lunes, 4 de febrero de 2013

Cristiano marcó, pero en propia puerta



Han sido tales los hedores posteriores al clásico que las cosas buenas que acontecieron sobre el campo, muchas, parecen haberse ido por el sumidero que lleva a la cloaca. No es posible que el Madrid, sus futbolistas, las hayan olvidado. Simplemente, han decidido que la Liga no es el lugar para recordarlas. Pero larga es la Liga como largo puede ser el tormento. En especial, para quienes no saben convivir con las derrotas, cinco ya. Ni sabe el Madrid, ni sabe su entrenador, ni sabe su estrella, que en Los Cármenes vivió una nueva experiencia: marcar en propia puerta. Para todo hay una primera vez. El goleador del revés es una buena metáfora para describir lo peor de este Madrid de las dos caras. La de la Liga es una pena. Lo dijo clarito Mou: horrorosa.

Si todas las alineaciones cargan un mensaje, no puede decirse que la de Mourinho provocara la descompresión, todo lo contrario. Volvieron Sergio Ramos y Coentrao, que junto a Varane y Arbeloa formaron una defensa de más fuste que la que afrontó el clásico, debido a las bajas. El entrenador sabe que la Liga esta perdida, lo ha dicho, pero mantiene su responsabilidad con el club y la competición. No obstante, anotar los jugadores titulares en una hoja es fácil, lo que ocurre es que la descompensación del torneo, 15 puntos, tuerce los renglones. El Granada enderezó los suyos.

Entre el Madrid del clásico y el de los Cármenes, con Modric por Özil y Di María por Callejón, un suplente por un titular y al revés, la diferencia fundamental era la intensidad de unos futbolistas que atisban ya lo que importa en el horizonte, el Manchester y el Camp Nou, y van a correr los riesgos justos. La incógnita es saber si podrán vivir a dos velocidades, el equipo y el entorno. Los chispazos pueden llegar a partir de los apetitos personales como de la competitividad interna, que es la que fomenta Mou. Una muestra es cómo Benzema y Callejón dejaron a Higuain y Khedira en la ducha en el descanso, después de un primer tiempo del Madrid que fue un plomo, pesado, pesado. Entre los retos personales, ningunos como los de Cristiano, que tiene en el destino, en Messi, a su propio rival. El portugués jugó a pesar de tener un tobillo tocado, hecho que ya pudo mermar su prestación ante el Barcelona. El gol en propia puerta, al intentar despejar un córner excelentemente lanzado por Nolito, fue una desagradable pero anecdótico.

Insistió Cristiano con las faltas y buscó el centro con más insistencia. Cuanto más cerca del arco, más próximo al remate, aunque el primero que pudo embocar entre los tres palos, el delantero y todo el Madrid, llegó casi a la hora del partido. Toño lo despejó. Irse al centro no es siempre lo que más le conviene, ya que su velocidad explota mejor en el espacio de la banda.


A todo el Madrid, no sólo a Cristiano, le faltó movilidad, pese a unos níveles altísimos de posesión, por encima del 70% buena parte del partido, y el aceptable trabajo de Modric, el mejor en el día más gris. El nuevo Granada de Lucas Alcaraz, que debutaba en el equipo de su tierra, dejó al Madrid la iniciativa pero le privó del arma de la contra. Siempre se quedaban atrás cinco hombres. La primera que encontró el equipo madridista, muy avanzado el partido, empezó en el lanzamiento de Diego López. Titular por segunda vez, podemos dar por concluido el episodio de la portería. La segunda parte empezará cuando regrese Casillas. Atentos.

Quienes más practicaron el contraataque fueron los locales, sostenidos por una excelente defensa, aunque su tanto llegara a balón parado. En la ocasión más clara, Aranda lanzó a Nolito, que no llegó al gol porque Arbeloa rectificó a tiempo su error en el trazo del fuera de juego. Aranda y Nolito son dos de los futbolistas que han llegado, junto a Alcaraz, para reactivar al club que preside Quique Pina, alguien que se las sabe todas en este negocio. Buonanotte, del que se esperan los detalles de calidad, jugó únicamente unos minutos.

A pesar de los cambios, concluidos con la entrada de Marcelo, el Madrid no pasó de los amagos de Cristiano, bien resueltos siempre por Toño, sólido y posicionado. Benzema, que provocó las iras de Mou, tuvo un error incomprensible al final. El francés lanzó fuera con la puerta a su merced después de que Callejón pescara en una mala cobertura de la defensa. Como Cristiano, estaba del revés.en la heredera al trono, a sus 12 años, el mismo día en que su padre sea coronado.

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