jueves, 27 de septiembre de 2012

David Millar habla



Sostiene el arrepentido David Millar que está convencido de que Miguel Indurain sólo ganó limpio un Tour de Francia, que los cuatros restantes los conquistó recurriendo a sustancias prohibidas, que el navarro fue una víctima de su época, esa en la que no se podía triunfar sin recurrir al dopaje, como hacía la mayoría de corredores de su generación. Más estiércol sobre el maltratado ciclismo. 

Acusaciones sin pruebas para aumentar la carga de sospechas sobre uno de los mejores corredores de todos los tiempos. Ataques respondidos con el menosprecio del silencio. Indurain no contesta las llamadas telefónicas realizadas por este periódico y el director Eusebio Unzúe prefiere no pronunciarse sobre la andanada lanzada en el programa Informe Robinson del martes por la noche. 

En el espacio de Canal +, el británico promocionó su libro Pedaleando en la oscuridad, donde describe su hundimiento como ciclista y ser humano tras descubrir la policía, en 2004, que consumía productos prohibidos, por lo que fue sancionado durante dos años. Desde entonces, está considerado como un modelo de corredor arrepentido que colabora con la Agencia Mundial Antidopaje. 
El rodador del equipo Garmin afirma que Miguel Indurain, un «señor», fue su ídolo, pero que se dejó atrapar por el sistema corrupto del ciclismo de los años 80 y 90. 


Millar, que ganó una etapa en la última edición de la ronda francesa, aprovecha el reportaje de Michael Robinson para promocionar su biografía, para escandalizar y presentarse como estandarte de ciclista que combate el dopaje. Aclara que en la actualidad sí se puede ganar corriendo limpio. 

En el programa ensucia la trayectoria de Indurain, pero también mancha la ya de por sí deteriorada imagen de Lance Armstrong, amenazado con perder sus siete Tour de Francia. Millar recalca que el hecho de doparse no garantiza que el deportista logre el éxito, porque para ello se precisa talento, sacrificio y entrenamiento duro, pero que sí proporciona una ayuda extra en el rendimiento extremo: «En lugar de terminar décimo, acabas primero». Esa es la diferencia.

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