miércoles, 8 de agosto de 2012

Las mujeres españolas dejan el listón bien alto en los Juegos Olímpicos.



España es mujer, es viento y es agua. Lo dicen sus medallas en Londres, conseguidas todas en categoría femenina, salvo la obtenida por un superhombre, porque eso son los triatletas, en un marco incomparable para quienes aprecian el placer de correr: Hyde Park. Entre dos héroes locales y los colores de la Union Jack, Gómez Noya demostró quién es en un deporte que lleva al límite al ser humano, sólo apto para atletas de acero. Su plata luce entre los metales de las mujeres, de todos los colores gracias al oro de Marina Alabau, windsurfista de premonitorio nombre. Con la misma autoridad que en las regatas anteriores, dominó la Medal Race. Fue la mejor metáfora de una España que tomaba el viento del podio con el alba, en busca de un botín necesario para no regresar a su pasado, para escapar a la depresión de un país que estos días tampoco podía mirarse en lo único que eleva su autoestima: el deporte. 

De pie sobre el agua navegó Marina y en el agua danzaron Ona Carbonell y Andrea Fuentes para subir al segundo escalón del podio, igual que cuando a Andrea le acompañaba Gemma Mengual. En el agua se aseguraron un metal las guerreras del waterpolo, ante Hungría, como contra el agua luchó Maialen o se deslizó Mireia. Incluso en el agua empezó Gómez Noya su travesía hacía el podio. Ahora España debe salir de ese elemento que la rodea y la vertebra en Londres, y encontrar más hombres como el triatleta. Ese hombre puede ser hoy David Cal, otra vez sobre el agua, pero también Joel González, en el tatami del taekwondo. Lejos de la piscina avistan el podio más guerreras, en balonmano, ya en semifinales. Como sus compañeras, nunca miran atrás, sólo hacia adelante, más allá del agua.

0 comentarios:

Publicar un comentario