martes, 5 de febrero de 2013

Cuarta victoria consecutiva del Espanyol



Del titubeo a la seriedad en todas las líneas, de los puntapiés y los balones largos al juego en corto, de quemarles el esférico en las botas a menearlo a su antojo, del juego rácano al toque. Los buenos resultados cosechados por el Espanyol desde la llegada al banquillo de Javier Aguirre, han dado paso a otro equipo, a uno que no se abraza al pragmatismo para sumar tres puntos, sino que tutea a un rival de entidad como el Levante, e incluso le somete. Los blanquiazules sellaron su mejor partido de la temporada y obtuvieron la cuarta victoria consecutiva en su fortín.

El Levante, un equipo rápido, capaz de amenazar el área rival con sólo dos pases, mostró sus cartas desde el principio con un gran contraataque, cuando no se había cumplido el minuto 10. Ambos equipos trataban de situarse en el terreno de juego, cuando los granotas robaron un balón en el medio del campo que acabó en los pies de Martins tras una galopada en la que no sólo le ganó la espalda a Colotto, sino que superó a Casilla en la salida. Su chute se topó bajo palos con Héctor Moreno.

Tras esta acción, los hombres de Juan Ignacio Martínez, que encadenan cinco derrotas a domicilio, fueron incapaces de doblegar al Espanyol. Mantuvieron las líneas siempre muy atrás, pero les faltó acierto en ataque. Y cuando amenazaron el área rival, se toparon con Kiko Casilla, titular ayer pese a la recuperación de Cristian Álvarez.

Los primeros goles de sendos equipos fueron demérito del rival. Navarro trató de despejar una falta lanzada por Simao, pero rebotó en la espalda de Iborra y despistó a Munúa. Poco después, una mala cesión de Colotto fue aprovechada por el canterano Rubén para batir a Casilla. El valenciano celebraba su reciente renovación con el equipo.

Con el empate en el marcador, el Espanyol se encomendó a sus hombres de ataque Sergio García, Verdú y Stuani -sustituyó a Longo, de nuevo muy perdido-. Desde que Aguirre desplazara al uruguayo a la banda, la asociación de estos tres jugadores es letal. De hecho, los dos últimos goles pasaron por las botas de los tres. El primero, un testarazo de Stuani servido por Sergio García tras una gran acción de Verdú; en el segundo, fue el uruguayo, en área rival, quien atrajo a la defensa del Levante y acabó cediendo el balón con el exterior a Sergio García, que remató al primer toque raso y escorado a la izquierda. Martins fusiló a Casilla tras un brillante centro de Barkero y puso el 3-2 definitivo en el marcador a sólo ocho (eternos) minutos del final.

Esta vez la suerte no se alió con los granotas, que despertaron a fuerza de golpes y demasiado tarde. No podrán despistarse el próximo sábado y el rival no será fácil. Llega el Málaga al Ciutat.

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