martes, 18 de junio de 2013

Pelé admita a Iniesta


«¡Zig zag, zig zag...!» Pelé trazaba con la manos los movimientos de Iniesta mientras hablaba con pasión, en una conversación en Madrid, sobre el futbolista que más le colmaba de España y en el que decía, por momentos, observarse. A muchos de sus compatriotas les sucedió lo mismo durante el primer tiempo de la campeona del mundo contra Uruguay, el último dominador de la Copa América y tercero en Sudáfrica. El centrocampista fue la ejemplificación de una identidad, el príncipe de «o jogo a imitar». 

De esa forma se expresaba el Diario de Pernambuco en el día después, aunque en Brasil continúen apresados a un tópico que significa todo lo contrario: la furia. A los españoles más pacientes los llaman «furiosos». Nunca lo escogeríamos para definir a Iniesta, ciertamente, que después de su excepcional acto, en un primer tiempo comparable a los grandes partidos de la selección, ante Rusia en la Eurocopa de 2008, en la semifinal del Mundial contra Alemania, en 2010, o en la final de Kiev frente a los italianos, el pasado año, hablaba como un niño sentado frente a su Colacao. Apenas se refirió a sí mismo, a pesar de ser declarado MVP, y tan sólo dijo que «el partido ha sido muy bueno. En la primera parte hemos movido el balón de lado a lado y hemos encontrado a gente por dentro, pero la humedad y el calor nos han pasado factura después». 

El desgaste puede llevar a Vicente del Bosque a realizar cambios ante Tahití, el próximo jueves, por tratarse de la selección más débil del torneo y dada su voluntad de que jueguen todos los convocados, si es posible. En el debut, de momento, consiguió resolver algunas de las dudas con las que llegó la selección. La primera, la de la portería, al decidirse por Casillas en una medida en la que la jerarquía y la estabilidad se impuso a la punta de forma. Además, la posición de Busquets como único pivote ofreció estabilidad y permitió un centrocampista más, Cesc, clave en combinación con el goleador Soldado. Buenas sensaciones y conclusiones camino de Maracaná, aunque no todavía de la final. Neymar dice que sueña con un desenlace contra España, más brasileña que la propia Brasil.

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