasta esta misma tarde no se reincorporarán Messi, Mascherano y Alexis Sánchez. El diez argentino volverá a Barcelona después de sufrir de lo lindo en el empate (1-1) ante Perú, partido duro y en el que Messi pasó desapercibido. El cuerpo técnico tendrá especial cuidado en examinar el estado físico de La Pulga, que lleva un inicio de campaña extenuante. Desde que comenzara la temporada ha jugado todos los minutos en los siete partidos disputados (cinco con el Barcelona y dos con Argentina). 
Quien aguarda su oportunidad es David Villa, que ayer asumió que su readaptación a la actividad todavía debe ser pausada: «Tengo que tener paciencia. Precipitarme ahora por 15 o 20 días no sería bueno ni para mí, ni para el Barça».
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Roberto Soldado marcó su primer gol oficial con España




Se pasó 85 minutos metido en una cárcel, que es el nombre más ilustrativo para explicar lo que hicieron los defensores georgianos durante toda la noche con él. Roberto Soldado fue la sorpresa en la alineación de Vicente del Bosque. Con el debate del delantero centro en pleno apogeo porque Villa sigue en stand by, el seleccionador nacional dio otro giro de esos tan suyos y metió al delantero del Valencia en el once. ¿Raro? Un poco, la verdad, porque Soldado debutó con Del Bosque en un amistoso en febrero marcando tres goles en 45 minutos. Completó una temporada estupenda en Valencia (17 tantos) y estuvo en el stage previo a la Eurocopa. Sin embargo, su lugar en el gran torneo lo ocupó Álvaro Negredo. 

Apenas un mes y medio después, el punta del Sevilla no ha estado en esta convocatoria y Soldado fue titular por delante de Torres. «Era desesperante, porque siempre estaba rodeado de gente que ves que le daba igual que el balón lo tuvieran los centrocampistas», dijo después, ya liberado con un gol de killer puro. En ese fango donde se movió apenas había encontrado aire. La tuvo en el último minuto de la primera parte, pero Loria sacó una de las muchas manos que hicieron cuesta arriba el camino de España. «Estaba un poco quemado por esa parada», decía el protagonista, un tipo del que Del Bosque y su equipo técnico jamás sospecharon como jugador, pero al que sí miraban con lupa por ciertas actitudes fuera del campo. Sin embargo ahora, a los 27 años, parece haber convencido definitivamente a los técnicos, y nada mejor para eso que anotar su primer gol oficial con la selección. «Ha jugado porque confío mucho en él», dijo el seleccionador. 


Soldado puso la rúbrica a una noche que por momentos tuvo una pinta horrorosa, y a la que le dio arreglo lo que empieza a ser ya una ley no escrita en la selección: los cambios de Del Bosque siempre funcionan. Ayer, en la jugada previa al gol participaron Pedro y Cesc. Le vendrá bien a Cesc la asistencia, pues atraviesa una etapa digamos... un poco rara. Cuestionado en el Barça, su papel de falso nueve durante la Eurocopa no parece que vaya a tener continuidad, y de hecho ayer celebró el gol con una cara más bien seria. «Nos imaginábamos que se cerrarían así», comentó Del Bosque, el hombre que acumula 19 triunfos consecutivos, todos, en partidos de clasficación para grandes torneos desde que llegó, en 2008. «Son tres puntos importantísimos. Un empate hubiese sido un paso atrás».
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No todos creen que haya sido la mejor vuelta a España de la historia



«Es un disparate». Federico Martín Bahamontes no comparte que la Vuelta a España de 2012 haya sido la mejor de la historia. Respuesta aireada. El primer vencedor español del Tour apunta a la desmemoria e invita a desmenuzar las gestas ciclistas ocurridas durante décadas en los puertos de España. 
«El duelo de Bahamontes y Jesús Loreño con el italiano Angelo Conterno, en 1956 puede estar a la altura de la lucha de este año. En la comparación no se pueden obviar muchísimos años de espectáculo», comenta Perico Delgado, vencedor de la Vuelta en 1985 y 1989. 

El Águila de Toledo apoya su versión aportando la primera razón para menguar el fervor desatado con la ronda finalizada el domingo. «En esta Vuelta han faltado los mejores extranjeros, Bradley Wiggins o Vincenzo Nibali. En mi época vino Jacques Anquetil o Raymond Poulidor, luego Gimondi, Merckx, más tarde, Hinault. Siempre ha sido así. Incluso se les proponía un recorrido favorable. Sólo en los últimos años han diseñado la Vuelta para los españoles», comenta Bahamontes. Retocado su argumento por Laudelino Cubino, tercero en la ronda española en 1993: «Venía Chris Froome, una estrella del pelotón, y también Robert Gesink o Nicolas Roche pero todos llegaron tras una temporada muy cargada, no pudieron estar al 100%. Los tres españoles, Contador, Valverde y Purito, llegaban mejor pero hay que contar que también son ciclistas de clase mundial, de los mejores». 

Era nombrado Eddy Merckx, El Caníbal, que en 1973, con Luis Ocaña, también protagonizó una de las Vuelta más recordadas, sobre todo, por el ataque infructífero en el Puerto de Orduña del conquense. «El ciclismo de los setenta fue precioso. Las batallas de aquella época eran muy duras, muy bonitas. Recuerdo la enorme contrarreloj de Agustín Tamames para ganar a Domingo Perurena en el 75. Aquellos equipos poderosísimos, Kas, La Casera. Fueron grandes años», narra Álvaro Pino, vencedor en 1986, director años después de equipos como el Kelme, el Phonak o el Xacobeo. 
Precisamente en la época de Pino, los años ochenta, llegó el boom. La edición de 1983 fue la primera con las etapas retransmitidas en directo. Y, entonces, apareció Bernard Hinault. No ha habido ex ciclista cupreguntado que se olvidara mencionar un lugar: Serranillos. Allí el francés demarró a 60 kilómetros de meta para destrozar al entonces líder, Julián Gorospe, en 1983. 

«Aquello se convirtió en un acontecimiento social, tuvo muchísimo tirón», explica Delgado, mientras uno de los protagonistas, Marino Lerrajeta, segundo aquel año, ganador el anterior, añade: «Los recorridos han cambiado mucho. Este año ha habido muchos finales en alto pero quizá la dureza ha sido excesiva para todos y no se han permitido etapas como aquellas». 
«Antes sí había diferencias, ahora no. Es un formato explosivo pero faltan los puertos largos de antaño, los que rompían la carrera», apostilla Joseba Beloki, podio en 2002, ofreciendo así otro porqué para no elevar lo recién vivido por encima del pasado: «Recuerdo disfrutar mucho con Perico descolgando a Robert Millar en 1985 camino de Navacerrada. Fueron años de gran ciclismo». 
«Ha habido otras Vuelta magníficas. Sin ir muy lejos, el 95, con el dominio de Laurent Jalabert o el 98 cuando mi cuñado, El Chava Jiménez, se llevó cuatro etapas. También las Vuelta de Roberto Heras, sobre todo, aquel 2005 con la bajada suicida de la Colladiella rematando a Denis Menchov camino de Pajares», narra Carlos Sastre, tres veces podio entre 2005 y 2008. 

Pese a lo dicho, el abulense, como el resto de preguntados, ensalzaba la Vuelta 2012: «Ha sido muy bonito ver a la afición entregada, dividida entre tres españoles». «Hacía muchos años que no veía tanto espectáculo», dice Bahamontes. «He disfrutado como un crío. Mucha igualdad, mucha lucha», comenta Lejarreta. «Ha hecho renacer el ciclismo, siempre será recordada», apunta Delgado. «Recorrido, participación, competitividad, público, clima y buenas fechas. Lo ha tenido todo», completa Pino. «La mejor de las últimas década», aporta Cubino. «Una de las más peleadas», finaliza Joseba Beloki.
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Alonso remonta



En Monza el descontrol es tradición. El casino, como dicen los italianos, el lío, la bulla, es propia de este circuito, tan sabroso en historia como agotador para trabajar en él. No hay otra pista igual en Europa para ver Fórmula 1, no hay tanta pasión como en estas tribunas, ni en ningún lugar se va tan rápido como aquí. 
Entre sus curvas, apoyado en los enormes árboles, se escondía Enzo Ferrari con sus enormes gafas negras, su camisa blanca y sus tirantes oscuros. Sin avisar a su gente, merodeaba de incógnito para ver las pruebas de sus bólidos en los años 50 y 60, cuando la escudería comenzaba a construir su brillante historial. El petardeo de los motores le entusiasmaba, así como el arrojo de sus pilotos. Ayer hubiera estado orgulloso de un piloto nacido para su equipo. 

Fernando Alonso no se llevó la victoria en el Gran Premio de Italia, como hizo en 2010, pero firmó un bravo domingo para goce de los tifosi de la marca del caballo negro. El triunfo inapelable fue de Lewis Hamilton, dominador de principio a fin, pero el español firmó una poderosa remontada que le dejó con un cuerpo estupendo. Finalizó tercero tras partir décimo, cediendo el segundo puesto ante Sergio Pérez, extraordinario también sobre el asfalto, con otro salto salvaje de la decimosegunda posición hasta la segunda. El buen trato del joven mexicano a los neumáticos y la atrevida estrategia de su equipo, Sauber, le empujaron hasta el cielo lombardo. Optó, al contrario que los favoritos, por arrancar con ruedas duras y dejar las veloces blandas para el final. Así dio el gran golpe. Imparable, un trueno. 


Alonso le dejó pasar con resignación al no poder plantarle batalla. Con la calculadora en la mano, esa plaza perdida tampoco le amargaba la cosecha del domingo, porque ayer casi todo le salió bien. Pedía en la previa un poco de clemencia a la fortuna y tuvo recompensa. Tras quedar K.O. en Spa y sufrir el pasado sábado la crueldad de perder la pole position por una avería jamás vista en Ferrari en 15 años, finalmente los duendes le echaron una mano. En la contabilidad positiva con el azar brotan los títulos a final de curso. Si con problemas técnicos como el de la sesión de clasificación se pierden Mundiales, con botines como el de ayer se terminan ganando. Al asturiano le van encajando los números y estamos a punto de entrar en la parte caliente de 2012.

A su ambiciosa actuación al volante se unió la desgracia de Sebastian Vettel, principal adversario en la general del Mundial hasta el momento. Con él mantuvo un bonito duelo sobre el asfalto, cuando coincidieron persiguiendo el podio. Había acelerado por detrás Alonso con decisión en el semáforo. «No tenía un plan. Improvisé en los primeros metros», explicó después sobre el delicado descorche de la cita. La estampida inicial desembocaba en la peligrosa chicane que sacude corazones y chasis, sobre todo cuando se toma así, en rabioso grupo. 

Ahí cazó un par de plazas, antes de encarar las rapidísimas rectas del Parque Real entre zarpazos a Di Resta, Raikkonen o Michael Schumacher. Progresaba sobre ese Ferrari tan alegre sobre su pista fetiche, pie a fondo y frenadas duras. Cuando llegó el cara a cara con Vettel, ya los dos con las Pirelli duras y frescas, el F2012 lucía mejor tono. En la salida de los boxes Alonso intentó el asalto, pero fue más adelante, tras protagonizar un paralelo trepidante. Intentó la pasada por fuera y el alemán le cerró con violencia. 
«Todo el mundo lo ha visto», comentó el asturiano, visiblemente enojado con la maniobra a más de 300 kilómetros por hora de su rival. Salió de la arena con más ansias todavía de tumbar al Red Bull. Un par de vueltas más tarde se lo quitó de encima con limpieza. De inmediato, los comisarios sancionaron a Vettel con un paso obligado por los garajes. Su ruina se confirmó con la rotura de su coche y el abandono. Alonso, de pie, recordó entonces los 25 puntos que el último campeón le había limado en Spa. Ahora era el momento de arreglar las cosas. 


Por delante, con Jenson Button también fuera de combate por culpa de su McLaren gripado, quedaba Felipe Massa en persecución lejana a Hamilton. «Como siempre, me he comportado de manera profesional. He hecho lo mejor para el equipo», explicaba después el brasileño, al que su compañero adelantó con facilidad en la vuelta 40. Ni sus ruedas ni su ánimo eran demasiado beligerantes. A esas alturas, la Scuderia estaba a oscuras por culpa de un apagón eléctrico de media hora en los boxes. 
Puesta en su lógico orden la pareja ferrarista, irrumpió por detrás el Sauber de Sergio Pérez, imposible de bloquear en las vueltas finales. Alonso, al verle por el retrovisor, no gastó energías en la inútil defensa. Sólo pensaba en los 37 puntos de ventaja sobre Lewis Hamilton, segundo clasificado ahora, en los 38 sobre Kimi Raikkonen, tercero, 39 con Sebastian Vettel. Las cuentas del Mundial le cuadraban. El título, su tercera corona, se va dibujando poco a poco en el horizonte.
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Contador aguanta




Retorciéndose sobre paredes de cemento áspero. Sin perder la compostura por el envite desesperado de un rival admirable. Alberto Contador, con inteligencia, sin cebarse con el acoso de Purito Rodríguez, administra el esfuerzo para no agotar las energías, para no claudicar en las rampas de la Bola del Mundo, el último escalón antes del homenaje en Madrid. En los dos últimos kilómetros del monte coronado por dos antenas de televisión que parecen dos cohetes listos para despegar se rubrica otra intensa página de una Vuelta espléndida. Purito se agarra al hormigón y acelera a golpe de riñones para descolgar a Valverde. Balancea su bicicleta sin sentarse, sin mirar atrás. Contador aguanta, boquea y regula el ritmo en rampas del 20% de desnivel. No se obsesiona con el arreón del barcelonés y decide subir a ritmo. Ligero, sin chepazos. 

Por detrás, Valverde pierde comba. La segunda plaza peligra. Emoción para una jornada que arrancó anodina, con una fuga de una veintena de corredores. Adiós a un ataque lejano para castigar a Contador. Purito asciende por un callejón estrecho, con pavimento descarnado y aficionados locos por empujarle, por tocarle. Trepa para distanciar al murciano, para inquietar al madrileño y, sobre todo, por orgullo. Maldito día de descanso en Comillas. Pelea por fe, para demostrar a todos que merece más que la tercera plaza del podio. Un ataque soberbio, pero también para la galería. Aprieta el manillar con rabia, con la impotencia de saber que no dispone del margen necesario para culminar su reto. 

A lo lejos, con la distancia justa, le observan Contador y Valverde. Ambos tiran de calculadora y ninguno pierde los nervios ante la tortura padecida en unas rampas criminales. El líder, con un amplio colchón de segundos, administra la renta como un experimentado gestor. El baluarte del Movistar se exprime y supera al madrileño. Va de menos a más y al final, sólo cede 25 segundos. Contador pierde 44. Sin cambios en la general. 
Purito llega a la cima muerto, con el resto, y en la misma línea de meta es recogido por los auxiliares del equipo. Fin del suplicio presenciado por miles de aficionados y cicloturistas que antes de la llegada de los protagonista soportaron una persistente lluvia, truenos y relámpagos. 

Sol en Madrid y Segovia. Un espectáculo sin un metro libre en los arcenes de la carretera de Navacerrada. Aparcamientos colapsados, bocadillos y cervezas agotados en los bares y cafeterías. La Vuelta, adecuada réplica del Tour. Purito es el noveno de una jornada que careció de la épica de anteriores citas, pero grabada a fuego para Denis Menchov. El ruso, gregario del catalán, escondido durante toda la Vuelta, se impone en la emblemática cima después de aprovecharse de la fuga nacida poco después del banderazo de salida y de derrotar en el último suspiro a Richie Porte, su compañero de escalada en la Bola del Mundo. 
En la escapada buena también hubo gente de primer nivel: Cobo, Bouet, Montaguti, Kessiakoff, Seeldraeyers, Lodewyck, De la Fuente, Duque, Sicard, Peterson, Ignatyev, Kostyuk, Capecchi, De Weert, Steegmans, Vlarke, Machado y Geschke. 

Euskaltel, buscando el triunfo de Igor Antón, colaboró con Saxo Bank en una captura que nunca llegó. Como tampoco fructificó la última embestida de Purito. Hoy, fiesta en Madrid con el renacido Contador en la cúspide de un podio ganado en una edición hermosa de la Vuelta.
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Le niegan la renovación a Anna Tarrés



«Acabará entrenando en el extranjero». Esa convicción tenía un altísimo mandatario del olimpismo español a 29 de marzo de 2012. Tres días antes se reunió con Anna Tarrés y, como ese mandatario también trata con Fernando Carpena, presidente de la Federación de natación, tenía algo más que un presentimiento: ella difícilmente continuará tras los Juegos de Londres, pero no le faltará trabajo, pues no hay en el planeta de la sincronizada nadie con mejor caché. 

El acta de defunción de Tarrés se selló ayer. A primera hora de la tarde, David Llorens, desde El Mundo Deportivo, informó del deceso, confirmado por la propia entrenadora a este diario minutos después. Dos horas más tarde, sin embargo, desde la Federación de Natación aún señalaban a este periódico: «Aún no puedo ni confirmar la noticia». Lo hicieron a las 23.07, sin más explicación que las «razones estrictamente profesionales y de política deportiva». 

La esquela, aunque fuese previsible, conmociona al olimpismo español. La relación personal entre el presidente y la seleccionadora podía ser pésima, pero los cuatro podios olímpicos -plata en dúo, bronce por equipos en Londres- parecían un blindaje suficiente para Tarrés, niña rara -¡y tanto, le dio por la sincro y hasta fue olímpica (1984)!-; una mujer torrencial, con sus cosas, de extrema exigencia hacia abajo y hacia arriba; un genio dentro del gremio que había completado el triple mortal. Porque ante el éxito de Gemma Mengual, bajo la dirección técnica de Tarrés, alguien podía mantener que se debía, sólo, al talento de la sirena. Pero tras la retirada de la gran diva continuó la gloria, lo que definitivamente impedía negar el trascendental papel de la preparadora. 

De hecho, con un equipo renovado y bajo el mismo patrón de innovar, la sincronizada reeditó medallas olímpicas hace apenas un mes. Por encima, sólo China y Rusia; por detrás, las otras potencias que parecían inalcanzables cuando Tarrés se puso al frente (1997) de una disciplina que, sin dejar de ser marginal, ha alcanzado altísimas cotas de reconocimiento social. Pregunten a la aseguradora Asisa, que moteó calles, carreteras y periódicos con anuncios con las sirenas de la sincronizada como protagonistas. La seleccionadora tenía planes: globalización, exhibiciones en el extranjero, en los Emiratos Árabes y otras tierras pujantes, en busca de recursos. Ideas, siempre, para crecer en un deporte que sin Tarrés se arriesga a frenar en seco, a 10 meses del Mundial de Barcelona.
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Premio a la amistad



Cuentan en la Federación Española que ellos mismos se ríen de esa exaltación de la amistad que la prensa y el público les atribuye. De hecho, no es difícil que en los pasillos se llamen, en tono de broma, «catalufo» y «español». Y que las collejas vuelen en presuntos piques para amenizar concentraciones. Para Iker Casillas y Xavi Hernández, los capitanes de la selección española de fútbol, condecorados ayer con el Premio Príncipe de Asturias, su relación es, simplemente, normal. Pero probablemente en un mundo, el del fútbol, en el que casi nada es normal, su normalidad sea lo anormal. Más allá del jeroglífico, ambos fueron premiados ayer por el jurado de los Premios Príncipe de Asturias porque simbolizan «los valores de amistad y compañerismo más allá de la máxima rivalidad de sus respectivos equipos» y porque «su comportamiento deportivo es un modelo para los jóvenes». 


Los 18 miembros del Jurado del premio en su categoría deportiva decidieron (por 11 votos a 7) que fueran ellos y no el Comité Paralímpico Internacional el receptor de un premio que, una vez más, se vio envuelto en la polémica, especialmente satírica en las redes sociales. El hecho de que la selección española lo recibiera en 2010, después de ganar el Mundial de Sudáfrica, ha llamado mucho la atención e hizo que, si bien nadie considera injusto que se lo den a estos dos futbolistas, sí parece obvio que la cercanía con el reconocimiento colectivo de hace dos años hacía quizá innecesaria una reafirmación. Por no hablar de las bases mismas del premio. Según su reglamento, el galardón se entrega «a la persona, institución, grupo de personas o de instituciones que, además de la ejemplaridad de su trayectoria, haya contribuido con su esfuerzo, de manera extraordinaria, al perfeccionamiento, cultivo, promoción o difusión del deporte». Bajo esos parámetros no es difícil imaginar que acaso el Comité Paralímpico, en conjunto, haya hecho más esfuerzo en esa dirección. Sin embargo, la candidatura promovida por Joseph Blatter, presidente de la FIFA, fue la que finalmente triunfó. 


La presidenta del jurado, Arantxa Sánchez-Vicario, insistió una y otra vez en el carácter «social» del premio. No se trataba de un reconocimiento puramente futbolístico, sino «a la labor de concordia y unión que ellos han llevado a cabo». Probablemente aquella llamada de teléfono lo cambió todo. Es una historia ya contada: tras la Supercopa de España de 2011, cuando la tensión entre Madrid y Barça había llegado a su punto álgido, Iker levantó el teléfono y llamó a Xavi, con el que lleva compartiendo vestuario en España 15 años. «Hay que parar esto», le vino a decir, y aquello se paró. La selección no se vio a fectada y ganó la pasada Eurocopa con una pareja de centrales -Sergio Ramos y Piqué- que también podrían haberse llevado el Premio según el criterio del concedido ayer. El caso es que la Federación Española de Fútbol, conocido el premio, no tuvo a bien programar una comparecencia de los dos, que sí hablaron después en la entrega de un premio por parte del Diario Marca, el Marca Platino. «Tenemos una relación de hace mucho tiempo. Somos la cabeza visible pero hay muchos jugadores detrás que en su día supieron limar ciertas cosas que sucedieron», dijo Casillas en mitad de las bromas de sus compañeros. 


«El premio es un reconocimiento a nuestra labor, a nuestra generación de futbolistas, a una relación de amistad. Llevamos 15 años coincidiendo en la selección española, tanto en categorías inferiores como en la absoluta», dijo Xavi, que reconoció que, en su momento, «hubo tensión, pero se solucionaron las cosas. La amistad está por encima de todo». Sus personalidades despiertan tanta admiración, incluso en el bando rival, que nadie se atreve a cuestionar la legitimidad del Premio. Tampoco, por supuesto, los Príncipes, que les enviaron un telegrama, menos entusiasta que, por ejemplo, Esperanza Aguirre, muy contenta pese a que pensaba, de inicio, que el premio era sólo para Iker.


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Cristiano Ronaldo se aisla



En 2012, para un tipo solitario, aislado, el cauce natural de expresión son las redes sociales. Cumpliendo la lógica, ayer Cristiano Ronaldo, 48 horas después de soliviantar a todo el Real Madrid con su tristeza publicada, usó Twitter y Facebook para hablar. Poco antes de las 21.00 horas, el portugués emitió un comunicado donde, pese a que el origen real de sus palabras del domingo es un retraso en la renovación de su contrato, con el que pretende ganar más dinero, negaba que su estado de ánimo responda a una cuestión económica. Eso sí, no aportaba ningún motivo. El misterio sigue. «Me siento triste y, al expresarlo, se ha creado un gran revuelo. He sido acusado de querer más dinero, pero algún día se demostrará que no es así. Sólo quiero garantizar a los fans del Real Madrid que mi motivación, mi dedicación y mi deseo de ganar todas las competiciones no se verán afectados. Tengo demasiado respeto por mí y por el Real Madrid como para dar menos de lo que soy capaz. Abrazos to all madridistas». 

Unas palabras impresas, unas líneas y, de nuevo, el silencio del divo. Porque hay pocas dudas acerca de la asumida condición de divo del jugador portugués, de su necesidad constante de ser querido que no colman los aplausos, ni los goles, y de la falta de control sobre la repercusión de sus acciones. Con independencia de las peticiones económicas, legítimas, circunstanciales y que corresponden a una negociación entre empleado y club, es evidente que las repetidas actuaciones de Cristiano en busca de reconocimiento responden a variables de orden afectivo, en opinión de algunos psicólogos consultados por este periódico. 
En esa coyuntura, hasta una prórroga en el proceso de una renovación, algo perfectamente normal, puede ser interpretada por el afectado como una falta de consideración. Suele suceder en personajes que, a pesar de estar rodeados por centenares de personas, se encierran en sí mismos, se refugian en su solitud y pierden la perspectiva. 

Su casa en Madrid

Algunos detalles sobre la vida de Cristiano en Madrid, a los que ha tenido acceso este periódico, apuntan hacia esa soledad del divo. El jugador solía acudir a un restaurante vasco cerca de su residencia, en la urbanización de la Finca, a las afueras de la ciudad. Al poco tiempo, decidió solicitar al dueño que le llevara la comida a casa para evitar el asedio de los aficionados. En el cuadro técnico del Madrid llegaron a mostrar preocupación porque el futbolista se lesionara solo, dado que había instalado un gimnasio en su domicilio, en el que se pasaba las tardes enteras, entre pesas y sesiones de abdominales. 

Otro testigo sitúa a Cristiano en un acto del mundo de la moda al que acude para acompañar a su novia, Irina Shayk. Al descubrir que acapara toda la atención, el jugador habría pedido una sala para aislarse hasta la conclusión. Recientemente, decidió asistir junto a la modelo rusa a una representación del musical El Rey León, en el Teatro Lope de Vega, en la capital. Entró cuando la sala ya estaba a oscuras, con una gorra y la mirada baja, pero fue reconocido rápidamente. Tuvo que pedir repetidamente que no le hicieran fotos y, en el descanso, la pareja abandonó la platea a la carrera. En la segunda parte del musical, sus sillones estaban vacíos. Para los psicólogos, algunos de los patrones de conducta podrían ser coincidentes con los de un trastorno narcisista de la personalidad, que se caracteriza, fundamentalmente, por la exigencia de una admiración excesiva, expresada de forma soberbia y arrogante. 

Ronaldo e Irina

Nada de lo que pide es excesivo para la percepción de Cristiano, pero la distorsión mina profundamente el sentido de equipo. La consecuencia es que a su aislamiento exterior se añade el del vestuario. A los futbolistas españoles, además, no les gustó su actitud en las semifinales de la Eurocopa, frente a otros como Pepe que, concluido el partido, entró en el vestuario de España a felicitar a Del Bosque y sus internacionales. 

El Madrid ha asistido estupefacto al estallido de su estrella. A pesar de que crea que sus palabras se deben a un enfado por el retraso en una renovación, sea por la fórmula fiscal después de la Ley Beckham o porque el portugués tiene contrato hasta 2015, la preocupación por la hipersensibilidad de su jugador franquicia aumentó. 

Cristiano observa lo que de Leo Messi dicen todos sus compañeros y entrenadores, y ello le produce mayor contrariedad. Probablemente, la gestión de los apetitos de Messi, incluida la renovación de su acompañante Pinto, ha sido más eficaz que en el caso del portugués. Desde que Cristiano dejó Madeira para ir a la cantera del Sporting de Portugal, nada fue fácil. Para empezar, se mofaban de su acento. Posiblemente, ello alimentó su lucha contra todos, pero dejó sin resolver la que cualquiera libra consigo mismo.
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Fábregas discutido ya por algunos aficionados



La jugada tuvo su qué. Leo Messi, el futbolista que más remata del Barcelona, en una posición franca para buscar la portería rival en su partido frente al Valencia, decidió por sorpresa girar el cuello y buscar con la mirada a Cesc para que fuera él quien opositara, con escasa fortuna, a la gloria efímera del gol. Anda La Pulga preocupada ante la creciente melancolía del cuatro, discutido ya por una parte de la hinchada -un sector del Camp Nou castigó con pitos sendos errores ante Diego Alves-, e incapaz de tomarle el pulso al entramado táctico del equipo. Y el argentino, cacique del grupo, que hizo buenas migas con el chico de Arenys en las categorías inferiores del club azulgrana -a ambos les unía su carácter algo retraído-, intenta poner de su parte para solucionar un problema que, lejos de remitir, amenaza la estabilidad emocional del vestuario. 

Cesc, aquel futbolista al que su gran mentor, Arsène Wenger, emparentó en su día con Michel Platini, uno de los mejores nueve y medio de siempre, lleva sin marcar un gol en partido oficial con el Barcelona desde el pasado 8 de febrero. Desde entonces, 21 encuentros sin ver puerta con su equipo, condenado a que su furiosa irrupción en el equipo el curso pasado -con 14 goles en los primeros 23 partidos- quedara en el olvido. 

Lleva Tito Vilanova insistiendo todo el verano en que ésta será «una gran temporada» para Cesc pese a la obligación de jugar como interior, posición en la que el futbolista se siente encorsetado y lejos de aquella anarquía de la que tanto disfrutó con aquel 3-4-3 en rombo que ideara en su día Guardiola para hacerle un hueco tras la espalda de Messi. 

El ex técnico del Barça, precisamente, tuvo algún que otro desencuentro con el ex capitán gunner, al considerar que su vida privada le impedía poner los cinco sentidos a la hora de adaptarse a un juego tan específico como el que practica el Barcelona. «A veces me he sentido perdido», llegó a confesar Fàbregas la temporada pasada en las catacumbas de Stamford Bridge, antes de batirse con el Chelsea en la ida de semifinales de la Champions y ser uno de los protagonistas negativos de la noche al errar varias ocasiones. 
Pero Tito, que fue quien más insistió en la contratación de Cesc, convencido de que antes o después acabará asumiendo el liderazgo que se le presuponía, ha contado con el centrocampista en los tres partidos de Liga. Encuentros en los que, eso sí, siempre acabó sustituido. En la Supercopa contra el Real Madrid, mientras, Fàbregas tuvo un papel residual (siete minutos en total). 

«Para algunos parece que si Cesc no marca, no juega bien», se quejaba el domingo Andoni Zubizarreta, consciente de la depreciación de un futbolista por el que el club azulgrana pagó 29 millones de euros. 
Pocas veces tuvo un centrocampista que buscar la redención mediante el gol. Una virtud que, en el caso de Cesc, ha mutado en condena.
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