jueves, 27 de junio de 2013

Virginia Berasategui se dopó


EPO. Tres siglas que destrozan la trayectoria de cualquier deportista. La tentación de la eritropoyetina ha sepultado carreras prometedoras, rachas de victorias asombrosas y otras vidas deportivas en decadencia, pero rara vez se vio un caso como el de Virginia Berasategui. Esta triatleta bilbaína había decidido, a sus casi 38 años, retirarse al final de la presente temporada. Ya no tenía nada que demostrar en el Bilbao Triahtlon, celebrado el pasado 18 de mayo, pero su mal estado físico y mental –así se excusa, al menos– le llevaron a echar mano del dopaje para levantar los brazos por última vez ante sus vecinos. Se embolsó 3.500 euros de premio, ante quienes más la veneran y la han visto siempre como un ejemplo de superación y de esfuerzo. 

Ella misma reconoció ayer su culpabilidad, después de que el pasado 15 de junio el periódico El Mundo desvelara el resultado positivo del análisis. Pidió el contraanálisis en primera instancia, pero ha decidido no darle cabezazos al muro de la verdad. «No voy a apelar porque sé de mi culpabilidad. Podría haber intentado buscar causas externas, pero ¿para qué? Quiero seguir siendo sincera y honrada», explicó. 


Su caso ha creado verdadera conmoción en Bilbao. En 2011 recibió la distinción de Ilustre de Bilbao y en 2012 fue la pregonera de la Semana Grande de la ciudad, siempre de la mano del alcalde Iñaki Azkuna, que incluso le acompañó el día en que la triatleta anunció que 2013 iba a ser su último año en activo. Un icono en el País Vasco. Entre sus 15 patrocinadores, cinco públicos o con vinculación institucional: Euskaltel, Bilbao, Bizkaia, Basque Team y Laboral Kutxa. También a ellos se dirigió ayer: «Pido perdón a toda la gente que he defraudado, a mis patrocinadores, a las instituciones, a los triatletas, a los aficionados...», relató entre sollozos, lágrimas... 


Virginia Berasategui había dedicado 25 años de su vida al triatlón, con logros tan excepcionales como un Mundial y dos Europeos en Larga Distancia (4 km. a nado, 120 km. en bicicleta y 30 km. corriendo). Además, fue la primera española en conseguir un podio en el prestigioso Ironman de Hawaii (3,86 km. de natación, 180 de ciclismo y un maratón). Años antes, su padre Javier había sido el primer español en terminar esa prueba. Y años después, en 2008, el vitoriano Eneko Llanos se convertía en el primer español en subir al podio. Ayer, Llanos le regalaba a su paisana: «Decepción total, Virginia. No hay justificación que valga. Ahora nos pides perdón». 


Su carrera ya había tenido un borrón, cuando en 2005 dio positivo por EPO en el Ironman de Lanzarote, que resultó como falso positivo por errores en el procedimiento. Esa sombra y la de su preparador Iñigo Mujika, colaborador durante mucho tiempo del doctor Sabino Padilla, siempre sembró de dudas su carrera. «Me alegro de que tengamos un sistema antidopaje que nos permita tener atletas limpios en nuestras carreras», dijo en Twitter su encarnizada rival sueca, Asa Lundström. Ahora es ella la ganadora del último Bilbao Triahtlon mientras la ciudad busca nueva novia.

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