Portugal en semifinales con méritos de Cristiano.
Tras ese peinado de niño repipi de Cristiano aparece un hombre en guerra y obsesionado por alcanzar la cima del fútbol. Sin tiempo que perder. Sin error alguno que perdonar, ya sea suyo, ya sea de algún compañero al que se le ocurra pasarle mal el balón. Gritos y modales discutibles. Liderazgo y toneladas de fútbol. Todo en uno. Origen y final de esa selección de Portugal que ayer se incrustó en las semifinales de la Eurocopa ocho años después merced al tercer gol en el torneo del madridista. En el horizonte, España o Francia. La República Checa, condenada antes de comenzar la noche por la ausencia de Rosicky y lastrada por un Milan Baros que lleva años camino del cementerio de elefantes, apenas pudo dar réplica.
Ronaldo, orgulloso y totémico, arrastró con su ira futbolística a un equipo al que no le importa que su suerte dependa única y exclusivamente de su capitán, que finiquitó el entuerto a 10 minutos de la conclusión. Una fenomenal jugada de Moutinho permitió a Cristiano alzarse majestuosamente ante un impotente Gebre Selassie. Picó el balón con la testa y superó por fin la oposición de un Cech que cerró la noche buscando el gol del milagro en los saques de esquina.
De las botas de Cristiano también nacieron, cómo no, las dos grandes ocasiones del combinado de Paulo Bento en un primer acto anodino y en el que el miedo al vacío agarrotó a dos equipos que intentaban sobrevivir a partir del error ajeno. Una combinación entre madridistas, en este caso de Pepe con Ronaldo, concluyó con una chilena de éste último que no encontró portería. Mucho más cerca se quedó del gol el chico de Madeira gracias a un gran pase de un exultante Meireles, jugador que intentó gobernar en inferioridad el centro del campo ante la escasa influencia en el amanecer de Veloso y Moutinho.
Después de acomodar la asistencia con el pecho, Ronaldo se dio la vuelta en el interior del área para ver cómo su disparo se estrellaba en el palo por vez primera en la noche.
Cristiano, el futbolista que más dispara a puerta de toda la Eurocopa, volvería a toparse con la madera después de un lanzamiento de falta ante el que Cech no pudo más que respirar aliviado.
La República Checa comenzaba a desfondarse después de un buen inicio que no encontró continuidad con el paso de los minutos. Porque el grupo de Michal Bilak, pese a que Jiracek y sobre todo Pilar siempre opositaron a la insurrección, echaron demasiado en falta la presencia intimidatoria del lesionado Rosicky entre líneas. El futbolista que había ocupado su puesto en el 11, Darida, no levantó la voz ya acabó en el banco.
Quién iba a decir que la lesión de Hélder Postiga a un suspiro del cierre del primer tiempo y el ingreso de Hugo Almeida acabaría de animar a los portugueses a echarse al monte. El tanque luso abrió el segundo tiempo con un cabezazo que se marchó a un palmo del travesaño. La ocasión no hizo más que inaugurar una serie de intentonas portuguesas que acabaron por morir en las manoplas de Petr Cech, completamente recuperado de su publicitado error en la primera fase. El meta del Chelsea, clave en la conquista de la primera Liga de Campeones del club de Roman Abramovich, logró sacarle sendos goles a Nani y Moutinho. Aunque sus reflejos ya no le alcanzarían para evitar el ultimo arreón de un Cristiano con el Balón de Oro entre ceja y ceja y que se sabe en el camino que lleva a la gloria. La particular y la colectiv
0 comentarios:
Publicar un comentario