martes, 6 de agosto de 2013

El jugador mejor pagado de la liga Americana de béisbol ha sido suspendido por dopaje


El béisbol, un deporte y un negocio que mueve fortunas en los Estados Unidos, sufre un golpe directo a su línea de flotación. Álex Rodríguez, tercera base de los históricos New York Yankees y jugador mejor pagado de la Major League Baseball con un sueldo de 30 millones de dólares por temporada (equivalente a 22 millones de euros), recibió ayer la mayor suspensión de la historia de la competición: 211 partidos. O lo que es lo mismo: una temporada y media, dada la enorme carga de jornadas en el calendario de la Liga. 
A Rodríguez, de 38 años, 14 veces All-Star y quinto mejor bateador de la historia con 647 home runs, se le acusa de posesión y uso de testosterona y hormona del crecimiento durante «múltiples años», además de obstrucción a las investigaciones que la MLB ha llevado a cabo en los últimos meses. 

La estrella de los Yankees es la punta de lanza del llamado ‘caso Biogénesis’, que implica, de momento, a otros 13 jugadores que habrían recibido tratamiento con la hormona del crecimiento en la clínica Biogenesis of America de Florida, y que también han recibido sanciones de entre 50 y 65 partidos. 
No es la primera vez que Rodríguez está relacionado con una trama de dopaje. Profesional desde 1994, pasó seis años en Seattle, antes de jugar tres temporadas en Texas y terminar siendo la estrella de los New York Yankees, hace ya nueve campañas. 

En una entrevista concedida en 2009, el jugador reconoció haberse dopado sistemáticamente durante sus tres años en Texas. No fue el único. De hecho, 103 jugadores más dieron positivo en 2003 en unos tests internos de la Liga que tenían por objetivo determinar si el dopaje era un problema en la competición y si, por tanto, era necesario el establecimiento de controles. La respuesta fue obvia: lo era. 
Entonces no fue sancionado, pero su nombre quedó señalado para muchos. «En aquel momento el béisbol era una cultura diferente. Yo era joven, estúpido y lo único que quería era demostrarle a todos que podía ser uno de los mejores jugadores de la historia», trató de justificarse. 

Ahora, consolidado y casi en el fin de su carrera, marcada por las lesiones en los últimos años, su caída puede ser definitiva y simbolizar una nueva era en la persecución del dopaje en las ligas profesionales norteamericanas. Una batalla que viene de largo y que parece prosperar.

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