miércoles, 19 de septiembre de 2012

El Kun acaba confesando



La agencia de representación que lleva a Sergio Agüero lo vigila con lupa. «Hemos decidido que no hable con medios españoles. En realidad, casi no hace ninguna entrevista, sólo alguna cosa que le pide el club y poco más», reconocía a este periódico un hombre muy cercano al Kun el pasado lunes. Y en el trasfondo de esa decisión están situaciones como la de ayer. Sólo en el Bernabéu, sin la ayuda de sus asesores, Agüero empezó desmintiendo unas supuestas declaraciones y terminó confesando algo que nunca reconoció. 

«Si al Madrid le hubiese interesado, habría jugado aquí», dijo como el que no quiere la cosa, sin darse cuenta, porque el Kun, un tipo divertido, dicharachero, con don de gentes, dice las cosas como las piensa siempre. En el Atlético quisieron en señarle a no hacerlo así delante de los micrófonos, y casi lo lograron, pero en días como el de ayer sale el verdadero Agüero. No se quedó ahí. «Cuando estaba en la Copa América el City fue el único que se interesó de verdad por mí, así que no me quedó otra que irme al City». Habrá que ver si esto le pasa factura en Manchester. 

En esos momentos Agüero no midió realmente lo que estaba diciendo, pero no deja de ser curioso que así, en una zona mixta de su primer regreso a España, reconociera en público que sí, que siempre quiso jugar en el Real Madrid, cuando le hubiese sido muy fácil pasar de largo delante de las cámaras porque no había jugado ni un minuto. «Tuvimos las lesiones de Nasri y Maicon, pero mi intención era jugar con Agüero los últimos 20 minutos», reconoció Mancini, aunque cuesta creerlo. Agüero, en realidad, quiso hablar para desmentir unas palabras suyas que publicó The Sun, en las que decía justamente lo contrario. «Fui muy feliz en el Atlético y no podía fichar por el Real Madrid», publicó el tabloide, y varios medios españoles rebotaron eso. Bueno, pues por querer dejar claro que él no había dicho eso, terminó confesando algo que todo el mundo sabía, pero no de su boca. 

El otro gran nombre del City, del pobre City visto ayer en el Bernabéu fue David Silva. Amargado desde el inicio, hasta se encaró con su entrenador en la primera parte, recriminándole el planteamiento y el hecho de no estar en contacto con la pelota. Pasó desapercibido, aunque se convirtió en protagonista al ser sustituido. La ovación del Bernabéu fue tremenda, cerrada. Alguien quiso ver en ella un mensaje para Mourinho.

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