Montañez quiere vivir su segunda juventud en el Valladolid
Llegó como sustituto temporal de Navarro. Salió prácticamente de la lista del paro aunque jugara cuatro partidos en el River Andorra de la LEB. Román Montáñez demostró a todos que quiere vivir una segunda juventud en Valladolid, el club que le lanzó a la fama tras cinco brillantes campañas. Ayer, en plena fase de desgobierno tras la eliminación de Alex Renfroe decidió tocó asumir dos papeles que en un principio no le correspondían. El primero jugar de base durante varias fases del encuentro y en los tres minutos y medios finales, los llamados 'de la verdad'. El segundo decidir con un triple 'estratosférico' cuando peor pintaban las cosas. Un triple ganador. Un triple salvador. Como alguno de los que dieron antaño la victoria al Fórum Valladolid del pasado. Un triple que vale la renovación, certificada y asegurada, hasta final de temporada.
El Blancos de Rueda se hizo un triunfo trabajado, pese al poco lucimiento, esta vez, por parte del banquillo (Roberto González), pero que se complicó en exceso en el decisivo tramo final con esa quinta personal de Renfroe que dejó descabezado al equipo. Pero afortunadamente el Joventut, poco agraciado también, optó por jugarse el partido a un órdago. Un órdago a la grande con nueve segundos para el final y todo o nada a un triple. Un triple mal jugado (sobre el tapete en la prórroga el desgastado Blancos de Rueda tenía todas las de perder) por parte de Albert Oliver en el último segundo que no entró.
Éxtasis en el Pisuerga. Otra victoria salvadora a la saca de un equipo, de nuevo, magistralmente sujetado por tres jugadores. Hunter, el mencionado Montáñez y sobre todo un Nacho Martín, otras vez con números de americano (y... de los buenos), fueron capaces de minimizar la anarquía de un rival que vive del estado de ansiedad de jugadores que pasan del blanco al negro en un abrir y cerrar de ojos como Ehambe, Quezada o Fisher.
El equipo de Roberto González, liderado por Nacho Martín, autor de once puntos en el primer cuarto, supo aguantar la embestida inicial de un Joventut que intentó hacer sangre desde el poste bajo con el 'gigante' Kuzmic como prácticamente única referencia ofensiva.
El Blancos de Rueda era superior aunque no mandaba en el electrónico. ¿Por qué? Posiblemente por los experimentos, esta vez fallidos, a cargo de su entrenador al regalar minutos al todavía 'verde' Izquierdo. Un 2-10 de parcial puso al Joventut en franquicia hasta una máxima de once puntos (26-37; minuto 16). Afortunadamente allí estaba Nacho Martín para enseñar el camino de la remontada a los suyos mirando de reojo al cielo. Un parcial de 10-0 arregló el desaguisado para comenzar casi de cero (36-39) esta vez con solo 20 minutos por delante.
En el tercer acto el Blancos de Rueda jugó en su salsa ante la desesperación de Salva Maldonado, incapaz de poner orden en un Joventut que se vio obligado a hacer 'cambios a la americana' (tres de una tacada) en busca de respuestas.
El 58-51 del minuto 30 parecía suficiente. Nada más lejos de la realidad porque Nacho Martín, el brazo ejecutor del equipo, recibió descanso para que el Joventut resucitara nivelando de nuevo la contienda (60-60).
Vuelta a empezar. Igualdad, reparto de errores, moneda al aire encaminándose el partido a un cara y cruz. Y todo indicaba que saldría cruz tras la eliminación de Renfroe tres minutos y medios para el final y cuando el Joventut apostó a jugar con dos bases. Dos bases contra ninguno. Pero Ehambe hizo una mala lectura al precipitarse con un triple innecesario tras rebote ofensivo cuando su equipo mandaba 66-67. Y, en la jugada siguiente, apareció la muñeca de Montáñez con un triple apoteósico que vale, sin duda, la prórroga de su contrato (69-67).
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