sábado, 5 de mayo de 2012

Lorenzo no quiere irse de Yamaha.


Una bufanda, regalo de Marco Benaglio, quien cuida de que no le falte nada en el hospitality de Yamaha, y un perfume de Chanel, obsequio de su amigo Ricky Cardús fueron los primeros regalos que recibió ayer. Muchas llamadas, sms, whatsapp y felicitaciones a través de las redes sociales en un día de celebraciones por partida doble. Jorge Lorenzo cumplió ayer 25 años y festejó una década en el Mundial. 



«Era un niño muy nervioso e ingenuo, no sabía nada de la vida ni de las carreras. He cambiado mucho como piloto, pero más como persona», analizó ayer Lorenzo, que tuvo que esperar hasta el sábado del Gran Premio de España para poder debutar porque todavía no tenía la edad mínima exigida. Ese mismo día, el 4 de mayo de 2002, cumplía 15 años y pudo subirse a su Derbi para comenzar su andadura en el Mundial de 125 cc.


 Logró clasificarse en el puesto trigésimo tercero de la parrilla de salida para terminar la carrera en la vigésimo segunda posición. Diez años después y con dos títulos de 250 cc (2006 y 2007) y uno de MotoGP (2010) en su palmarés, el piloto de Yamaha celebró ayer su 25º cumpleaños en el hospitality de Yamaha rodeado de sus mecánicos, su gente más cercana y Lin Jarvis, máximo responsable de competición de la fábrica Iwata. 


«Si él no estuviera en Yamaha, yo no estaría aquí. Él fue quien apretó mucho a los mandamás de la marca para que me ficharán. Le debo mucho a Lin por mi situación actual en este equipo», reflexiona Lorenzo, cuya vinculación contractual con Yamaha finaliza al término de la temporada: «No veo ningún motivo para cambiar de marca, porque siempre me han tratado muy bien y el ambiente en el equipo es extraordinario. Como piloto ambicioso que soy, siempre quiero una moto que me permita ganar. Me gustaría terminar mi carrera en Yamaha». Las negociaciones, que ya han comenzado, marchan por buen camino.

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