martes, 25 de junio de 2013

Nadal recibe un batacazo


«Todo lo que podría decir son excusas», se lamentó ayer Rafael Nadal tras el mayor batacazo de su carrera profesional: eliminado a la primeras de turno en Wimbledon por el belga Steve Darcis: 7-6 (4), 7-6 (8) y 6-4. El fantasma del checo Lukas Rosol, que le venció en estas mismas pistas hace un año, pesó sin duda en el recuerdo del hoy número 5 mundial, que venía de conquistar su octavo Roland Garros y de completar una espléndida reaparición con siete títulos. 

Cayó ante el número 135 y en primera ronda: lo nunca padecido por el manacorí en un major en toda su carrera. «No quiero hablar de mi rodilla, tan sólo quiero felicitar a Darcis, que jugó un partido fantástico», se excusó Nadal por la vía rápida después de la derrota, sin dar más explicaciones y pese a la aparente cojera con la que mordió la hierba en los últimos juegos. «No tengo ninguna lesión que revelar, ni tengo nada que no tuviera antes de venir a Wimbledon. Di el cien por el cien de lo que tenía». 

El bicampeón de Wimbledon no quiso tampoco entrar al trapo sobre su falta de preparación en hierba, sin ningún torneo de transición desde la tierra batida, como era su costumbre antes de la lesión en el tendón rotuliano de la pierna izquierda que cortó de cuajo su temporada el año pasado y le impidió participar en los Juegos Olímpicos en estas mismas pistas. «Es difícil adaptarse a la hierba cuando no puedes prepararte antes», llegó a reconocer. «No pude encontrar mi ritmo […] La hierba es muy difícil porque tienes que jugar más bajo que en el resto de las superficies». 

«Esto es deporte: a veces jugamos mejor y a veces peor que el rival y por eso perdemos», añadió Nadal, encogiéndose de hombros. «Hice todo lo que pude, pero no fue posible. No he tenido mi fuerza habitual para dar la vuelta al partido». El español cerró su cuenta con 22 golpes ganadores, frente a los 51 de su rival. Una parte de la platea de la pista número uno de Wimbledon confiaba en su prodigiosa capacidad de recuperación, pero otra se entregaba a Steve Darcis, que supo ganar terreno golpeando plano y con decisión. 


El David belga disparó con tino la onda en los dos tie breaks, en los que Nadal (que tuvo incluso un bola de set en el segundo) llegó a bordar la desesperación y a estrellar su impotencia contra la red. Darcis sólo tiene dos títulos menores en su carrera (Amersfoort, en 2007, y Memphis en 2008). Su mayor gesta, hasta ayer, era llegar a la tercera ronda de Roland Garros, además del triunfo ante Berdych en el primer turno de los últimos Juegos, la única advertencia seria de sus posibilidades en esta superficie. 

Nadal adelantó que piensa ya en el Open, aunque el fuera de juego en Wimbledon puede obligarle a alterar sus planes. «No me gusta perder en primera ronda, pero desde el punto de vista mental es más duro caer en una semifinal o una final porque estás más cerca del objetivo».

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