martes, 4 de diciembre de 2012

El Betis es el cuarto clasificado



El pasado 23 de noviembre, ni hace 10 días, vísperas del duelo con el Real Madrid, el Betis era un equipo cadáver, mancillado para la historia por el Sevilla, sufridor de una manita en el Sánchez Pizjuán, fustigado por su afición, con los entrenamientos protegidos por la policía, amenazado de hecatombe... 
Aun hoy, al cabo, es de subrayar que el Betis cuenta con más goles en contra (24) que a favor (23), que es uno de los cinco equipos que menos chuta a puerta del campeonato o que el entrenador, Pepe Mel, ha utilizado a casi una treintena de jugadores, incluidos tres porteros y varios chicos del filial. 

Mel, que hace un mes se declaró notoriamente insatisfecho con el juego del equipo, tan alejado del brillante fútbol que tan popular le hizo el curso pasado, echaba de menos la mejor versión de sus estrellas. Beñat, un futbolista de talla mundial, pasaba por los partidos con elegante levedad. Rubén Castro, su goleador fetiche, apenas cargaba hasta entonces tres tantos... 
Todo eso es el Betis. También es el cuarto clasificado de la Liga. 

Ni 10 días después, aquel Betis hundido y trabucado, pero al toque del manquepierda, con pulmón espartano y duende currista, batió al Real Madrid. Con gol de Beñat. A continuación le remontó al Valladolid para meterse en los octavos de la Copa. Con gol de Rubén Castro. Y ayer imperó en el estadio de Riazor, ganó un partido divertidísimo y se alzó al cuarto puesto de la Liga. Con dos goles de Castro, que lleva seis en los seis partidos que ha jugado en el último mes. 

El delantero es uno de los símbolos de este Betis, tan Betis, tan inexplicable. Igual de alucinantes son los registros que, ya en la treintena, y después de una larga carrera de decepciones, está logrando el delantero canario en su paraíso verdiblanco. 26 goles para el ascenso, 16 el pasado curso de la consolidación en Primera, ocho ya a estas alturas, el mejor anotador nacional (igualado con Aduriz, del Athletic). 
El Deportivo de la Coruña era el penúltimo equipo que se le resistía a Rubén (que, por cierto, no lo pasó nada bien en su periplo en La Coruña). En su cinto ya solamente falta la muesca del Rayo Vallecano, otro de sus ex. 

Cerró la victoria en Riazor Joel Campbell, atacante cedido por el Arsenal que, hasta el momento, había tenido una participación marginal. El costarricense se marcó uno de los goles de la jornada, con un zapatazo de zurda a la escuadra. «Es uno de nuestros secretos, todos aportan», revela Mel, que echa la pelota al suelo: «Ni soñábamos con esto. Que la afición lo disfrute. Nosotros ya estamos esperando al Barça». ¿Hay algo imposible para el Currobetis?

0 comentarios:

Publicar un comentario