No bastó con Gasol
Denver cortó de cuajo el proceso de rehabilitación de unos Lakers aún perdidos en esta liga. Los angelinos volvieron al récord negativo (14-15) encajando una severa derrota ante los Nuggets, con una defensa que hizo aguas todo el partido y que permitió 126 puntos. Una pequeña masacre tras los cuatro cuartos reglamentarios.
Los de Mike D'Antoni buscaban una racha de seis victorias consecutivas que no se había logrado desde los tiempos de Phil Jackson, pero cayeron de forma contundente, reabriendo el manido debate sobre los males de un equipo que apuntaba a contendiente al título y que aún no tiene muy claro si estará en la fase final, tras caer 126-114.
Lo que sobre el cartel, con la llegada de Steve Nash y Dwight Howard, parecía una réplica del espíritu gestado en Miami o en Boston hace unos años a punta de talonario se ha quedado en una enorme decepción por el momento. Nadie confía demasiado en unos jugadores cansados en apariencia, mayores más que veteranos, que dicen algunos analistas. Ha bastado un tropiezo en seis partidos para reabrir las heridas. La del miércoles fue una derrota sin paliativos, que recordó, en parte, a aquella noche fatídica en Dallas que puso punto y final a la carrera de Jackson como entrenador de los Lakers en 2011. Bryant, Gasol y compañía cayeron bajo una lluvia de triples. Doce encajaron en total, además del contundente destrozo bajo tableros, permitiendo 26 cestas entre mates y dejadas en los primeros tres cuartos. «Jugamos con un estilo viejo», dijo el escolta estrella de los Lakers, reconociendo quizá que su estrategia acaparadora no da buenos resultados a largo plazo.
Impresiona, eso sí, a nivel individual, sumando ya 116 partidos en los que ha anotado 40 puntos o más y sumando 10 encuentros consecutivos donde supera los 30 puntos. «Ellos jugaron con mucha más energía, con mucha juventud, subiendo y bajando la pista. Nosotros, en cambio, jugamos con una velocidad menos toda la noche, algo que es un tanto alarmante ahora por la forma en que empezamos el campeonato».
Y eso que se apuntó a la fiesta un mejorado Pau Gasol. Ésa fue, quizá, la nota positiva del partido. Nadie masacró esta vez al pívot ni le culpó de los males del equipo. Jugó lejos de los tableros, como marca la batuta de D'Antoni -de forma equivocada para una gran parte de la grada del Staples Center- y cumplió con creces.
Se apuntó incluso a los lanzamientos de tres, una modalidad en la que no se suele prodigar en exceso. Desde esa distancia convirtió dos, algo que propició una cadena de comentarios en Twitter y de agradecimientos por su versatilidad, por estar siempre dispuesto a sacrificarse por el equipo. Terminó el encuentro con 19 puntos, cinco asistencias y seis rebotes, muy por encima del hombre que le ha desplazado de su ubicación natural, un Howard del que se habló mucho tras protagonizar la primera expulsión de su carrera profesional. Su mano en la cara de Kenneth Faried a falta de cinco minutos para el final del tercer cuarto no hizo dudar a los árbitros: a la calle, lo que dejó aún más desprovista la defensa de los Lakers, un auténtico colador. Mal asunto mientras los vecinos, el pupas de Los Angeles, los Clippers, se hinchan a ganar partidos. Catorce consecutivos llevan y con el mejor récord de la liga, dando un espectáculo que el equipo con más historia y tradición todavía no ha sido capaz.
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