El Madrid en crisis deportiva

El Madrid en crisis deportiva

Como cualquiera con los nervios a flor de piel, el Real Madrid vive su estresante invierno con cambios de humor, en picos de tensión. De la tristeza a la esperanza, y al contrario, en un carrusel que sólo el balón se encargará de templar o desquiciar del todo en los próximos días. Si el año pasado se despidió con el equipo en caída libre, a 16 puntos del Barcelona, 2013 se abrió con frescura en la Ciudad Deportiva de Valdebebas. En un positivo cambio de política de comunicación, se colocaron en primera línea ante las cámaras Iker Casillas, Cristiano Ronaldo y Álvaro Arbeloa, todos con ánimo, cada uno con sus circunstancias particulares, pero siempre constructivos en el discurso a pesar del momento de combustión que sufren. 

Ayer tomó el micrófono José Mourinho y el tono fue mucho más severo que el de sus futbolistas. Más serio que en otras ocasiones, no quiso valorar el buen giro de estrategia informativa que él mismo se ha encargado de impulsar tras las vacaciones («se han escrito muchas mentiras sobre esto») ni despejó la gran incógnita: quién será su portero titular esta tarde ante la Real Sociedad (17.00 horas). 

La incertidumbre rodeará hoy la concentración madridista hasta mediodía, cuando el portugués comunique a sus hombres el once que saltará al campo en el regreso liguero. Ahí comenzarán los mensajes de los futbolistas y las filtraciones, antes de la confirmación oficial apenas una hora antes de que arranque el partido. Si a principios de la semana, dentro del club confiaban en que regresaría la normalidad a la portería tras la suplencia de Casillas en La Rosaleda, ayer tarde nadie en el Santiago Bernabéu se la jugaba al cien por cien por una u otra opción. 

Pero creen/esperan que la lógica se imponga. Apuntan que el capitán ha entendido el mensaje, que ha trabajado bien y que su comparecencia ante los medios gustó mucho al propio Mourinho, pero... «El míster prefiere mantener a los dos en guardia», explican a esta diario. «Estar en una zona de confort permanente no me parece que sea lo mejor para ningún jugador. Vamos a intentar encontrar este punto de competitividad», reconoció el preparador, sin muchas ganas de valorar en público el premio al mejor portero del mundo que ha vuelto a recibir Casillas por parte de la Federación Internacional de Historia y Estadística. «Siempre considero que mis jugadores son los mejores», se limitó a decir. 

Lo cierto es que el técnico sí aclaró que no repetirá guardameta hoy y el próximo miércoles, en la vuelta de los octavos de final de la Copa ante el Celta, con obligación de remontada incluida (2-1 en la ida). «Quien juegue ante la Real no lo hará en la Copa del Rey, y al revés», dijo sobre su ritmo de rotaciones previstas. Por tanto, ¿devolverá a Casillas al césped para luego jugarse el duelo ante los gallegos con Adán? La Copa, con la Liga en el limbo, importa mucho ahora mismo en la casa blanca. 

Todo lo mide Mourinho, también los escenarios. Hoy se arriesga a testar el enfado del Bernabéu con Iker en el banquillo. Se trata de una jornada especial, con público infantil con entradas como regalo de Reyes, pero siempre hay riesgo de bronca, con mayores o pequeños. Si sienta de nuevo al número uno, la apuesta entonces sería ya potente de verdad, con su equipo en estado de emergencia. Ante una alegre Real Sociedad -séptima en la tabla-, el Madrid medirá su fiebre. Un tropezón azuzaría la crisis deportiva, pendiente de la cita copera ante el Celta, donde una eliminación colocaría, esta vez sí, a Mourinho en una situación delicadísima. 

Ni él ni nadie en el club quieren asomarse a tal abismo, por las mil complicaciones que supondría. De ahí que se crucen con fuerza los dedos en Chamartín para que el buen ambiente navideño se estire durante la cuesta de enero. «Quiero ganar cada partido y cada partido que no ganemos será una decepción. No estoy cómodo cuando gano y menos cuando pierdo. Quiero jugar cada partido, jugar serio. Lo más importante es querer y mi sensación es que mi equipo quiere. Vamos a jugar la Liga como si fuésemos primeros, con exigencia».