miércoles, 11 de abril de 2012

Ozzie Guillen suspendido cinco partidos por gritar ``Viva Chavez´´


«Amo a Fidel Castro». Esas declaraciones al semanario Time han estado a punto de costar a Ozzie Guillen, el entrenador del equipo de béisbol de Miami, los Marlins, el cargo. Y todavía no está claro que así sea. Ayer, la dirección de los Marlins anunció que suspende a Guillen durante cinco partidos, pero para una parte de la hinchada del equipo -uno de los mejores de la Liga de béisbol de EEUU- es insuficiente. Lo único que les puede calmar es el cese del entrenador. 

Guillen se había cavado su propia tumba a conciencia. Concedió una entrevista a Time en la que, además de su profesión de amor a Castro, declaraba que «respeto a Fidel Castro. ¿Sabes por qué? Mucha gente ha tratado de matar a Fidel Castro durante los últimos 60 años, pero ese hijo de puta todavía está ahí». Sus disculpas sólo han liado las cosas más. El entrenador y ex jugador de béisbol ha declarado que la entrevista se realizó en español y que la traducción es errónea. Time replicó afirmando que había sido en español y que lo publicado correspondía a lo que Guillen había dicho. 

Mejorando lo presente, ahora ha aparecido en YouTube un vídeo en el que Guillen, que es venezolano, grita «¡Viva Chávez!», el presidente -para muchos, dictador- de ese país. Y el entrenador ha tratado de salir del paso declarando que fue su hijo (al que no se ve en el video), y no él, quien lo dijo.

Las declaraciones de Guillen son casi una sentencia de muerte social en Miami, una ciudad que tiene 856.000 exiliados cubanos que en su mayor parte sienten un afecto similar por Fidel Castro al que los neoyorquinos pueden tenerle a Osama bin Laden. Ayer había pancartas en la ciudad de Florida comparando a Castro con Hitler y exigiendo a Jeffrie Loria, el propietario de los Marlins, que despida a Guillen. 

El escándalo no debería haber sorprendido a la hinchada de los Marlins. En 2006, Guillen se negó a ir a la Casa Blanca a saludar a George W. Bush cuando el equipo que entonces dirigía, los White Sox, ganó las World Series, o sea, el campeonato de béisbol de EEUU, pero sí fue a Venezuela a presentar sus respetos a Hugo Chávez. También se ha quejado de que los jugadores asiáticos reciben un tratamiento mejor que los hispanohablantes. 

El todavía entrenador de los Marlins ha demostrado con sus críticas en los medios de comunicación una habilidad dialéctica que le sitúa incluso por debajo de Clemente o Mourinho. Así, llamó «maricón» al periodista deportivo del diario Chicago Sun-Times Jay Mariotti, cuando éste publicó un artículo criticando a los White Sox. 

En descargo de Guillen, sin embargo, hay que matizar que Mariotti no es un personaje de fácil trato: tiene prohibida la entrada en varios bares y discotecas de California y tuvo una pelea con el ex jugador de béisbol Ken Harrelson de la que salió con la nariz partida. Mariotti también ha sido arrestado por malos tratos a su entonces novia. 

Ahora, sin embargo, Guillen ha abandonado toda su arrogancia y se muestra como una víctima. No sólo tiene en juego un contrato de 7,6 millones de euros por cuatro años, sino toda su carrera. El entrenador fue fundamentalmente despedido de los White Sox por su historial de excesos verbales, y fichado por los Marlins para reforzar el atractivo del equipo entre la comunidad hispana de Florida. Guillen debería haber sabido dónde se estaba metiendo cuando habló con Time. A fin de cuentas, no es casualidad que el estadio de los Marlins esté en el barrio de Miami conocido como Pequeña Habana.

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