Leo Messi es juego y gol
Leo Messi supera a Gerd Müller, pero quien realmente es Müller es Radamel Falcao. El colombiano es remate puro, ariete a la antigua, como el Torpedo o el Cañoncito Pum, Pancho Puskas. Messi es otra cosa, es lo que el lenguaje del fútbol, quizás también antiguo, ha reconocido siempre por un 10. El dígito, simbólico, se asociaba a la posición de interior, un rol superado por el fútbol moderno, tanto como a la multifuncionalidad: el 10 construye, el 10 marca.
Eso hace Messi, un 10 por muchas más razones de las que propone su dorsal. Eso hacía Alfredo Di Stéfano, lo que los ingleses llaman ahora un jugador box to box, eso hacía Johan Cruyff y lo mismo puede decirse de Pelé y Maradona. Los dos últimos portaban el mismo dorsal que Messi, frente al 14 de Cruyff o el 9 de Di Stéfano, pero todos, todos reunían la dualidad que distingue a los mejores de la historia: juego y gol. Todos eran un 10.
Con la salvedad de las épocas y de los cambios en el fútbol, el azulgrana tiene en común con los cuatro grandes una ambivalencia que debemos admitir como condición para ascender a ese altar en el que Messi ya se encuentra, en mi opinión. Observado en perspectiva, con el paso del tiempo, su obra, todavía inacabada, ofrecerá pocas dudas. Además de superar a Müller como máximo goleador en un año natural, por ahora con 86 tantos, el argentino es ya el máximo realizador en partidos oficiales en la historia del Barcelona (283), después de pasar a César, que integró una delantera de leyenda en los años 50, junto a Basora, Kubala, Moreno y Manchón. Si se computan los amistosos, el récord es aún de Paulino Alcántara (369).
Con 25 años, incluso la marca oficiosa está sobradamente al alcance de Messi, como las de Cruyff o Maradona como futbolistas de club, 391 y 312 goles, respectivamente. Caso aparte son los 468 tantos de Di Stéfano y, sobre todo, los 714 de Pelé en encuentros oficiales, sin sumar los obtenidos con Brasil. Una barbaridad.
Con Argentina, el azulgrana ha sumado 31, a sólo tres de Maradona y cuatro de Hernán Crespo, pero lejos todavía de los 56 marcados por Batistuta. Sin embargo, el año 2012 ha disparado su productividad vestido de albiceleste, con 12 goles, más de un tercio de su cosecha como internacional, y dos hat tricks. Eso en un curso sin un gran torneo, sea Copa América o Mundial. Incluso con una media menor, en tres temporadas puede alcanzar a Batigol. Más cerca se encuentra en la Champions, torneo en el que Raúl mantiene su posición como primer artillero, con 71 tantos, y en la que Messi ya ha cazado a Ruud van Nistelrooy, ambos con 56. Le separan del récord 15 tantos y en 2012 ha conseguido 13 en la competición. Algo parecido sucede con los goleadores de la Liga, donde los 192 tantos marcados hasta ahora sitúan al argentino en novena posición. El primero es Telmo Zarra (251). Sería ilusorio pensar que todos los años Messi pudiera moverse en el umbral del récord, pero si en 2012 ha marcado 56 en el torneo doméstico, sólo con lograr la mitad habría superado al histórico del Athletic en tres años.
Messi es, asimismo, favorito para ganar su cuarto Balón de Oro, galardón que se concede el 7 de enero. Se trataría del primero que lo consigue, por delante de Cruyff, Michel Platini y Franz Beckenbauer, con tres. Más difícil tendría liderar el capítulo de títulos internacionales. En la actualidad, posee tres Champions, la mitad que Paco Gento, y ningún Mundial, por los tres de Pelé. Hasta que no gane uno con Argentina, pese a todos los récords, no se sentirá completo.
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