jueves, 8 de agosto de 2013

Guardiola quiere relajar su entorno


«Me encantan los veranos porque nunca pierdes partidos». Roy Evans, uno de los míticos entrenadores del Liverpool, se refería así a la pretemporada, la mejor época del año. No había presión. Todo era afable y bonito. Nadie se enfadaba y los directivos todavía no pensaban en ceses prematuros. Inclusos los jugadores sonreían ante una posible suplencia. Sin embargo, esos matices, se pierden con el inicio de la campaña. Como bien demostró Pep Guardiola tras su primer partido oficial, aunque fuese ante un equipo de cuarta división en la Copa de Alemania. «Sé en que club estoy y no es fácil. Siempre tienes que ganar», previene, poniéndose una coraza, por si... 

Ganar es lo que se le lleva pidiendo desde que llegó. El Bayern no cuestiona ni su estilo de juego ni el esquema. Lo que le importa al club son los resultados y por ende la consecución de las tres grandes competiciones: Champions, Bundesliga y Copa. Es la trinidad que se le exige a Pep, que ya ha comenzado a notar la presión: «Tengo que aceptarla. Todo el mundo quiere más, más y más». Sobre todo, después de que Heynckes consiguiera el triplete el año pasado. Es el estigma principal que persigue a Guardiola, su fantasma. Más aún después de perder la Supercopa ante el Dortmund, en la primera evidencia de que la perfección es escurridiza. A pesar de que las críticas por parte de los medios todavía sean débiles, el catalán ya se protege ante lo que está por venir: «Apenas hace seis, siete semanas que estoy aquí. Tengo sólo 42 años y cinco como entrenador». 

Sus cuatro cursos en Barcelona quedan olvidados, independientemente de que consiguiera 14 títulos. En la entrevista posterior al choque de Copa con la televisión que retransmitía el partido, se mostró como un recién llegado: «Soy un técnico normal no un súper súper entrenador». En Múnich, en cambio, sabe que el clima no va a ser tan cordial como en la Ciudad Condal. Por el momento no ha habido críticas, pero en caso de perder, sabe que va a encontrar más oposición por parte de la prensa, algo descolocada por su política de comunicación. Tanto Heynckes como la gran mayoría de sus antecesores en el cargo solían hablar de dos a tres veces con cada medio a lo largo de la temporada. Con Guardiola eso ha cambiado. Él no va a dar entrevistas, salvo a las que obligue la televisión. Y al mismo tiempo, ha cerrado la puerta de gran parte de los entrenamientos. 

La presión, como hiciera Mou-rinho en el Madrid, la está asumiendo directamente él. Guardiola es el protagonista en el Bayern. Desde que llegara, su impacto ha sido tal que las informaciones deportivas se titulan con su nombre, no con el de los jugadores. Ha desplazado a la plantilla, dejándola en un segundo plano en busca de quitarles esa presión de la que tanto habla y rebajando las expectativas: «Parece que tenemos que ganar todos los partidos por siete u ocho a cero y es algo imposible». Toda una declaración de intenciones antes de que comience la verdadera competición. El próximo viernes, en casa, el Bayern debuta en la Bundesliga contra el Borussia Mönchengladbach.

0 comentarios:

Publicar un comentario