miércoles, 25 de septiembre de 2013

El Atlético superior


No hay que ir muy atrás para recordar partidos del Atlético contra Osasuna –o contra Zaragoza, Valladolid, Almería... da igual– en los que un final como el de ayer terminaba en un gol inverosímil tras rebotar en siete defensas y dar cuatro veces en el poste. No es necesario un esfuerzo excesivo de la memoria para caer en alguna noche donde, como la de ayer, el Atlético era mejor que su rival, pero terminaba lamentando la huida de los puntos porque su área era una verbena. Ayer llegó, por primera vez en mucho tiempo, el equipo de Simeone con un marcador apretado al final, y sin embargo en toda la segunda parte apenas se le puede apuntar a Osasuna un remate de Oriol Riera que salió lejos, lejísimos, de la portería de Courtois. 

Es decir, que el Atlético no pasó apuros porque Osasuna no le creó ningún peligro, pero sufrió porque se sufre, qué caramba, cuando uno gana por apenas un gol. Antes, cualquier rebote, cualquier estrategia, hubiese supuesto el empate. Hoy no. Hoy el Atlético evita los sudores, confía en sí mismo y, aunque en la segunda parte no esté al nivel acostumbrado, saca adelante el duelo y suma los tres puntos, y ya son 18, pleno igualando el mejor arranque de siempre camino del Bernabéu, escenario del derbi el sábado. 

Quedan muy lejos los tiempos en que los rivales venían al Calderón con alegría, embargados por una sensación parecida al optimismo. El estadio rojiblanco hubo un tiempo en el que era verdaderamente dadivoso con sus invitados y era raro el que, un año u otro, no se llevaba algo en los bolsillos. Hoy la mayoría de los equipos van al Calderón con las precauciones mostradas ayer por Osasuna, recostado en su propio campo y esperando para salir si tenía alguna oportunidad. Eso, salir a buscar a Courtois, era algo secundario en todo caso. Es así que el Atlético se vio con la pelota y con un montón de gente del rival por detrás de ella. 

Dice Simeone que este curso están mejorando el ataque posicional, y falta le va a hacer porque los oponentes comparecen hoy a la orilla del río con el gesto severo, sabiendo que enfrente tendrán a un grupo que lo gana, de momento, todo y que es capaz de mirar de frente al Barcelona. Por ahí tuvo el Atlético el balón casi en monopolio y, aunque le costó encontrar la fluidez, hizo los méritos suficientes para tomar ventaja cómoda en el marcador. Eso fue cosa, como casi siempre, de Diego Costa, un futbolista que hoy sería capaz de hacer rentable una inmobiliaria. Le sale absolutamente todo al brasileño. Tras un susto inicial en el que Sisi, tras rebotes en Godín y Miranda, envió un balón al poste, Arda abrió el balón a la derecha, Juanfran controló como pudo, que fue muy bien, y su balón casi golpeó en la pierna de Diego Costa. Era el primero. Siguió el Atlético a lo suyo y poco después, en un centro maravilloso de Koke, el delantero conectó un cabezazo soberbio que dejó a Andrés Fernández –buen portero– con un palmo de narices. Un golazo que ponía, pareció, la calma en el marcador para lo que restaba de partido. Y así hubiera sido si en un despiste de Insúa a poco del descanso, Oriol Riera no hubiera conectado un remate en el área pequeña. Ahí estuvo el fallo rojiblanco. 

Precisamente por Insúa debiera comenzar el análisis de los cambios que introdujo Simeone. La conclusión, a bote pronto, es que Filipe tiene asegurado su puesto. Al lateral argentino se le vio muy lejos del ritmo que exige este equipo ahora mismo. El cambio de Tiago por Gabi –que sólo duró un tiempo por el golpe recibido por Mario– es más habitual. También se le notó algo descolocado a Leo Baptistao, que sin embargo trabajó junto a Costa lo indecible. 

En la segunda parte, de hecho, fue el Atlético el que tuvo las ocasiones más claras, especialmente dos de Arda, un virtuoso cansado ayer. Igual que Koke, desaparecido en ese segundo parcial. Pareció notarse un poco los constantes partidos y pareció notarse, también, que el Atlético ya se sabe uno de los grandes y estos partidos, antes de un derbi, quedan un poco desubicados, igual que los que debe disputar antes de una jornada de Liga de Campeones.

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