lunes, 29 de octubre de 2012

Ferrari arropa a Alonso



La noche del pasado sábado se estiró hasta la madrugada en el hotel de Ferrari arreglando los malentendidos que habían surgido horas antes entre la escudería y su piloto líder. La frase de Fernando Alonso, donde mencionaba al diseñador estrella de Red Bull como elemento decisivo en el salto de calidad de Vettel, hirió sensibilidades en la Scuderia. El objetivo, según el entorno del piloto, era lanzar un pellizco al rival alemán. Sin embargo, en algunos sectores del equipo el comentario se tomó como una queja, en la que Alonso echaba de menos la ausencia de un ingeniero como Newey en sus filas. 

Desde Ferrari, por su parte, se recalcó que el coche estaba para llegar más arriba que la quinta plaza firmada por el español en la sesión de clasificación. Un reproche que dolió a Alonso y a su gente. Antes de responder a través de las redes sociales (recordando los problemas técnicos de evolución del monoplaza) y entrar en polémicas en plena lucha por el título, el asturiano respiró hondo y se centró en la carrera. Tras recibir algunas disculpas en privado, ayer volvió a ser arropado en bloque tras firmar un brillante gran premio. «Asombrosa carrera de Fernando», expresó Stefano Domenicali, el director de la marca de Maranello. «Otro día fabuloso en su magnífica temporada», resaltó, por su parte, Pat Fry, jefe técnico que el día anterior había dicho que no se habían «cumplido los objetivos» sobre la pista. 

En su análisis posterior, Alonso volvió a pedir a su equipo mejoras para el coche, porque el tiempo se acaba. «Necesitamos un salto adelante y nuevas piezas que nos permitan competir con Red Bull los sábados», comentó en referencia a los problemas del Ferrari para conseguir buenos puestos en la parrilla de salida. Así y todo, el convencimiento del español no decae. Confía en su equipo, en sus manos y las hadas de la F1, en deuda con él desde 2010, cuando perdió el título en el último minuto. «Siento al 100% que podemos ganar», insistió, mientras Domenicali se agarraba a la gloria futbolística italiana para explicar que las sorpresas son posibles. «Recordad el Mundial de fútbol de 1982, cuando nuestra selección no era la favorita y acabó ganando».

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