Ivan Rakitic pide al Sevilla que no lo vendan porque va a ser padre
Ivan Rakitic (Rheinfelden, Suiza, 1988) es mayormente un témpano. Sin embargo, hace unas semanas, el futbolista croata del Sevilla entró visiblemente alterado en el despacho de su presidente, José María del Nido, para rogarle: «Por favor, no me vendan».
El Sevilla atraviesa por serias dificultades, por una calamitosa gestión. Del Nido presentó unas pérdidas de 22,5 millones de euros en la última Junta, dibujó un paisaje apocalíptico y anunció que la única manera de afrontarlo es vender inminentemente a jugadores por 16 millones para hacer frente a los pagos más acuciantes. El primero de ellos es a los propios futbolistas, que han comenzado a recibir pagarés en lugar de su nómina.
Con este panorama, no hay pocos jugadores a quienes no importaría cambiar de aires, incluidos Negredo o Navas. El problema es que al Sevilla no han llegado ofertas que se acerquen a la cotización que les marca. Propuestas por jugadores de segunda línea, como Manu del Moral o Fazio, son el chocolate del loro, y queda poco más. Queda Rakitic, uno de los más valorados en el mercado y, sin embargo, uno que no se quiere ir ni a tiros. «Me gusta el club, me gusta la ciudad. Tengo aquí a mi novia y está embarazada. Además, me acabo de comprar una casa… La verdad es que no quiero irme, pero sé que no depende de mí», llora Rakitic. La causa de su preocupación, una oferta de ocho millones de euros del Lokomotiv de Moscú que entrena su seleccionador, Slaven Bilic.
«El Sevilla necesita dinero. La situación financiera del club es muy complicada, así que dudo de que rechacen una oferta tan importante. Si llegan a un acuerdo tendré que irme, a pesar de que no quiera», decía Rakitic en el periódico croata 24sata hace dos semanas.
Desde entonces, han pasado muchas cosas. Míchel se implicó personalmente para hacer entender que la venta de Rakitic sería demoledora. Pero Míchel fue despedido. Llegó Emery, que sabedor de la situación económica del club, exigió que no vendieran a un jugador… Negredo. Apenas una semana y un par de partidos, sin embargo, han bastado para que el técnico coincida con su antecesor en señalar a Rakitic como imprescindible.
La cosa está clara. El club le prometió que haría todo lo posible por respetar su posición personal y mantenerlo. Pero la situación económica es desesperada. Rakitic es feliz y se le nota en el campo. En Sevilla ha encontrado su lugar en el mundo. Hijo de emigrantes, criado en Suiza, su decisión de formar parte de la selección croata formó un lío tremendo que provocó incluso acusaciones de muerte para su familia. Captado por el Schalke, se ganó una fama de talentoso e indolente que facilitó su traspaso al Sevilla.
Llegó hace dos inviernos, con el equipo, entonces de Gregorio Manzano, en una situación difícil. Pero junto a Gary Medel lo levantó con una exhibición de juego y gol (marcó cinco en 13 partidos). Por entonces conoció a Raquel, una bella trianera, de la que quedó prendado. Ella le guió hacia los placeres mundanos de la ciudad, hasta hacerle un apasionado del jamón y un asiduo de la Feria. Muere con los guisos de su suegra. Quién lo iba a decir de aquel témpano.
Mientras aguarda decisiones del club, Rakitic liderará hoy al Sevilla en la vuelta de cuartos de Copa con el Zaragoza. Quién sabe. Tal vez guiar al equipo a la final, a Europa, pudiera cambiar las cosas.
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