lunes, 31 de diciembre de 2012

Gana el mismo año cuatro carreras de 250 kms



La maratón es, para muchos, el límite de la hipérbole del atletismo popular. Son 42 kilómetros y 195 metros con los que decenas de miles de aficionados sueñan al trote. Normalmente demasiado; a Vicente García le aparentó poco. Hace poco más de un lustro pasó de correr alguna carrera corta, máximo una media maratón, a completar marchas de kilómetros, decenas y decenas hasta sumar centenares. 

Este año ganó las cuatro carreras extremas, 250 kilómetros en seis días sin ayudas, que cruzan algunos de los desiertos más extensos de la Tierra: Atacama, el Gobi, el Sáhara y, para rematar, en la Antártida. Es el primero que lo ha logrado. «Solía hacer ejercicio, mi profesión, bombero, lo requiere, pero no me centré en correr hasta que en 2006 un compañero me invitó a una carrera de 185 kilómetros por etapas en Argelia y me enganché al ultrafondo», comenta el alcoyano, que añade: «Este año empecé en Atacama, fui a probar, pero gané, me animó mi patrocinador, Wild Wolf, y acabé venciendo en las cuatro. Son carreras muy complicadas, no sólo por la distancia sino por tener que ser autosuficiente. Hay que llevar la tienda, la comida, el botiquín… nueve kilos en total, y son habituales las lesiones. En el Sáhara, un canadiense me aventajaba pero se tuvo que retirar con la entrepierna en carne viva». 


Las carreras las forman cuatro días completando 45 kilómetros, una etapa reina de unos 85 y una última jornada de 20 kilómetros. García, que suele partir entre unos 170 rivales, admite que el exceso de carreras pueda ser insano. «Sé que estoy entre el beneficio y el perjuicio. El ultrafondo exige al cuerpo mucho y quizá algún día deba pagar algún precio. Si tengo alguna lesión por tanto tute la asumiré, porque esta experencia me ha dado muchísimo», finaliza, ya pensando en 2013, en correr en Islandia y en el Cañón del Colorado. Quizá demasiado o quizá poco.

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