Casillas se vuelve a ganar el puesto
Año nuevo, cambio de tendencia. El Real Madrid quiere lavarse la cara, lucir lo bueno que todavía tiene y espantar el ruido que le envuelve. Será el balón quien regule la temperatura, pero mientras llegan los partidos, el club trata de suavizar el tifón. Antes de las victorias, la paz social, que siempre ayuda, sobre todo si es el capitán del equipo (icono del deporte nacional) quien está en el centro del debate. José Mourinho cerró 2012 sentando a Iker Casillas en el último partido, ante el Málaga, pero ahora no piensa convertir aquello en costumbre. Su intención es recuperar al portero para el puesto el próximo domingo ante la Real Sociedad.
Dado el toque de atención, el portugués intenta restablecer la firmeza del bloque desde atrás. Ambos se han mirado a los ojos, se han felicitado el año y han evitado los reproches. En el club dan por hecho que volverá la normalidad a la portería. Y el mejor gesto para ir bajando grados fue colocar ayer por sorpresa en rueda de prensa a Iker Casillas. Decisión del propio Mourinho consensuada con el departamento de comunicación del Madrid, en un cambio de registro llamativo, porque ningún jugador había comparecido ante los medios desde el pasado verano, fuera de los compromisos obligados por la UEFA en la previa de los partidos de Champions League. Ayer se abrieron las ventanas y el último gran nombre de la convulsa temporada blanca se sentó ante los periodistas. Tan natural, tan inesperado, tan bienvenido, en un giro positivo que pretenden mantener. Hoy por la mañana hay prevista una nueva comparencia de otro de los referentes del equipo. Probablemente delantero, probablemente portugués.
Pero ayer en el día 1 del año el protagonismo fue para el 1 del Madrid. Casillas al habla. Primero, lo suyo. ¿Se ve saliendo del banquillo? «Entreno para ello, tengo que pelear para recuperar el puesto. Ese es el objetivo que tengo para que el míster decida contar conmigo. Tengo que mejorar todos los días porque no soy una máquina y tengo que aprender de mis errores. Hay momentos mejores y peores. Hay que pelear y estar a disposición del míster», dijo con humilde discurso, seguido aténtamente y ensalzado después en privado por Mourinho.
Casillas ha desconectado en estas vacaciones, con visita a Londres incluida. Una vez superó el enfado de su suplencia en La Rosaleda, tomó aire. En su mente pronto surgió el oscuro invierno de 2002, cuando curiosamente Vicente del Bosque hizo lo mismo que Mourinho, sentarle de repente. Entonces las circunstancias fueron distintas aunque nunca bien aclaradas. También se habló de reprimenda, por encima del rendimiento deportivo, al Iker juvenil, fogoso y por madurar. En total estuvo fuera 12 jornadas de Liga, perdiéndose citas tan especiales como la final de Copa o el camino hasta la final de la Champions en Glasgow. Allí las hadas le sacaron del banco para agarrar la Novena. Su rival entonces era César Sánchez, una alternativa con más experiencia en aquel momento que la de Adán, el último titular de Mou. «Iker trabajó duro para volver. Aquello le pilló por sorpresa. Fue una situación distinta, pero mediáticamente ya resultó un pelotazo», recordaba ayer a este periódico el meta extremeño, ahora retirado.
Una década después, Casillas ha pasado de canterano con reflejos a acaparar las tres mejores fotos de la historia del fútbol español. Con 31 años no parece nervioso, a primera vista. Ayer ensalzó a Silvino Louro, el preparador de porteros de Mourinho, («he aprendido mucho de él»), al propio Adán («amigo y persona diez») y reconoció la inmensa cuota de responsabilidad de los futbolistas del Madrid en la crisis del equipo, por encima o a la par de la controvertida figura de su entrenador. «El objetivo es tener ambición y ganar. Hay que ser autocríticos, podemos hacer mucho más, no tenemos que pensar que está todo perdido. Tenemos que seguir, correr más y entrenar más», aseguró, después de revelar que había pedido explicaciones a su compañero Pepe por unas polémicas declaraciones donde el central denunciaba cierta «persecución» en España contra los jugadores portugueses: «Se refería a cuando vamos a algunos campos y se nos recibe de manera un poco exaltada».
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