lunes, 10 de junio de 2013

Ferrer asume su derrota


«Es curioso, ¿verdad? He perdido la final, pero mañana yo seré cuarto del mundo y él sólo quinto», se consolaba ayer David Ferrer (Jávea, 1982) después de claudicar en Roland Garros ante Rafael Nadal. «Rafael no tuvo fallos, fue mejor y más regular que yo», reconocía. «Claro que la pista húmeda no permitía un juego fuerte. Y eso contra Nadal es un handicap porque, para ganarle en tierra batida, hay que jugar con mucha agresividad. Pero si el suelo es lento, la hazaña resulta más difícil, porque él tiene más potencia que yo». 

No parecía decepcionado Ferrer tras su derrota en dos horas y 16 minutos ante el ya ocho veces campeón del Torneo de los Mosqueteros. Era su primera final en un Grand Slam y eso es ya de por sí un premio. De hecho, ni siquiera se puso especialmente tenso. «He pasado más nervios en Copa Davis», apuntaba. 
¿Se imaginaba el partido así?, le preguntaron en la rueda de prensa posterior al encuentro. «¡Desde luego que no esperaba gente coreando consignas ni un tipo semidesnudo saltando al campo con una bengala! Han ocurrido cosas raras, pero eso no ha llegado a desconcentrarnos, aunque Rafa estaba un poco asustado», bromeó el levantino. 

La víspera, David había fijado sus ambiciones en «hacer un final digna». El domingo, tras encajar un 6-3, 6-2 y 6-3 en la pista Philippe Chatrier, no se hacía mala sangre. «El partido ha sido más disputado de lo que refleja el resultado», señalaba. «Luego la lluvia no han puesto las cosas fáciles. Lo he intentado y ha habido momentos buenos. Pero Rafa ha sido superior. Tiene la mejor mentalidad y un físico prodigioso. Puede jugar dos días antes cinco sets contra Djokovic y hoy [por ayer] ganar una final como si nada». 

«Ferrer tiene un saque más flojo que Serena Williams», se había atrevido a decir de él María Sharapova cuando, tras perder su trono parisino, le pidieron que hiciera un pronóstico sobre la final individual masculina. «¿Cómo podría triunfar Ferrer donde Djokovic ha fracasado?», se preguntaba al respecto el sábado L’Équipe. Efectivamente, el saldo de partidos disputados entre ambos (19-4 a favor del manacorí) no daba pie a la esperanza. Además, David había caído en los dos últimos esta temporada y encajando dos descorazonadores 6-0 en Roma y Madrid. Y aún así, no se amedrentó. 

Pero Roland Garros es ya historia pasada para este tenista humilde y esforzado que, a principios del año, dijo que sería difícil mejorar su temporada de 2012, y aún así sigue progresando. A los 31 años el reciente campeón de Auckland y Buenos Aires todavía aspira a más y parece que Francia se le da bien últimamente, tras haberse impuesto en el último París Open y hacer ayer un digno papel ante su compañero de Copa Davis, junto al cual ha ganado ya tres ensaladeras. 

Con esa tenacidad que le alababa durante la retransmisión la televisión gala, su próximo reto será llegar a semifinales en Winbledon, donde en 2012 cayó en cuartos ante Murray y que es el único de los cuatro grandes en el cual no ha logrado ser más que cuartofinalista.

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