Alonso desconcertado
Desconcierta este Ferrari de 2012 a Fernando Alonso. Le aturde y, a la vez, aumenta su frustración, al comprobar cada gran premio los dos rostros que esconde. El jugo que logra sacarle los domingos, a golpe de riñón y de talento, no brota los sábados, donde la máquina no es rival para el Red Bull de Sebastian Vettel. Últimamente, cada carrera comienza hipotecada por posiciones peligrosas en la parrilla, salvadas por su labor y por la gestión de carrera de su equipo. El español está firmando uno de sus años más completos al volante, el coche sale bien bajo el semáforo, las paradas en boxes se realizan sin errores y las estrategias funcionan (ayer la ensalzó el piloto español). El engranaje está afinado, pero el arma principal se ha quedado atascada mecánicamente.
Tras un llamativo progreso en la primera mitad de campeonato, desde septiembre el F2012 ha frenado su evolución. «Algo sumamos, pero el resto también, por tanto, estamos igual», explicaba Alonso anoche en rueda de prensa. Así y todo, peleó por la victoria con Raikkonen hasta la última curva. Aunque salía sexto, navegó en el podio desde la segunda vuelta, al superar a Button en los primeros metros y Mark Webber con un adelantamiento espectacular en la recta de meta, rozando casi el muro. Más tarde sobrepasó a Maldonado, mientras Lewis Hamilton caía hasta el abandono por culpa de una avería de motor. El inglés, que esta temporada enlaza en la pista una desgracia tras otra, tuvo un recuerdo para Vettel cuando finalizó el gran premio: «Seguramente sea el tipo con más suerte de la Fórmula 1».
Alonso no mencionó el azar como un factor de ayuda a su adversario por el título. Bien sabe que la F1 es traicionera y que tanto da como quita cuando menos uno se lo espera. Ayer mismo a punto estuvo de acabar fuera del asfalto en las últimas curvas, con las gomas gastadas y el coche dando latigazos. Atacaba a la desesperada a Raikkonen, al que restaba décima a décima camino de la meta. «Apreté al 150 por ciento, pero no pude más», dijo. Buscaba los 25 puntos del triunfo para recortar 10 con Vettel en la general. Es decir, hubiera quedado a tres del líder, a un suspiro. Ahora son 10 los que tiene que limar en las dos fechas por delante (Estados Unidos, 18 de noviembre, y Brasil, el día 25) y asume que lo tendrá que hacer con un monoplaza inferior. Hay mejoras pendientes, pero no espera ya un salto de calidad del Ferrari.
«Haremos como siempre, maximizar nuestros recursos. Pelearemos con lo que tengamos. Ellos tienen el mejor coche y nosotros el mejor equipo. Cada uno lucha con sus recursos», lanzó hacia su escudería, en un mensaje de unión fundamental para afrontar las dos finales decisivas que llegan. «Si somos honestos con nosotros mismos, debemos reconocer que no somos los más rápidos, pero tenemos nuestros puntos fuertes que debemos aprovechar», según un Alonso que sujeta la bandera del optimismo en la Scuderia. Nadie como él cree tanto en que, a pesar de las dificultades y de partir en desventaja, este sprint final va a terminar en champán. Ni siquiera piensa que necesite ganar una de las dos carreras que faltan. Las cuentas le siguen saliendo en su asalto al título de campeón del mundo.
«Dormiré pensando en que el vaso está medio lleno», apuntó el asturiano que, alojado en el luminoso hotel del circuito, estos días ha tenido que meterse en la cama con tapones en los oídos para evitar la música que llegaba desde el lujoso muelle de Yas Marina.
0 comentarios:
Publicar un comentario