Piatada a Benzema


Las modas llegan y se van de la grada del Bernabéu. Superados (más o menos) los desvelos que provocó la portería, con Diego López afianzado en la Liga, ahora es Karim Benzema el que más música provoca en las tribunas. Él y Carlo Ancelotti se repartieron los silbidos del sábado ante el Atlético, con mayor continuidad para el francés. El italiano se los llevó al sentar a Isco, pero el runrún con el delantero fue otra vez constante. Atascado toda la noche, remató a portería tres veces en los 90 minutos que jugó, las mismas veces que Álvaro Morata, rescatado para el arreón final como medida de emergencia. 

En la Liga ha marcado dos goles en siete jornadas y, aunque ha dado otras dos asistencias, su papel está muy cuestionado en una temporada decisiva para él. El club ha apostado fuerte por el francés al permitir la venta de Gonzalo Higuaín. Se creía que la competencia con el argentino le agobiaba y que sin adversarios podría dar su mejor versión. Sin embargo, no termina de explotar, sobre todo en el coliseo blanco, donde parece sentir la presión. El resoplido del estadio pesa mucho sobre los hombros, como bien lo saben jugadores como Guti, tan talentoso e irregular al estilo del francés. El madrileño se supo ganar finalmente a una afición tan sensible a la calidad como al esfuerzo. Benzema no termina de captar las sensibilidades de Chamartín, donde un sprint a por el balón, aunque sea baldío, se valora. 

El Madrid pudo acudir al mercado de verano a comprar un goleador de altísimo nivel, como Cavani, Luis García o Falcao. También se preguntó por Wayne Rooney, pero en la dirección técnica no querían volver a presionar al 9 de Lyon. Le daban el puesto fijo, pero con una advertencia seria: o triunfaba esta temporada o su futuro estaría en peligro. En los primeros episodios del curso no ha despegado, acentuando uno de los flancos más vigilados de la actual plantilla: la posición de delantero. Carlo Ancelotti aceptó la configuración, con Benzema al frente para tan decisiva plaza y dos jóvenes relevos por detrás, como Morata y Jesé. 

Tras ocho encuentros oficiales, el francés ha sido titular siempre y los canteranos apenas han aparecido en el campo. No les siente Benzema como una amenaza y Ancelotti da la sensación de no creérselos todavía. Pero el viaje se complica y el italiano va a verse forzado a activar a los dos chavales si quiere que le sirvan de verdaderos revulsivos en muchos partidos, antes de que una lesión o una sanción del titular le obligue a soluciones alternativas. Su plan A podría pasar por colocar a Cristiano de delantero puro, acompañado en las bandas por Gareth Bale y Ángel Di María. Si no, tendría que mirar hacia Morata o Jesé o fichar un ariete en invierno. 

La pareja de canteranos es otra de las principales apuestas de esta temporada, con el propio Florentino Pérez muy ilusionado con su encaje en el primer equipo. En el Castilla, con siete derrotas en los primeros siete partidos de Liga, les echan muchísimo de menos. Se rechazaron ofertas interesantes por ambos con el objetivo de que fueran madurando bajo la gestión de Ancelotti. Hasta ahora Morata ha jugado 78 minutos y Jesé sólo 20. El primero estuvo a punto de empatar el sábado ante el Atlético, pero el canario, una de las perlas de Valdebebas, ni si quiera saltó a calentar. Aspirante de mucho carácter, empieza a perder la paciencia. Como el Bernabéu con Karim Benzema.
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El Atlético superior


No hay que ir muy atrás para recordar partidos del Atlético contra Osasuna –o contra Zaragoza, Valladolid, Almería... da igual– en los que un final como el de ayer terminaba en un gol inverosímil tras rebotar en siete defensas y dar cuatro veces en el poste. No es necesario un esfuerzo excesivo de la memoria para caer en alguna noche donde, como la de ayer, el Atlético era mejor que su rival, pero terminaba lamentando la huida de los puntos porque su área era una verbena. Ayer llegó, por primera vez en mucho tiempo, el equipo de Simeone con un marcador apretado al final, y sin embargo en toda la segunda parte apenas se le puede apuntar a Osasuna un remate de Oriol Riera que salió lejos, lejísimos, de la portería de Courtois. 

Es decir, que el Atlético no pasó apuros porque Osasuna no le creó ningún peligro, pero sufrió porque se sufre, qué caramba, cuando uno gana por apenas un gol. Antes, cualquier rebote, cualquier estrategia, hubiese supuesto el empate. Hoy no. Hoy el Atlético evita los sudores, confía en sí mismo y, aunque en la segunda parte no esté al nivel acostumbrado, saca adelante el duelo y suma los tres puntos, y ya son 18, pleno igualando el mejor arranque de siempre camino del Bernabéu, escenario del derbi el sábado. 

Quedan muy lejos los tiempos en que los rivales venían al Calderón con alegría, embargados por una sensación parecida al optimismo. El estadio rojiblanco hubo un tiempo en el que era verdaderamente dadivoso con sus invitados y era raro el que, un año u otro, no se llevaba algo en los bolsillos. Hoy la mayoría de los equipos van al Calderón con las precauciones mostradas ayer por Osasuna, recostado en su propio campo y esperando para salir si tenía alguna oportunidad. Eso, salir a buscar a Courtois, era algo secundario en todo caso. Es así que el Atlético se vio con la pelota y con un montón de gente del rival por detrás de ella. 

Dice Simeone que este curso están mejorando el ataque posicional, y falta le va a hacer porque los oponentes comparecen hoy a la orilla del río con el gesto severo, sabiendo que enfrente tendrán a un grupo que lo gana, de momento, todo y que es capaz de mirar de frente al Barcelona. Por ahí tuvo el Atlético el balón casi en monopolio y, aunque le costó encontrar la fluidez, hizo los méritos suficientes para tomar ventaja cómoda en el marcador. Eso fue cosa, como casi siempre, de Diego Costa, un futbolista que hoy sería capaz de hacer rentable una inmobiliaria. Le sale absolutamente todo al brasileño. Tras un susto inicial en el que Sisi, tras rebotes en Godín y Miranda, envió un balón al poste, Arda abrió el balón a la derecha, Juanfran controló como pudo, que fue muy bien, y su balón casi golpeó en la pierna de Diego Costa. Era el primero. Siguió el Atlético a lo suyo y poco después, en un centro maravilloso de Koke, el delantero conectó un cabezazo soberbio que dejó a Andrés Fernández –buen portero– con un palmo de narices. Un golazo que ponía, pareció, la calma en el marcador para lo que restaba de partido. Y así hubiera sido si en un despiste de Insúa a poco del descanso, Oriol Riera no hubiera conectado un remate en el área pequeña. Ahí estuvo el fallo rojiblanco. 

Precisamente por Insúa debiera comenzar el análisis de los cambios que introdujo Simeone. La conclusión, a bote pronto, es que Filipe tiene asegurado su puesto. Al lateral argentino se le vio muy lejos del ritmo que exige este equipo ahora mismo. El cambio de Tiago por Gabi –que sólo duró un tiempo por el golpe recibido por Mario– es más habitual. También se le notó algo descolocado a Leo Baptistao, que sin embargo trabajó junto a Costa lo indecible. 

En la segunda parte, de hecho, fue el Atlético el que tuvo las ocasiones más claras, especialmente dos de Arda, un virtuoso cansado ayer. Igual que Koke, desaparecido en ese segundo parcial. Pareció notarse un poco los constantes partidos y pareció notarse, también, que el Atlético ya se sabe uno de los grandes y estos partidos, antes de un derbi, quedan un poco desubicados, igual que los que debe disputar antes de una jornada de Liga de Campeones.
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Bale no pudo debutar


Casi al final de los ejercicios de calentamiento del equipo, Gareth Bale se echó la mano al muslo izquierdo. Habló con uno de los fisios y con el médico. Poca gente dentro del estadio se dio cuenta, pero Isco se puso a calentar cuando el equipo volvía a los vestuarios para el último refresco. El galés se había lesionado y, por precaución, no jugó. «He hablado con los doctores y no parece que sea un gran problema, pero el jugador no estaba cómodo y era mejor no forzar», explicó después su entrenador en la sala de prensa. 

Hoy por la mañana le harán una resonancia magnética y, aunque lo normal es que no juegue el miércoles en el Martínez Valero ante el Elche, Ancelotti dijo confiar en recuperarlo para el derbi del sábado. El chico, algo tocado en la moral, vio el partido tumbado en la camilla del vestuario del equipo recibiendo tratamiento. Primero un poco de hielo y después masaje para tratar de soltar un poco el músculo. 

A Bale le ha pasado factura la pretemporada. Mejor dicho, la ausencia de la pretemporada. «Claro que él ha tenido una pretemporada difícil, no sólo en lo físico, también el aspecto mental, porque él ha esperado mucho para estar aquí», dijo Ancelotti. Bale se ha lesionado después de aterrizar deprisa y corriendo el penúltimo día del mercado, irse corriendo a jugar la concentración con su selección y jugar, entre su equipo nacional y el Madrid, apenas 120 minutos en 22 días. Fueron 33 con Gales, 60 en Villarreal y 27 en Estambul. Su ausencia, inesperada, mandó al campo a Isco y al banquillo a Varane, que regresó, a trompicones, a una convocatoria. Esos movimientos hablan del fondo de armario del que dispone el Madrid, de ahí que Ancelotti lo tenga claro. «Tenemos que mejorar nuestra idea de juego, sobre todo combinar el uso de la banda con un juego más variado. Jugamos mucho atrás para cambiar luego, cuando es mejor un cambio de juego utilizando los mediocampistas». Y cerró: «Pero piano piano».
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El verdadero significado de Roland Garros


Mañana se cumplen 100 años de la mayor hazaña protagonizada por Roland Garros: la primera travesía aérea del Mediterráneo, acometida por este ídolo de la aviación francesa el 23 de septiembre de 1913 en el tiempo récord –para la época– de 7 horas y 53 minutos. Eso duró el vuelo entre Marsella y Túnez. 
Muerto cinco años más tarde, a la temprana edad de 29 años, cuando su caza SPAD fue abatido por un Fokker D-VII alemán en Las Ardenas, Roland Eugène Adrien George Garros pasaría a la historia como un héroe nacional gracias a sus victorias en combates aéreos durante la Primera Guerra Mundial y a su labor como pionero de la aviación civil. Hoy, sin embargo, su nombre es asociado por el gran público al torneo tenístico de los Internacionales de Francia –uno de los cuatro Grand Slam–, que se juega en el estadio parisino erigido en 1927 en su honor. 

¿Qué relación tiene con la más importante prueba sobre tierra batida del circuito este piloto del siglo pasado que, según un reciente artículo de L’Equipe, «pasó en cinco años de dandi a arcángel, desafiando las leyes de la gravedad para planear por encima de las contingencias y, de un golpe de hélice, cruzar el Mediterráneo»? Pues más bien poca, aunque se trataba de un deportista reconocido que practicó en su juventud el fútbol, el ciclismo o el rugby. 

Cierto es que nuestro hombre jugó alguna vez al tenis, como socio que era del club Stade Français, pero no fue manejando la raqueta como obtuvo su fama. El caso es que hacía falta construir unas instalaciones donde el legendario equipo de Los Cuatro Mosqueteros (Lacoste, Borotra, Brugnon y Cochet), que ganó nada menos que seis veces la Copa Davis, pudiera jugar como local y, con el fallecimiento de Roland Garros todavía reciente, su amigo y ex compañero de estudios en la Escuela de Altos Estudios Comerciales (HEC), Émile Lesieur, antiguo jugador de rugby y entonces presidente del Stade Français, puso como condición para aportar fondos rendir homenaje al héroe bélico difunto. 

No era para menos ya que, en plena Belle Époque, Roland Garros le había contagiado a sus conciudadanos el sueño de volar al tiempo que había ayudado a desarrollar un ingenio militar de combate que permitía disparar en vuelo a través de la hélice. Pero entonces ni Lesier ni nadie imaginó que el estadio, diseñado para intentar el asalto a la ensaladera de 1928, terminaría convirtiéndose en un templo internacional del tenis. 

Oriundo de la isla de la Reunión, territorio francés del océano Índico, Garros se hizo célebre por ganar pruebas aéreas como la del circuito de Anjou y por sus proezas aeronáuticas en Brasil, Argentina o Cuba. Para restituir su memoria, la Asociación Aeronáutica y Astronáutica de Francia (AAAF) organizó en 2010 una Conferencia Internacional: «Roland Garros, un inmenso pionero desconocido». Y tras sus pasos se inauguró poco después el anfiteatro que lleva ahora su nombre en el Museo del Aire y del Espacio de Le Bourget. 

Tenía 24 años cuando efectuó la primera travesía sobre el Mediterráneo. Había sufrido una avería en Córcega y no obstante, logró el aterrizaje con apenas cinco litros de gasolina. En febrero, el avión original con el que realizó la travesía Marsella-Túnez, un Morane-Saulnier H, así como su coche personal, un Bugatti, fueron exhibidos en la Feria del Automóvil de Colección. Fue el comienzo de una serie de homenajes que recordarán al pionero del cielo reconvertido, sin quererlo, en nombre y leyenda del tenis.
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Diego López y Casiilas se acercan



Conscientes de la inmensa lupa que les enfoca, los dos en Estambul cuidaron con delicadeza los gestos. Iker Casillas se retiraba hundido por el maldito golpe de Ramos, en el primer balón que tocaba, y sólo levantó la cabeza para aguantar unas décimas de segundo y desear suerte a Diego López, que atorado por las prisas (los guantes, las botas, el cuarto árbitro...) tardó un instante en ver que su compañero le intentaba acariciar. Los dos se fundieron en un rápido pero intenso abrazo. Iker se marchó dolorido, aunque ayer pasó pruebas médicas para descartar lesiones graves. Es una contusión que no le impedirá estar bajo los palos en la próxima cita de la Champions. 

Al finalizar el encuentro del martes, después de la goleada y un puñado de intervenciones soberbias, Diego López aprovechó los micrófonos para lanzar un mensaje claro, con fondo, en el peculiar duelo donde anda metido. «Estoy jodido por la lesión de un compañero», dijo, obligado a no bajar la guardia ante las cámaras ni siquiera tras el esfuerzo de 90 minutos. Los detalles sabe que cuentan tanto ahora mismo como su buen trabajo sobre el césped. 

En el abrazo del Ali Sami Yen había también una carga íntima de significado que sólo ambos manejan, tras meses de complicada relación personal. Sin tener nada el uno contra el otro, la situación de competencia extrema, con tanto fanatismo a favor y en contra de cada uno, les hizo distanciarse. Se cruzaban las palabras justas fuera de los ejercicios en los entrenamientos. Desde la pretemporada, aseguran en el vestuario que ha habido un notable acercamiento. Han naturalizado su relación y la tensión ha bajado. Los dos han puesto de su parte, siendo Diego el que ha tomado la iniciativa por respeto a la figura del capitán. La alternancia propuesta por Carlo Ancelotti ha ayudado también a suavizar la atmósfera, para alivio del grupo. 

Fuera del campo, Diego López lleva meses gestionando el desgaste del debate nacional creado en torno a la portería blanca. Llegó en enero ilusionadísimo al Madrid, sin imaginar el carrusel que le esperaba. Tras los primeros vaivenes, optó por aislarse mediáticamente, sin leer prensa deportiva, ni escuchar debates radiofónicos y saltándose los bloques deportivos de los telediarios. El discreto gallego se vio, de repente, en el centro de una guerra mediática y casi civil en las redes sociales, con enfrentamiento de seguidores madridistas de ambos guardametas. 

El choque llegó a la grada del Bernabéu, con el escándalo organizado en el homenaje a Raúl. Diego López estaba acostumbrado a preparar su físico a conciencia, pero le tocó también protegerse psicológicamente. 
Este verano se refugió en sus dos pueblos gallegos, el de su mujer y el suyo, sin olvidar dos horas diarias de gimnasio. En Valdebebas, sólo colocan a Cristiano Ronaldo por delante de él en las horas de pesas y en el cuidado de la dieta. Fuerte de músculo y recio de espíritu, su papel en la portería no se resiente. Al contrario, parece mejorar cada día.
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Iker se lesiona


La goleada de anoche despejó el desasosiego de la plantilla blanca en los primeros minutos del partidos, dominados por el Galatasaray y alucinando todos con la lesión de Casillas. Volvió a caer el hombre al que siempre habían puesto en el ojal de la camisa el clavel de la fortuna. La suerte se le escapó por la gatera hace meses al portero y, o da con ella urgentemente, o se va a oxidar en el agujero negro donde anda metido. «No puede ser, no puede ser...», musitaba entre dientes el capitán blanco, al sufrir el golpe de Sergio Ramos. Era su primer balón en partido oficial tras nueve meses fuera del campo. Saltó a por él y su compañero chocó contra sus costillas. «No le he visto. Ha sido realmente una jugada de muy mala suerte», explicaba después el central, cerca ya de la una de la mañana en los interminables pasillos del Turk Telekom Arena.

El pellizco del hueso y el músculo fue durísimo para Casillas, como un derechazo en el riñón. En el banquillo blanco entraron las dudas. ¿Sale a calentar Diego? Los integrantes del cuerpo técnico y los suplentes giraban la cabeza sin creer lo que estaban viendo. Se repitió la escena, con otras connotaciones, del último día de Reyes, cuando el mal fario cayó en los guantes de Adán, titular por ley de Mourinho y fuera de combate a los dos minutos por una traicionera roja. Aquel día era el portugués el que puso cara de asombro ante el giro del destino, favorable todavía a su sorprendente portero suplente. 


Pero allí quedó, en aquella expulsión del pobre Adán, las hadas buenas de Iker, porque desde entonces no le sale una a derechas. Hoy tendrá que pasar pruebas ya en Madrid para averiguar sus dolencias, tras ser arrollado por Ramos en el primer minuto del partido. Después, siguió la goleada de los suyos desde el vestuario. Entró pálido en la caseta, para ir recuperando color poco a poco. «No tiene mucho. Dentro de nada estará otra vez a tope», aseguraba Cristiano Ronaldo. Su relevo fue contundente, para despejar cualquier mala sospecha. «Estoy jodido por la lesión de un compañero», afirmó Diego López, titular reforzado ahora. 

El entrenador madridista era optimista con su portero titular de anoche. «Es un golpe en la espalda. No está preocupado. Ha tenido muy mala suerte, y nos dejó una gran parada», recordó Carlo Ancelotti, para subrayar la buena intervención que incluso lesionado hizo el capitán. El técnico blanco estaba encantado de la vida con la goleada con la que se estrenó con su nuevo equipo en la Champions. Eso sí, Carletto no ocultó el primer acto de los suyos, bastante irregular. 


«El resultado no refleja cómo fue el encuentro. El Galatasaray jugó un buen primer tiempo y a nosotros nos faltó confianza para intentar mandar», explicó antes de ensalzar el arma definitiva de los suyos: «Al contraataque hemos rematado el triunfo. Cristiano y Benzema han estado muy bien». La expedición blanca sonreía también con el empate de la Juventus, que coloca a los blancos al frente del Grupo B, con la ventaja de afrontar los dos próximos partidos de la Champions en el Santiago Bernabéu: Copenhague y Juventus. 
Otro con buena cara camino del autobús era Gareth Bale, interesado él mismo en pararse con la prensa inglesa desplazada a Estambul por él. Entró en la segunda parte y dio un gol a Cristiano. «Estoy ya cerca de mi 100 por 100, casi a tope. Es genial empezar ganando», dijo el galés.
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Nadal va a por todas


Dos días después de ganar su segundo Abierto de Estados Unidos, el decimotercero de sus grandes, Rafael Nadal revitaliza como nunca hasta ahora el debate sobre el calado histórico de su figura. 
Lo más próximo, tangible, es el retorno al número uno del mundo, en la que sería su tercera etapa en lo más alto de la clasificación mundial. Pese a que Djokovic podría elevar de 120 a 250 puntos la actual diferencia con respecto al español merced a la disputa de las semifinales del Grupo Mundial de la Copa Copa Davis, si ambos confirman su presencia en el ATP 500 de Pekín, que comienza el día 30, el balcánico, que defiende título, necesitaría una combinación harto improbable para seguir en el lugar más preciado: ganar la copa y que su rival, ausente en 2012 por lesión, no pasara ronda alguna. 

Nadal podría aparecer liderando el ranking de la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) el 7 de octubre, o una semana después, tras la disputa del Masters 1000 de Shanghai, donde se reproduce la situación. Sería su tercera etapa como número uno, dorsal que ha lucido durante 102 semanas repartidas en dos períodos: el primero de ellos, de 46 semanas, entre el 18 de agosto de 2008 y el 6 de julio de 2009; el segundo, de 56, del 7 de junio de 2010 al 4 de julio de 2011. Nadal tomaría el relevo del mismo hombre que le desalojó del tejado de la ATP al derrotarle en la final de Wimbledon de 2011 en el annus horribilis para él en las citas directas con Nole, que encadenó hasta siete triunfos consecutivos en el cara a cara, contabilizando la final del Abierto de Australia de 2012. 

La tendencia se ha invertido radicalmente, como demuestra el hecho que el zurdo se haya impuesto en seis de los últimos siete encuentros entre ambos. Y con ella, el lógico e inminente cambio de rango. Con diez títulos, Nadal ha firmado ya la mejor temporada de su vida, cuando la incertidumbre era enorme después de padecer la más grave de sus lesiones, un paro de siete meses por los problemas en el tendón rotuliano de la rodilla izquierda que hizo dudar de que pudiera mantener las máximas aspiraciones. 
Sólo en 2005, curso en el que se hizo con 11 trofeos, superó la cifra que ahora presenta. Pero, incluso en el caso de que no sumase en el ejercicio vigente ningún otro título, la cosecha supera cualitativamente a la de entonces. Frente a un Grand Slam y cuatro Masters 1000, presenta las victorias en Roland Garros y el Abierto de Estados Unidos y el repóker en los que denominaríamos torneos de categoría especial: Indian Wells, Roma, Madrid, Cincinatti y Montreal. 

Es el mejor Nadal de siempre, con más que legítimas aspiraciones a desafiar la que hasta hace no mucho parecía una cuota inalcanzable de majors. Roger Federer, que hoy aparece sexto en el ranking, eliminado en octavos de final de Nueva York por Tommy Robredo y en un elocuente declinar, difícilmente podrá incrementar sus 17 grandes. 

De los jugadores en activo, al margen de Nadal, el más cercano es Novak Djokovic, con siete. El español ya está a uno de Sampras. Un dato significativo es que, como indica el gráfico a pie de página, ha suscrito la conquista del decimotercero con mayor precocidad que los dos únicos tenistas que le preceden en la orla de los grandes campeones. Reacio a prospecciones históricas, y con la prudencia que aconsejan sus recurrentes problemas físicos, Nadal, con buen criterio, prefiere manejarse en el día a día y disfrutar, como lo hizo ayer en su felicidad yaciente sobre la Arthur Ashe de Flushing Meadows, de este nuevo tiempo de esplendor que le ha sido concedido. Es tarea de los observadores, aficionados y periodistas, reflexionar sobre dónde se encuentran los límites de un tenista irrepetible. Su fortaleza y su ambición invitan a las previsiones más optimistas. 
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Poco coche para Alonso


El Gran Premio de Italia dejó a Fernando Alonso con agridulces sensaciones, frustrado en lo deportivo pero orgulloso de la respuesta de la hinchada ferrarista. Su segundo puesto ayer tras Sebastian Vettel le complica muchísimo el título mundial, cada vez más cerca del alemán, con 53 puntos de ventaja ya. El coche rojo no da para más ahora mismo, con su techo en las traseras del Red Bull. Partió bien el español y pronto se colocó a rebufo de su máximo rival, pero Vettel se marchó en las rápidas rectas del vetusto circuito italiano. La persecución fue baldía y el campeonato queda a tiro de piedra del actual líder de la general, un piloto de época que rompe récords como años atrás hacía su idolatrado Michael Schumacher. 

El viejo campeón reventó la historia de la Fórmula 1 con la escudería más famosa del mundo, una escuadra sumida ahora en una peligrosa depresión. Si no hay una remontada casi milagrosa, Ferrari verá cómo por sexto año consecutivo se le escapa el Mundial. Para Alonso será el cuarto año sin corona en Ferrari. Al menos, el asturiano recibió en el podio las muestras de cariño de la hinchada italiana, volcada con él a pesar de los últimos roces que había mantenido con su propio equipo. 

«Alonso mueve montañas con Ferrari», dijo ayer su jefe, Stefano Domenicali, con muchas labores que atender. Además de mejorar el coche urgentemente, la escudería decide estos días si despide a Felipe Massa. El brasileño ayer firmó una buena actuación pero teme que no le sirva de argumento para continuar un año más. En el paddock empieza a tomar cuerpo la posibilidad de que el equipo de Maranello fiche a Kimi Raikkonen, el finlandés al que despidió en 2009 precisamente para hacer hueco a Fernando Alonso. Ahora Ferrari se plantea colocar frente a frente a dos campeones en una maniobra siempre arriesgada. 
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Del bosque apuesta por Casillas


Jugó Casillas, total daba lo mismo intuyendo el partido que después se produjo. Jugó Casillas y sacó una pierna normal en un rebote de Albiol al poco de empezar. Jugó Casillas y alumbró así de nuevo la personalidad de Vicente del Bosque, probablemente mucho más compleja de lo que usualmente se glosa. Jugó Casillas y nada varió en el existir de una selección española que hace mucho tiempo dejó atrás las dudas sobre su esencia. 

Jugó Casillas y la vigente campeona del mundo y de Europa despachó una sesión tantas y tantas veces repetida. Jugó Casillas, en fin, y asistió mudo, quieto, sin más, a una victoria sobre Finlandia que, unida al empate de Francia en Georgia, deja a España con un pie entero y parte del otro en el Mundial de Brasil donde ha de defender título. 

La cuestión de la portería en España se ha convertido en un entretenimiento en sí mismo. La situación que vive el capitán en su equipo, el extraordinario momento del Víctor Valdés, hacen de su titularidad o no, 150 partidos después, una cuestión compleja donde pocos manejan las verdaderas claves del seleccionador. 
Críptico en los mensajes, también en los gestos y hasta en los silencios, ayer apostó por Iker Casillas y sería absurdo reducirlo todo a cuestiones como el brazalete, la confianza o eso más absurdo todavía del peso específico o los galones. Del Bosque eligió a Casillas, también, por una cuestión puramente futbolística, de ese fútbol que son los entrenamientos y donde los técnicos miden desde el estado de ánimo hasta el latido del corazón, pasando por los reflejos, el peso y cuantos parámetros se quieran anotar. 

En todo caso, solventada la cuestión de la portería, Del Bosque acaparó también el inico del partido con la decisión de situar a Koke en el lateral derecho, en una de esas maniobras suyas con precedentes en el papel de Cesc en la Eurocopa o en el de Javi Martínez en la Confederaciones. Definitivamente, el experimento de Koke ayer no salió. Desnortado, ajeno a los automatismos del puesto, el centrocampista del Atlético acusó un despiste tremendo durante toda la noche. No convendría excederse en la crítica al chico, que le puso toda la voluntad del mundo. Sin embargo, vio cómo Finlandia –que envió sus dos primeros balones del partido a esa zona– le encontraba las cosquillas hasta provocar sus dos arreones de la primera parte. Hubo un tercero de los locales, solventado con un disparo de Pukki que se marchó alto. Justo después, España desabrochó el partido. 

Lo hizo como lo había ensayado, de nuevo los entrenamientos bajo el foco. Se dejó caer Cesc hasta casi el centro del campo y abrió el espacio, esta vez por el centro, para Jordi Alba, el señalado durante la semana para ese plan. Fábregas dibujó un balón maravilloso y el lateral del Barça, en una jugada que está empezando a convertir en seña de identidad, controló con la izquierda, recortó hacia dentro y la empujó con la derecha. Era la consecuencia lógica de esa tendencia de la selección en el último año a acostarse sobre su izquierda. El brillo de Alba exige el sacrificio del hombre que juega por delante suyo, ayer Villa, afanado fundamentalmente en buscar la diagonal hacia el centro para dejarle el espacio a él. En realidad el partido, pese al gol, no cambió. No hay otro partido posible cuando dos selecciones asumen su rol, el de superioridad la española y el de inferioridad la local. Se apoderó de la pelota España pero en una de esas sucesiones de pases intrascendentes que sirven, no es poco, para defender. Así fue el resto de la primera mitad. 

En la segunda España jugó caminando, bajo la incercia de este tipo de partidos, ideales para desatenciones, por ejemplo, de Ramos, que vivió toda la sesión jugando como centrocampista. Dos sacudidas de Finlandia pudieron haber costado un disgusto en el primer cuarto de hora, y de nuevo el seleccionador agitó el árbol en busca, más que de un cambio concreto, de un efecto similar al que provoca la llegada de una chica guapa a un cuartel. 

Despertar, en resumen. Primero entró Navas por Villa, después Negredo por Cesc. Y al final Cazorla por Pedro. Durante un buen rato dio igual, porque España no encontró la profundidad de Navas ni el remate de Negredo ni la movilidad de Cazorla. A decir verdad, el delantero del Manchester City, antes del gol, sí había tenido un mano a mano con Mäenpää, pero ganó el portero. A cinco minutos del final, eso sí, con Finlandia ya en los huesos y el público en retirada, un pase de Xavi encontró la cabalgada de Navas y el remate sin oposición de Negredo. 

España finiquitó así el partido, algo que no hizo en la ida, disputada en El Molinón, y aquel empate obligó a la hazaña en París ante Francia. No hará falta tal cosa en los dos partidos que le restan a este grupo de clasificación, solventado por la selección ayer pese a los remolinos que la acompañan a cuenta de la portería, donde Casillas, por cierto, a esas alturas seguía viendo el partido exactamente igual que lo hubiera hecho Valdés o incluso Reina. Escrita la parada del primer tiempo, apenas hubo de recoger un par de balones largos en los otros 89 minutos de show. Hubiera valido cualquiera, pero jugó Iker.
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Messi ha pagado para no ir a la cárcel


Leo Messi no ha podido regatear a la Justicia y ha tenido que tomar el camino más directo para minimizar unas presuntas responsabilidades penales como el ingreso en prisión. El pasado 14 de agosto, el padre del jugador, Jorge Messi, depositó en nombre de los dos 5.016.542,27 de euros en el Juzgado de Instrucción número 3 de Gavà (Barcelona) para intentar conseguir un atenuante en una posible condena por un delito contra la Agencia Tributaria. 

La Fiscalía de Delitos Económicos de Barcelona acusa a los Messi de un posible fraude de 4,1 millones de euros a Hacienda por no declarar los derechos de imagen entre los años 2007 y 2009. 
Con estos cinco millones consignados en el juzgado, Messi y su padre pretenden resarcir la reclamación más los intereses que le hace la Fiscalía, además de evitar una condena mayor. Una reforma legislativa de 2012 permite rebajar la condena por el delito de fraude a Hacienda, castigada con penas que van de uno a cuatro años de cárcel, si el acusado paga la deuda y reconoce los hechos dentro del plazo de dos meses desde la citación como imputado. Además, las multas que podrían ir aparejadas a la condena de prisión también se reducen con este pago. Aunque todavía no han reconocido los hechos, Messi y su padre entregaron esta cantidad en el juzgado para dar el primer paso para acabar con el proceso judicial dentro del plazo establecido, ya que su imputación se conoció a finales de junio. Fuentes judiciales explicaron a este diario que ahora sólo quedaría hablar entre la Abogacía del Estado, la Fiscalía y los abogados del delantero de la cantidad que podría abonar por la multa. 

En un auto conocido ayer, la magistrada explicó que Jorge Messi depositó los cinco millones «en concepto de cuota e intereses objeto del presente procedimiento». La Abogacía del Estado, con la que los representantes legales de Messi se reunieron a finales de julio, pedía que se les impusiera una fianza como medida cautelar ante posibles responsabilidades civiles derivadas del proceso. 

La magistrada rechazó la petición tras considerar que con el pago de los cinco millones es suficiente para no proceder a imponer esta fianza. Ademas, el delantero pagó a Hacienda a mediados de junio otros 10 millones de euros en sendas declaraciones complementarias del IRPF correspondientes a los ejercicios de 2010 y 2011. 

En los próximos días se conocerá si la juez accede a la petición de cambiar el día de la declaración de Messi y su padre como ha pedido su abogado, ya que le coincide con otro proceso judicial.
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Özil vendido por 50 millones


En el pasado mes de junio, el padre de Mesut Özil llamó a la puerta del Bernabéu para pedir una mejora de contrato para su chico. Creía que merecía saltar, al menos, al segundo escalón de salarios de la plantilla, el de los 6,5 millones limpios por año que ganan Iker Casillas y Sergio Ramos. El alemán estaba en cinco. En el club miraron la exigencia con sorpresa, sin motivos aparentes atendiendo al irregular rendimiento del mediapunta, un genio algo disperso. Siempre gustó su trato del balón, pero la discontinuidad matizaba muchísimo tanto talento. En cuatro años, sus lucidas pinceladas llegaban casi siempre acompañadas de rachas de sequía, medio enfurruñado, sin chispa. 

José Mourinho se afanó en conseguir la mejor versión del 10, pero su exigencia tampoco lograba el objetivo. Tras cuatro temporadas como jugador blanco, es difícil encontrar un partido importante redondo, inolvidable. En el baúl de los buenos recuerdos brillan sus noches en el Camp Nou, campo donde se deslizaba con gracia, inolvidable la asistencia a Cristiano Ronaldo para marcar el 1-2 que sentenció la Liga de los récords. En el otro extremo asoman sus fallos ante la portería contra el Borussia o el Atlético (final de Copa), de gravísimas consecuencias para el equipo. Más escondido, pero también muy dañino, queda un lanzamiento al larguero a puerta vacía en Getafe, hace un año, minutos antes de que el Madrid empezara a desangrarse prematuramente en la última Liga. 

No estaba para golear, pero de un 10 puro siempre se espera mayor eficacia. Özil, además, no tenía hasta ahora competencia en la plantilla, dueño del tarro de las esencias al borde del área, pero ni con la titularidad garantizada –más allá de algún castigo puntual de Mourinho– completó una temporada redonda. Falto de puntería (10 tantos el pasado curso, su mejor registro) y de físico, sí se convirtió en el mejor asistente, con una media de 20 pases de gol por campaña. Sin embargo, el alemán de origen turco se ha rendido muy pronto esta temporada. Sus deseos de ganar más dinero y de jugar más minutos le hicieron variar radicalmente el discurso en apenas unos días. Si el pasado miércoles declamaba sus intenciones de triunfar en el Madrid, poco después cogía el teléfono al Arsenal. En Londres le daban galones y los siete millones de euros que reclamaba. 

Apuntada la oferta, Carlo Ancelotti fue informado. El italiano dio el ok a la operación, encantado con el juego de Isco y con la respuesta de Di María. El argentino ha reaccionado con rabia a la competencia, mientras Özil ha evitado la pelea. Ante el Athletic, para no estropear la negociación, ni siquiera le hicieron calentar en la banda. Su padre también ha apretado por la salida de un jugador al que le ha costado integrarse en Madrid, demasiado recluido en su amistad con Sami Khedira. Ninguno de los dos, tres años después de llegar a España, son capaces de expresarse en castellano, detalle importante que en el Madrid miraban con desagrado desde hace tiempo. 

Al límite del cierre de mercado, casi en la medianoche de ayer, se firmó el adiós de Özil al Arsenal. Una operación muy jugosa en lo económico (comprado por 14 y vendido por 50 millones) pero que genera debate en lo deportivo, por la indudable calidad que atesora en sus botas. En la presentación de Bale, se escucharon algunos gritos de los aficionados a favor del internacional alemán. Sí continúa Khedira, a pesar de que llegaron buenas propuestas. Se queda pero bajo serio aviso y con mucha competencia también en su puesto: Modric, Alonso, Casemiro, Illarramendi... 

El canterano del Real Madrid se hizo un hueco en la jornada dedicada a Gareth Bale gracias a la inesperada convocatoria con la selección española. La lesión de Iñigo Martínez le abrió ayer la puerta del equipo nacional. Tras haber pasado por todas las categorías inferiores y proclamarse campeón de Europa sub’21 en junio, irrumpe ahora en el combinado absoluto. Nacho llega para reforzar la tocada zaga de Del Bosque, donde destaca la ausencia de Gerard Piqué por sanción. Para jugar contra Finlandia el próximo viernes, donde España puede cerrar su clasificación para el Mundial, el seleccionador también llamó ayer a Javi García (Manchester City), relevo del lesionado Busquets.
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