martes, 23 de abril de 2013

El Barcelona está a solo un paso de ser campeón de Liga



La purpurina de la Champions deslumbra y desconcierta. Tanto que cuesta reparar en que el Barcelona está a un solo paso de proclamarse campeón de Liga, ese título que tradicionalmente marca la estabilidad del proyecto de turno. Tras un gol de Cesc en el crepúsculo que servía para tumbar a un Levante que no disparó una sola vez a puerta en todo el partido, los azulgrana contarán la próxima jornada con su primer match ball. El equipo de Tito Vilanova será campeón si vence en la que será su última visita al legendario San Mamés y al Real Madrid, si se alinean todos los astros, le da por perder el derbi en el Calderón. El asunto, ya resuelto desde hace semanas, invitaba ayer más a disfrutar de la tarde primaveral que a ponerse a sudar. Sandro Rosell, al que le quedan tres años de campaña por delante una vez se ha autoproclamado precandidato presidencial, celebraba Sant Jordi por anticipado regalando rosas a las señoras socias; mientras que en la arena, los futbolistas del Barcelona y el Levante, ya sin demasiadas urgencias, se tomaban el asunto con la calma del que tiene cosas más importantes en las que pensar. 

Poca chicha para emborronar ese cuaderno con el que el emisario del Bayern trataba de descubrir algún secreto que se le hubiera podido escapar a un viejo zorro como Jupp Heynckes de cara al gran duelo frente al Bayern del próximo martes. Toda lectura extraída ayer en el Camp Nou toma como referencia el choque del Allianz Arena. Jugaron de inicio Valdés, Alves e Iniesta -este último, una hora-, trinidad indiscutible en Múnich. Messi y Piqué, que también serán titulares en la capital bávara, quedaron fuera de la lista. Mientras que Jordi Alba, Bartra, Xavi o Pedro ocuparon el banquillo de inicio para minimizar todo riesgo ante el gran reto del año. Quien no descansó ni un minuto frente al Levante fue Villa, al que su empeño sigue sin bastarle para carburar al mismo ritmo que sus compañeros. El delantero asturiano, sobrepasado por Alexis en los últimos tiempos, no pudo más que jurar en arameo cuando el sorprendente Keylor Navas desvió su lanzamiento de penalti. 

Pasaban tan pocas cosas en el partido que no quedaba más que deleitarse con las palomitas del portero costarricense del Levante y gastar el tiempo preguntándose si Undiano Mallenco había acertado o no al concluir que la entrada de Diop sobre Iniesta merecía el castigo de penalti. Pareció que el senegalés cometía la infracción desde fuera del campo, por lo que el colegiado habría errado en su decisión. 
El atasco en la zona ofensiva fue monumental, por mucho que Iniesta intentara sortearlo de todas las maneras posibles. Imperceptibles Thiago y Tello tras sus fogonazos en Zaragoza, el estadio barcelonista, al menos, podía congratularse ante el excelente nivel ofrecido en el centro de la defensa por Abidal, titular 420 días después. Ni siquiera pagó el francés la interinidad de un entramado defensivo formado por hasta cuatro laterales. 
Viendo que el segundo acto amenazaba con las mismas dificultades, Tito acabaría echando mano de Xavi, Pedro y Alexis para que aclararan el panorama y permitieran a Cesc cerrar el partido con un disparo cruzado. Los azulgrana cuentan ya los días para celebrar su cuarta Liga en cinco años.

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