jueves, 18 de abril de 2013

Clare Williams es la heredera de la Fórmula 1



«Muchas gracias por tenerme hoy aquí, me siento una privilegiada de estar sentanda entre tan asombrosa compañía». Flanqueada por Christian Horner, el director de orquesta de Red Bull, y Ross Brawn, el mago que mueve los hilos de Mercedes, emerge la joven Clare Williams. 
Hace días que tomó posesión, pero no ha sido hasta el Gran Premio de China, este fin de semana, cuando ha experimentado por primera vez el vértigo de subirse al atril de la sala de prensa de la FIA (Federación Internacional de Automovilismo), representando por primera vez a la escudería que su padre, el mítico Sir Frank, lleva amamantando casi cuatro décadas (1975). 

«Es un orgullo poder dejar la escudería Williams en manos de tu hija», aseguraba su progenitor, al que la muerte de Ayrton Senna, su pupilo en aquella trágica tarde de 1994, marcó de forma especial. Cuando Claire nació, el equipo de su padre ya viajaba por el Mundial. Por eso, lo de estar un tiempo sin ver a papá fue algo que asumió con naturalidad. Ella aguardaba junto a mamá pegada a la tele cada fin de semana de carreras. La niña creció y se convirtió en mujer al cobijo de F1. Primero, tras graduarse en Ciencias Políticas, como jefa de prensa del circuito de Silverstone (2000) y un par de años más tarde, iniciando su viaje en la escudería Williams, llevando los asuntos de comunicación hasta su nombramiento como directora adjunta. Un anuncio previsto para el inicio de la temporada que el fallecimiento de su madre, Virginia, retrasó hasta la tercera parada del calendario. 

Claire lleva forjándose durante más de una década para poder garantizar el relevo del viejo Frank, postrado en una silla de ruedas desde el accidente que sufriera en Paul Ricard (Francia) en 1986 y que mañana cumple 71 años. Claire es la segunda mujer que da un paso al frente tras el nombramiento de Monisha Kaltenborn como jefa del equipo Sauber, el pasado octubre, para aligerar las labores de Peter Sauber.

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