David Ferrer imparable
No hay quien pare a David Ferrer, dispuesto a envidar también en la Copa Masters londinense. Campeón en los dos últimos torneos, ambos en pista cubierta, recién lustrada su vitrina con el primer Masters 1000, el español debutó el martes con éxito en su cuarta comparecencia con los ocho mejores del curso. La tarea se las traía. Dos días después de la final de Bercy, llegaba Juan Martín del Potro, con el aval del título de Basilea, pasando por encima en la final del mismísimo Federer, y unos intimidatorios registros de 18-2 en sus presencias este año bajo techo. Ferrer ganó por 6-3, 3-6 y 6-4, en dos horas y 15 minutos.
Tres victorias consecutivas ante el argentino en las citas más próximas añadían credibilidad al subcampeón de 2007, que encadenó éxitos frente a Delpo sobre hierba, pista dura y arcilla. Obligado a correr de punta a punta a lo largo del primer set, Del Potro recuperó su sitio en el segundo gracias a una pequeña tregua física de su rival. Pudo pegar estático, circunstancia que convierte su tenis en demoledor.
Lejos de capitular, Ferrer cobró pronto vida y rompió en blanco en el segundo juego del segundo parcial, abriendo una brecha determinante. Poco importa que sea el jugador con más partidos en el circuito -73 victorias y 14 derrotas-, mantiene un tono admirable, que permite confiar en su proyección como semifinalista. El resto, uno de sus principales fundamentos, volvió a marcar distancias contra un consumado sacador, al igual que sucedió la pasada semana ante rivales dominadores con su primer impacto. Delpo rescató el servicio perdido, pero volvió a cederlo en el último juego, viendo cómo el español se le lanzaba a la yugular.
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