Cristiano decide


«Bien, estoy bien», decía Cristiano Ronaldo ayer por la mañana al salir de las pruebas para valorar el alcance de los problemas musculares que le hicieron pedir el cambio en la segunda parte del partido del pasado sábado frente al Almería. El parte médico del club habla de «lesión en la parte posterior del muslo izquierdo», sin especificar tipo ni duración, pero las exploraciones indican que los mensajes de calma lanzados en Almería por Ancelotti y el propio Ronaldo iban en la línea correcta. 

No hay rotura, sólo sobrecarga, y el tratamiento no va más allá de sesiones intensivas de masajes y algo de reposo. La poca trascendencia del choque de mañana ante el Galatasaray aconseja el descanso y la vuelta en Liga frente al Valladolid, pero ni siquiera eso está confirmado. Dependerá del jugador, lanzado desde que Blatter lo bautizase como El Comandante –14 goles en siete partidos con el Madrid y Portugal desde entonces– y en el epicentro de la batalla por el Balón de Oro, en la que no desaprovecha un sólo partido para fortalecer su candidatura. El jugador más fiable del Real Madrid, uno de los que menos lesiones acumula en su historial, ha sido el último de la terna de candidatos al galardón en pisar la enfermería. 

Desde allí Ribéry, que se perdió el duelo ante el Borussia Dortmund por una fisura en una costilla, aprovecha para reivindicarse: «No marco tanto como Cristiano, pero yo incendio las defensas», lanzaba el galo en Le Monde, convencido de sus opciones: «No tengo miedo, estoy seguro, ya he hecho todo lo que debía», sentenció el atacante, el más olvidado en los debates entre Cristiano y Messi y quizá por ello el que más tiempo está invirtiendo en promocionarse. 

«Antes era bueno, ahora soy el mejor», decía en otra entrevista, en L’Équipe, hace diez días, en la que aprovechaba para descubrir que su mujer ya preparaba un hueco «debajo de la chimenea» para el trofeo. 

En el Madrid esperan que la pelota dorada pase por el vestuario del Bernabéu y que Cristiano siga reclamándola a base de goles. Pero prima la calma, permitida por un calendario que arranca con el choque ante el Galatasaray y sigue con un partido de Liga en Madrid ante el Valladolid, uno de Copa en Xátiva en el que Ronaldo no podrá jugar por sanción y la visita a Copenhague en la última jornada europea. Poca urgencia, por tanto, para una plantilla que respondió bien en Almería y que vuelve a recuperar a Di María y Marcelo.
Read More

España no perdía un amistoso desde 2011


Fue sorprendente, por no decir algo peor, ver el lío que se montó a falta de 13 minutos, cuando Valdés se lesionó en el gemelo y los banquillos de España y Sudáfrica, con miembros de la FIFA por medio, terminaron a grito pelado por si la campeona del mundo podía hacer el cambio o no. El partido era amistoso, pero tenía reglas, y decían esas reglas que se podían hacer seis cambios. Ni uno más. Y poco antes, Del Bosque había agotado esa media docena metiendo a Koke en el lugar de Iniesta, que tuvo, como el resto de sus compañeros, un paso apenas testimonial por el estadio donde llegó a tocar el cielo. 

España pidió, ante la lesión de Valdés, que le dejaran hacer un cambio extra para meter a Reina y no tener que prolongar mucho la imagen de Álvaro Arbeloa –fue él quien se presentó voluntario– con la camiseta de Valdés. «Era una cuestión de fair-play», adujeron después, consumada la derrota, tanto Vicente del Bosque como Pepe Reina. 

No lo entendió así Gordon Igesund, el técnico sudafricano, al que se lo llevaban los demonios ante ese cambio de reglas repentino. Finalmente, no se sabe muy bien atendiendo a qué, los responsables de la FIFA autorizaron el cambio. Dio igual. A esas alturas de la noche, estaba claro que España no iba a ganar el partido. 

«Hemos entrado bien, pero poco a poco nos hemos ido abriendo y le hemos dado espacio al contragolpe de ellos», analizó Vicente del Bosque nada más terminar en la televisión. El seleccionador nacional no tuvo reparos en reconocer que, ayer, «han sido mejores que nosotros. Hemos merecido la derrota y no pasa nada por decirlo», afirmó. En realidad, la trascendencia es ninguna salvo romper una racha que duraba dos años, tiempo en el que España no perdía un amistoso –el último fue el 12 de noviembre de 2011 en Wembley ante Inglaterra–. En partido oficial tan solo había otro (la final de la Confederaciones). 

«Era una cosa muy sencilla, era cuestión de sentido común aplicar el fair-play», insistía Pepe Reina, que después, en la zona mixta, dejó un aviso: «Ciertas curas de humildad a veces hacen que el grupo sea más fuerte y esperemos que así sea», afirmó en Onda Cero. «No me quejo de la actitud de los jugadores», concluyó Vicente del Bosque, que tendrá ahora un montón de tiempo para pensar –sobre el partido de ayer y sobre la gira en sí, que ha levantado una polvareda considerable–. La peor parte fue para Víctor Valdés. Los primeros exámenes hablaban de una rotura de fibras en el gemelo, según los médicos de la Federación. Si se confirma, serían de cuatro a seis semanas de baja, o lo que es lo mismo: adiós al año 2013.
Read More

España se prepara


Nada realmente trascendente ha sucedido en el Soccer City desde el 11 de julio de 2010. A la selección española, reina ese día en ese estadio, la han sucedido, por ejemplo, Coldplay, Lady Gaga, Metallica, Bon Jovi o Justin Bieber, cuyos conciertos han sido lo más llamativo de la actividad presente en el estadio de Soweto, hoy, por motivos publicitarios, el patrocinio de un banco, bajo el nombre de FNB Stadium, aunque por mucho que se empeñen, en España siempre será el Soccer City, el recinto donde Iniesta elevó a la selección a la cima más alta de toda su historia. 

Ayer habían pasado 1.225 días desde ese partido contra Holanda, y a las 8.30 horas aterrizaba el avión de los campeones del mundo, vigentes desde entonces, en el aeropuerto O. R. Tambo de Johannesburgo. Un centenar de aficionados los esperaba –pasión especial por Íker e Iniesta–, igual que el embajador español, Juan Ignacio Sell, recibieron a la expedición, con una sonrisa amplia pese al desplazamiento de más de cinco horas desde Guinea Ecuatorial. 

Esa sonrisa se amplió cuando el autobús los dejó en el hall del Hotel Da Vinci, en el distrito de Sandton, el mismo lugar donde pasaron las horas previas a la final del Mundial. «Muchos recuerdos, todos muy bonitos», dijo Sergio Ramos. Hoy será, cómo no, Andrés Iniesta, el autor del gol en el minuto 116, y Casillas, el otro héroe, quienes hablarán. «Vamos a vivir sensaciones realmente especiales», escribía el manchego ayer en su cuenta de Twitter. Los jugadores tuvieron la mañana libre y por la tarde entrenaron en el Orlando Stadium, también de Soweto, y para el día de hoy dejan el entrenamiento oficial en el escenario de sus propios sueños. 

En su paraíso particular, en resumen, que pisarán probablemente después de la recepción oficial del presidente del país, Jacob Zuma –todavía no confirmada–. Todo son sonrisas en España, incluso con Xabi Alonso, que ayer entrenó con normalidad. Todos tienen, claro, un montón de recuerdos de aquel 11 de julio de 2010, cuando fueron campeones.
Read More

Adiós a Martillo Ortiz


Antonio Ortiz Galón, Tony Ortiz, era uno de esos boxeadores con más corazón que cabeza y con tanta capacidad de aplicar golpes como de recibirlos. Dio muchos, pero le dieron más. Martillo Ortiz era también Yunque Tony. El clásico fajador. El típico púgil querido por los aficionados, siempre más tendentes a otorgar su cariño a quienes sangran que a quienes bailan.

Era lo que parecía. Parecía lo que era: un hombre de pueblo, de campo andaluz de los años 40. Un niño campesino emigrado a Madrid a los nueve. Un chavea que quería ser torero y que a los 13 vio que iba a ser boxeador, aunque tal vez no quería. «La vida es una broma», solía repetir. 

Pero no. La vida no es una broma. Es una cosa muy seria. Y dramática, aunque pueda resultar cómica. Una comedia triste con, siempre, un final infeliz. Le agradeces y le reprochas historias, momentos. Tony le rindió y le pidió cuentas. Flaco, fibroso, duro, honrado, generoso. Intercambió golpes con ella y, en cierto modo, la venció por puntos, aunque ella siempre acaba ganando por K.O. 

Tony encontró en los guantes de crin unos amigos y una salida. Y, después de todo, no le fue mal en unos tiempos dorados del boxeo español, los años 70, con campeones europeos y mundiales como Urtain, Velázquez, Carrasco, Castañón, Evangelista, Legrá, Senín, Durán, Lastra, Perico Fernández, Gitano Jiménez… Tony, que había debutado con no mucho éxito en 1966, se alzó, a fuerza de tesón y coraje, con los títulos nacionales de los pesos superligero y welter. Su gran oportunidad le llegó en junio de 1973. Al borde de los 29 años y tras 60 peleas, iba a enfrentarse al turco Cemal Kamaci por el cetro europeo de los superligeros. 


Lo tenía casi imposible. Sólo había peleado dos veces fuera de España, contra el argentino Nicolino Locche y el francés Baldassare Picone. Y en ambas había perdido. El combate frente a Kamaci era en Estambul ante 25.000 fanáticos. Y, como él decía, «yo, para ganar al rival tenía que matarlo». No lo mató, pero lo envió a la lona y le ganó por puntos. 

En el juego de tronos que fue su vida profesional en esa época, renunció al continental para medirse, en 1974, al italiano Bruno Arcari en un intento por sentarse en el mundial (versión WBC). Perdió por descalificación en el octavo asalto. Recuperó la corona europea y la perdió, por K.O., ante Perico Fernández en un combate excesivamente cruel, puro negocio de los organizadores, para quien, macerado después de diez años de profesional, era ya un hombre sonado. 


La pelea con Dum Dum Pacheco, en 1977, acabó por machacarlo. Hacía decidido retirarse y montó un mesón. Le fue mal y tuvo que volver al ring. Pacheco lo demolió y a Tony le fue retirada piadosamente la licencia. En 1978 ya era un ex boxeador con 87 combates, casi todos ellos, incluso los triunfales, con demasiado castigo, a sus espaldas. Se resumían en 55 victorias, 22 derrotas y 10 nulos. 

Luego se empleó en varios oficios. Creemos recordar que trabajó o acabó de bedel en un ministerio. ¿El de Justicia…? Da igual. La memoria nos falla o nos traiciona, pero no hasta el punto de que olvidemos a Tony. Un campeón que se fajó con la vida hasta dejársela entre 69 años y 12 cuerdas. 
Read More

El Atlético va a largo plazo


«Es una estrategia del club», explican desde los despachos del Calderón, donde tratan de dar continuidad en el futuro al presente, brillante, que observa hoy al equipo en la posibilidad de clasificarse para los octavos de la Champions ganándole al Austria de Viena. Un escenario hace poco impensable para el Atlético, cerca de olvidar el torneo hasta febrero, despreciando las dos últimas fechas –otra cosa es lo que piensen en las oficinas, ávidas del dinero que da la UEFA por ganar y empatar–. 

Esa «estrategia del club», sin embargo, viene auspiciada por el entrenador, como todo lo que sucede en el club desde hace casi dos años. Cree Simeone que eso aumenta el compromiso de los jugadores, la identificación de la afición con ellos, cuestiones tan fugaces en el fútbol como la complicidad, el entendimiento de lo que ocurre con sólo un gesto o un cántico, un proceso, ser todos lo mismo, fatigoso de lograr. 

«Es un gran trabajo del club, que está haciendo un esfuerzo económico importante, y es una valoración del trabajo hecho por los jugadores», explica el técnico, cuyo compromiso finaliza en 2017, igual que el de la mayoría de su equipo titular. En apenas seis meses, el Atlético ha renovado a Juanfran, Miranda, Godín, Filipe, Mario, Koke, Arda y Costa. Sólo Miranda (2016) concluye antes que el entrenador. 

El caso de Gabi, que finaliza también en 2016, está pendiente, aunque ambas partes dan por hecho que antes de que termine el curso ampliará al menos otro curso. Así las cosas, apenas Villa (cuyo contrato deberá revisarse en junio), Courtois (cedido por el Chelsea) y Tiago no tienen asegurada su continuidad cuando llegue el verano. «Los hinchas se sienten agradecidos ver mucho tiempo a los mismos jugadores. Ha salido muy poca gente desde que llegamos y eso genera una estructura fuerte, una idea, un futuro y sobre todo un presente», insiste el Cholo, que también pelea por revalorizar los activos del club. 

Esa revalorización encuentra estos días un ejemplo claro en Adrián. Pasa por sus horas más bajas, pero Simeone se ha propuesto recuperarlo y hoy el asturiano tendrá su tercer partido consecutivo como titular, aprovechando que Arda sigue de baja –también podrían tener sitio Raúl García y Tiago–. Adrián termina contrato en 2015 y devolverle el foco es bueno para la institución. Luego hay casos en los que también se trabaja. Por ejemplo en el de Raúl, hombre capital para Simeone y que seguramente será el siguiente en anunciar su ampliación y mejora de contrato –el vigente termina en junio–. Los más críticos recuerdan casos como los de Agüero, renovado pocos meses antes de ser vendido. No parece esa la dinámica actual, aunque admiten en el club que en verano la situación económica obligará a alguna venta. 
Read More

Óscar Freire se pone serio


Tiene poder de convicción Óscar Freire. O le asiste, simplemente, la verdad. Porque un amigo avisó a Freire de que Michael Rasmussen había dicho que «en el equipo Rabobank, el cien por cien se dopó». Y eso suponía implicar al español, que tomó el móvil, telefoneó a su ex compañero y le exigió: «O rectificas de inmediato o vamos a los tribunales».

 Eso contaba Freire a este diario media hora antes de que, efectivamente, Rasmussen, en declaraciones a Efe, corrigiese: «Había dopaje organizado, pero no incluía a todos. Ni una vez en mi vida vi doparse a Freire. De Flecha tampoco sé nada». 

Sí, el danés, sobre cuyas prácticas dopantes, esas sí, no hay duda, también había señalado a otro español, Juan Antonio Flecha, «que anda de vacaciones», según Freire, que era un hombre volcánico a media tarde. Decía: «Durante mi carrera tuve que aguantar a muchos, la mayoría, que tomaban de todo y esos nos acusan ahora. Gente que ha admitido doparse; alguno luego se arrepintió, pero siguió dopándose y dio otra vez positivo. 

Ellos han manchado todo y ahora van señalando. Yo hice lo que pude en el ciclismo [triple campeón mundial en ruta] sin tener que recurrir a lo que otros muchos. Rasmussen ha metido la pata al 100%. Tendrá que rectificar». Y rectificó. 
Read More

Acabó en empate


Pudo pasar de todo, y todo acabó en empate, un buen resultado según cómo se mire. El Elche se adueñó del partido en la primera parte pero el Athletic se lo comió tras el descanso, cuando ya no tenía nada que perder. Por primera vez el público de San Mamés sintió el frío en las gradas. Va a ser un invierno inhóspito con una grada al aire. El Athletic también sintió el frío en los huesos que le producen las alturas. 

Llega el equipo bilbaíno a la zona alta de la clasificación, con la oportunidad además de colocarse más arriba aún, y comienzan las tiritonas por el frío, los mareos por el vértigo, la falta de oxígeno de las cumbres. Así que el comienzo fue como salir del campo base de madrugada, con los carámbanos colgando inmisericordes en el exterior de la tienda de campaña. Apareció helado el Athletic, mientras el Elche traía encima el calorcillo, la confianza de un equipo nuevo en esta plaza, con buenos peloteros y las ideas claras. 

Y el partido se decantó enseguida hacia el Elche, en un saque de esquina que Lombán remató sin oposición alguna. 

Sorprendió en principio que Valverde prescindiera de Aduriz y fue él quien acabaría aproximando la remontada, que se quedó en empate, después de una segunda mitad distinta, con el Athletic en erupción. Ni siquiera el gol del Elche dos minutos después de la reanudación arredró a los hombres de Valverde, ya sin vértigo. 

Primero fue Susaeta, autor de un golazo antológico al rematar de volea un pase de 50 metros de Iker Muniain, al que ya no le dolía la espalda en la segunda parte; después Aduriz, como quedó dicho. Remató de cabeza un córner sacado por Beñat y el Athletic se marchó destemplado.
Read More